2021
¡Feliz día de reposo!
Enero 2021


Mensaje del Área

¡Feliz día de reposo!

El domingo, ¡qué bendición! Cada semana esperamos con ansias este día; buscamos como objetivo abstraernos de nuestras tareas cotidianas y centrarnos en adorar a nuestro Dios. Al comprender que el día de reposo “fue hecho por causa del hombre”,1 podemos reflexionar en cuán beneficioso puede ser este día para los hijos del Padre Eterno. Procuramos elevarnos por encima de nuestras situaciones actuales y cultivar un estado de adoración en Su día santo. Este estado de adoración en el día del Señor tiene varios propósitos, entre ellos, bendecir y fortalecer a nuestras familias, conectarnos con nuestro Creador y aumentar nuestro gozo.

Bendecir y fortalecer a nuestras familias

El domingo, la familia se reúne el temprano por la mañana, la ropa está lista y nos vestimos con nuestras mejores prendas; al salir, alguien ofrece una oración dando gracias por poder ir a la casa de oración, participar de la Santa Cena y reunirnos con los hermanos. Los mensajes, los testimonios, la música y el compartir la fe unos con otros, hace de nuestra experiencia en la Iglesia un tiempo feliz para la familia. Al regresar a casa compartimos los alimentos con sencillez, conversamos de las buenas experiencias y extendemos nuestros brazos de familia al acoger a otros seres queridos de ambos lados del velo. Las visitas, las llamadas, el cariño genuino y la preocupación sincera llenan el día de experiencias que atesoramos hasta que este día Santo se convierte en “delicia”2. Nuestros familiares que ya han partido de esta tierra también esperan nuestra intervención; y este es un buen día para ministrarlos, de esta manera les extendemos nuestro amor y agradecimiento por su legado; hay gozo tanto aquí como en el otro lado del velo .

Conectarnos con nuestro Creador

La conexión con nuestro Creador se fortalece a través de nuestra adoración y reverencia en Su día. Las actividades en las que participamos tanto en la Iglesia como en el hogar son clave para lograr esta comunión. El presidente Nelson enseñó: “En mi juventud estudiaba las listas que otras personas habían recopilado de lo que se podía y lo que no se podía hacer en el día de reposo. No fue sino hasta más adelante que aprendí de las Escrituras que mi conducta y mi actitud en el día de reposo constituían una señal entre mi Padre Celestial y yo. Con ese entendimiento, ya no necesité más listas de lo que se podía y no se podía hacer. Cuando tenía que tomar una decisión en cuanto a si una actividad era o no era apropiada para el día de reposo, simplemente me preguntaba a mí mismo: “¿Qué señal quiero darle a Dios?”. Esa pregunta hizo que mis opciones respecto al día de reposo fueran bien claras”.3

A nuestro segundo hijo, Mateo, le encantaba practicar el básquetbol. Mediante su perseverancia y esfuerzo se convirtió en un muy buen jugador. En su juventud tuvo que decidir qué señal quería darle al Padre con respecto a su adoración en el día de reposo. Las competencias se llevaban a cabo en domingo y su equipo tenía la expectativa de poder contar con él en el campeonato. Decidió no jugar los días de reposo, por lo que por varios años solamente participaba de dos o tres partidos oficiales al año, únicamente cuando había cambio de fechas. Esto lo pondría en desventaja con el resto de los jugadores y su desarrollo en el deporte no sería completo. Sin embargo, llegó el tiempo en que el Señor decidió mostrarle que Él había recibido las señales que Mateo le envió en sus años de juventud, y fue bendecido con la oportunidad de representar a su país, Uruguay, en la selección nacional en competencias internacionales por dos años seguidos. Un año más tarde, durante su servicio misional, Mateo pudo testificar de las palabras de Isaías: “Si retraes del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamas delicia, santo, glorioso de Jehová, y lo veneras, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu propia voluntad ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra”4.

Aumentar nuestro gozo

La participación significativa y semanal de la Santa Cena es la razón del aumento continuo de gozo en nuestra vida. La Santa Cena fue instituida por el Señor mismo para que lo recordemos y establezcamos un “nuevo convenio“5 entre Él y nosotros. Al participar de ella de manera consciente y profunda se convierte en un bálsamo que da de beber al sediento y aligera las cargas del pecado y la tribulación; indica a nuestra mente y espíritu que Él es nuestro Redentor, que en Él hay perdón, que en Él hay salvación. El apóstol Pablo indicó: “Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa”.6 Esta admonición introspectiva es la fuente inicial de nuestros procesos de cambio. No debemos esperar que sucedan acontecimientos dramáticos en nuestras vidas para comenzar el proceso que nos reconcilia con los cielos. Si diariamente tomamos un tiempo para meditar y efectuar examen personal, tal vez no encontremos asuntos extremadamente graves por los cuales debamos arrepentirnos, pero nos daremos cuenta de que nuestras respuestas podrían haber sido distintas, que el tono de nuestras discusiones podría haber sido más armonioso, que nuestras palabras podrían haber sido más dulces, que en ese día podríamos haber sido más honestos o generosos. El proponernos cambiar y hacer las cosas mejor al día siguiente, nos acercará al Señor; su Espíritu bendecirá nuestros esfuerzos y el bendito domingo de reposo llegará. Ese día, extenderemos nuestra mano para tomar del pan y agua y completaremos el proceso que iniciamos al darnos cuenta que debíamos cambiar. Nos sentiremos más apropiados frente a Él y experimentaremos un gozo renovado que proviene de la paz que solo el Señor puede dar. Nos brindará ánimo para seguir adelante, perfeccionarnos en Él y dar testimonio de Su bondad y redención.

Cultivemos un estado de adoración en el día del Señor, en cualquier circunstancia. Las condiciones actuales tal vez no nos permitan reunirnos con frecuencia, pero podemos seguir adorándole al santificar Su día. Al hacerlo nuestras familias se fortalecerán, nuestra cercanía con Dios se hará evidente y experimentaremos gozo en el camino.

Comparto mi testimonio sobre esta bendición y agradezco a nuestro Señor por Su reposo. Lo declaro en Su nombre. Amén.

Notas

  1. Véase Marcos 2:27.

  2. Véase Isaías 58:13.

  3. Russell M. Nelson, “El día de reposo es una delicia”, Liahona, mayo de 2015, 129.

  4. Isaías 58:13–14.

  5. Véase 1 Corintios 11:25.

  6. 1 Corintios 11:28.