2020
Algunos de mis amigos no son una buena influencia. ¿Podemos seguir siendo amigos?
Diciembre de 2020


Preguntas y respuestas

Algunos de mis amigos no son una buena influencia. ¿Podemos seguir siendo amigos?

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girl with friends in background

Fotografía de Getty Images; las personas que posan son modelos.

Comparte cosas buenas

Si son mis amigos, es mi deber ayudarlos a ser mejores, compartir el Evangelio y todas las bendiciones que he recibido al vivirlo. Si no muestran interés en esas cosas buenas, puedo comenzar a perderlos poco a poco. Aunque es difícil, algunas veces es lo mejor que se puede hacer.

Matheus T., 16 años, Minas Gerais, Brasil

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Matheus

Habla sin temor

Mis amigos saben que pertenezco a la Iglesia. Hemos hablado sobre lo que es correcto hacer y lo que no lo es. Ahora, cuando mi amigo está conmigo, se comporta de manera ejemplar y eso me hace feliz. Eso me enseñó que debo hablar sin temor.

Diego R., 16 años, Ciudad de México, México

Sé una mejor influencia

Tengo amigos que no son una buena influencia, pero eso no significa que no les hable. Los trato con respeto y bondad; no los juzgo ni los critico. Sé que los amigos pueden influir en nuestra forma de pensar y actuar e incluso pueden determinar la persona en la que nos convertiremos. Siempre que puedo, comparto el Evangelio con ellos y los invito a las actividades de la Iglesia.

Saireth V., 18 años, Morelos, México

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Saireth

Pon a Dios en primer lugar

No te desanimes si tus amigos no aceptan tu buen ejemplo. La diferencia que hay entre ser egoísta y cuidarse a uno mismo es muy leve. No deberías tener que rebajar tus normas o dejar de lado tus creencias por otras personas; vivimos para agradar a nuestro Padre Celestial, no a nadie más. Ora y escudriña las Escrituras para obtener guía, escucha los susurros del Espíritu Santo y, sobre todo, no permitas que las cosas mundanas te alejen del camino estrecho y angosto.

Riley E., 15 años, Manila, Filipinas

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Riley

Permanecer en lugares santos

De los líderes de la Iglesia he aprendido que tenemos que permanecer en lugares santos, a pesar de que seamos los únicos. Continúa viviendo las normas que te has fijado en tu vida y en tu corazón. Trata de invitarlos a una lección o a una reunión sacramental. Puedes llevar la luz del Evangelio a dondequiera que vayas. Y, sobre todo, muestra el amor del Salvador a cada uno de ellos.

Allanis O., 18 años, Setúbal, Portugal