2021
Ministrar a las personas que tienen dificultades económicas
Febrero de 2021


Principios de ministración

Ministrar a las personas que tienen dificultades económicas

¿Cómo podemos ayudar cuando la situación económica es difícil?

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women talking

Ilustración por Allen Garns.

Después de muchos años de dificultades, Oh Jin Sook, una hermana del Barrio Chum-dan, de Corea del Sur, pasó por un difícil proceso de divorcio. A lo largo de este, sus hermanas ministrantes se mantuvieron cerca de ella para ofrecerle apoyo. La presidenta de la Sociedad de Socorro y el obispo comenzaron a ayudar a la hermana Oh, ideando opciones para que ella pudiera llegar a ser autosuficiente. Sugirieron que para que pudiera cubrir sus necesidades inmediatas, como alimentos, ropa, vivienda, etcétera, tal vez tuviera que mudarse a un lugar más pequeño y asequible.

Mientras participaba en un grupo de autosuficiencia sobre cómo iniciar y hacer crecer un negocio, la hermana Oh consideró echar mano de sus talentos abriendo un salón de belleza. Sus líderes y hermanas ministrantes la animaron y apoyaron en sus empeños por abrir un salón.

En un principio, los cambios parecían abrumadores. No obstante, la hermana Oh confiaba en Dios, trabajó con ahínco y con el tiempo abrió su propio salón con el poco dinero que tenía.

Al comenzar, el dinero no era suficiente para sostener a su familia. Sin embargo, el salón de belleza era crítico a fin de que ella adquiriera confianza y valor para saber que podía ser independiente y autosuficiente.

Las hermanas le llevaban comida, la llamaban para darle palabras de consuelo e intercambiaban ideas con ella en cuanto a su nuevo negocio, ministrándola amorosamente de distintas maneras. Un hermano se encargó de imprimir y distribuir miles de volantes para hacerle propaganda al salón. Otros miembros del barrio atendían a los hijos de ella para ofrecerles amor, amistad y apoyo.

Las posesiones materiales de la hermana eran pocas, pero señaló que esa época llegó a ser la más feliz de su vida. Las fuentes de su felicidad eran su fe en Jesucristo y los miembros que le mostraban un amor semejante al de Cristo. Aun en medio de sus dificultades, ella sentía el gran amor del Señor por medio del ejemplo y de la ministración de su familia del barrio.

Sugerencias para ministrar a las personas que tienen dificultades económicas:

  1. Sea amoroso y no juzgue. Tenga presente la advertencia del rey Benjamín en cuanto a juzgar a las personas que enfrentan problemas económicos (véase Mosíah 4:17–19).

  2. Dios desea bendecirnos en lo temporal, así como en lo espiritual. Si mostramos fe al hacer las cosas a la manera de Él, cambiará nuestra vida y la de aquellos que nos rodean.

  3. En nuestros empeños por ministrar, tengamos cuidado de no hacer por las personas lo que ellas puedan hacer por sí mismas ni privarles de la oportunidad de llegar a ser más autosuficientes.

  4. Dar dinero no es la respuesta a todos los problemas económicos. A menudo, el tiempo, el amor u otros actos de servicio son soluciones más significativas. Por ejemplo, ofrecer cuidar a los niños o ayudar con el jardín puede ahorrar dinero en esos gastos. Invitar a la persona a una comida puede ahorrarle dinero en alimentos. Además, el vínculo de amistad puede ser una forma de apoyo y sanación.

  5. Si tiene el deseo de servir, considere su propia situación económica. El Señor nos bendecirá por sacrificarnos a fin de bendecir a los demás, pero se nos aconseja no hacer más de lo que nuestra capacidad nos permita (véase Mosíah 4:26–27). La participación en un grupo de autosuficiencia a fin de aprender más sobre las finanzas personales podría aumentar nuestra habilidad para ayudar a los demás.

  6. Sea sensible y no cruce los límites que no debería al imponer su ayuda en los demás, por muy buenas que sean sus intenciones. Permítales que digan: “No, gracias”, si creen que es lo mejor para ellos.

  7. Brinde servicio sin esperar que se le agradezca. Los problemas económicos causan que las personas se sientan fácilmente humilladas y avergonzadas, lo cual hace que les cueste expresar su agradecimiento. Ofrezca amor y servicio sin ejercer ninguna presión. A veces, ayudar de forma anónima resulta ser un gesto de mayor amabilidad para no herir la sensibilidad de las personas.