2020
Un profeta para todos
Diciembre de 2020


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Un profeta para todos

Escuchar al profeta hablar en español me llenó de gratitud y felicidad. El Señor nos habla a través de Su profeta, sin importar que este hable nuestro idioma o no.

El pasado 7 de noviembre, nuestro profeta, el presidente Russell M. Nelson, dirigió unas palabras en el evento cultural “Luz de las Naciones”. Este evento tiene como finalidad celebrar la cultura latina y recordar los orígenes y raíces que constituyen a este diverso pueblo. Al final del evento, el profeta dirigió no solo unas frases, sino todo un mensaje en un idioma que no era el suyo, en esta ocasión en español.

Escuchar al profeta hablar en español me llenó de gratitud y felicidad. Aunque yo hable inglés, el español es el idioma de mi corazón. Es el idioma de mis padres, y el idioma en el que aprendí y prediqué el Evangelio. Constituye gran parte de mi identidad. Recuerdo hablar con mi mamá después del evento y preguntarle qué había sentido al escuchar al profeta hablar en español. Ella me dijo que se sentía feliz, que sentía que el profeta ya no era una persona lejana en un país lejano, sino que estaba mas cerca de ella.

Al escucharla decir esto, pensé en toda la gente que crecí viendo; en todos aquellos hermanos que asistían fielmente a las conferencias generales y servicios dominicales; aquellos que apenas sabían leer y escribir, pero que escuchaban atentamente la voz del profeta. Pensé en la gratitud que ellos sentirían por este acto de amor y apreciación. Pensé en cómo, al igual que mi madre y yo, podrían sentirse más cerca de él.

También pensé en todos los que aún no conocen el Evangelio y están en busca de guía. Pensé en cómo podrían sentir curiosidad e intriga al ver a un líder eclesiástico hablar tan cercanamente con los miembros de la fe. Esto me hizo regocijar. Este sería un medio para llamarlos al conocimiento de su Salvador.

El Señor nos habla a través de Su profeta, sin importar que este hable nuestro idioma o no. En esta ocasión, escucharlo hablar en mi lengua materna me recordó que el Señor nos conoce a cada uno y que el profeta que Él ha llamado no es solamente un profeta en una “tierra lejana”, sino un profeta para mí, para ti, y “una voz de amonestación para toda nación”.