2020
Cómo el poder sanador del Salvador se aplica al arrepentimiento del pecado sexual
Agosto de 2020


Solo para versión digital: Jóvenes adultos

Cómo el poder sanador del Salvador se aplica al arrepentimiento del pecado sexual

Como obispo de un barrio de jóvenes adultos solteros, trabajé con jóvenes adultos para ayudarlos a arrepentirse y purificarse por medio de la expiación de Jesucristo.

Mientras serví como obispo de un barrio de jóvenes adultos solteros, trabajé con muchos jóvenes adultos para ayudarlos a arrepentirse y ser limpios del pecado sexual. Si estás viviendo esta situación, este artículo no trata sobre los pasos del arrepentimiento, sino sobre cómo se aplican a ti el poder sanador de Jesucristo y las bendiciones de Su expiación. Ruego que sientas esperanza al saber cuánto te aman tanto Él como tu Padre Celestial.

Muchos de los jóvenes adultos con los que trabajé tenían un concepto equivocado sobre el arrepentimiento del pecado sexual. Decían cosas como: “Nadie querrá salir ni casarse conmigo porque una vez fui sexualmente activo”, “Siento que no soy digno de nadie porque he tenido dificultades con la pornografía”, “He perdido la oportunidad de casarme en el templo a causa de mis errores” o “Nunca podré enseñar la ley de castidad a otros miembros o a mis futuros hijos porque yo la quebranté”.

Básicamente, no creían que el Salvador realmente pudiera tomar sus “pecados como la grana” y volverlos blancos “como la nieve” (véase Isaías 1:18). Ellos concluyeron erróneamente: “Con mucho arrepentimiento por mi parte y mucho perdón por parte del Salvador, Él puede volver mis pecados del rojo carmesí a un tono rosado”1.

Esos pensamientos no provienen del Padre Celestial; son de Satanás, que quiere que pienses que tu futuro es una causa perdida debido a tus errores. Por el contrario, el Padre Celestial quiere que sientas esperanza a través del Salvador. Quiere que entiendas la doctrina tal y como es: “… tus pecados serán blancos como la nieve”, no rosados.

Lecciones sobre el amor de Dios

La verdad de cómo se siente el Padre Celestial acerca de ti cuando te arrepientes del pecado sexual se puede ver en la parábola del hijo pródigo (véase Lucas 15:11–32). El hijo pródigo es un dramático ejemplo de múltiples pecados, pero el Salvador enseña esta parábola como el peor de los casos para que todos sepamos que el Padre Celestial nos ama a pesar de todo y que la expiación de Jesucristo se aplica a cada uno de nosotros.

A continuación figuran tres lecciones que podemos aprender del hijo pródigo:

  1. Comprender que darte cuenta de que necesitas arrepentirte es el primer paso

Al igual que el hijo pródigo, es posible que hayas tenido un momento de sincera autorreflexión cuando “volvi[ste] en [ti]” (véase Lucas 15:17) y te diste cuenta de que necesitabas cambiar o arrepentirte. Esos momentos no son avergonzantes; son momentos que Dios te da y que pueden brindarte la esperanza de que serás perdonado. Ese es tu primer paso hacia el Salvador.

  1. Comprender que tu valía no ha cambiado

Me imagino que el hijo pródigo, al no comprender el poder del Salvador y las bendiciones de Su expiación, supuso que su potencial, valía y futuro habían cambiado debido a sus pecados. Supuso que regresaría como si fuera solo un “jornalero” más. Pero en verdad, él seguía siendo un hijo amado, de la misma manera en que tú siempre serás una hija o un hijo divino y amado de Dios.

  1. Comprender que el Padre Celestial y el Salvador están esperando perdonarte

Nuestro Salvador describe cómo respondió el padre cuando el hijo pródigo regresó, para enseñarte lo que el Padre Celestial siente cuando acudes a Él: “Y cuando aún estaba muy lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello y le besó” (Lucas 15:22).

Creo que la respuesta del padre sorprendió al hijo pródigo. Lo imagino sollozando, mirando a los ojos de su padre y diciendo: “He pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Lucas 15:21). Pero luego el padre le puso a su hijo un manto sobre los hombros y un anillo en el dedo. No avergonzó a su hijo, no mostró indiferencia, no lo obligó a suplicar y ni siquiera le dio una reprimenda, solo se alegró de que su hijo hubiera experimentado un cambio de corazón y hubiera vuelto a él.

Este es un momento poderoso que sirve para mostrar cómo responde el Padre Celestial cuando das el primer paso hacia el arrepentimiento. Él te está esperando y quiere perdonarte. Tanto Él como el Salvador se alegran cuando acudes a Ellos para que te ayuden a vencer tus pecados.

Las bendiciones del arrepentimiento

Mi papel como obispo era ayudar a los jóvenes adultos a recurrir al poder del Salvador y a las bendiciones de Su expiación. Traté de seguir el ejemplo del amor del Padre Celestial por los valientes jóvenes adultos (algunos de los cuales considero mis héroes) que estaban dispuestos a sincerarse conmigo sobre sus pecados, deseando que el Salvador los purificara. Y vi cómo se produjo esa purificación.

Pero también vi a muchos de esos jóvenes adultos batallando contra Satanás, que les contaba mentiras para mantenerlos esclavizados. Satanás no solo gana cuando pecas, también gana si puede hacerte creer que no vales nada, que estás exento del amor de Dios, y que tu situación es tan imposible que la expiación del Salvador no se aplica a ti. Él gana cuando puede hacerte creer que nunca serás totalmente perdonado de tus pecados.

Pero eso nunca es verdad.

El presidente Russell M Nelson explicó: “Demasiadas personas consideran el arrepentimiento como un castigo; algo a evitarse excepto en las circunstancias más graves; pero es Satanás quien genera ese sentimiento de castigo. Él trata de impedir que miremos hacia Jesucristo, que espera con los brazos abiertos, con la esperanza y disposición de sanarnos, perdonarnos, limpiarnos, fortalecernos, purificarnos y santificarnos”2.

El arrepentimiento es un proceso individual que comienza con una tristeza que es según Dios y que termina con un cambio de corazón y de comportamiento. No es un proceso mecánico ni una lista de verificación, y está al alcance de todos.

Si necesitas arrepentirte del pecado sexual, te invito a comenzar por orar al Padre Celestial y a trabajar con tu obispo o presidente de rama. Aborda el arrepentimiento con una actitud positiva. La expiación de Jesucristo es el don más grandioso que jamás se haya concedido. Con Él, puedes dejar atrás tus pecados y como la nieve ser emblanquecido. Con Él, puedes ser mejor de lo que fuiste. Con Él, puedes avanzar con esperanza y confianza hacia la gran vida que te espera.

Notas

  1. Esta idea de los Santos de los Últimos Días “rosados” surgió del maestro de Instituto Santo de los Últimos Días, S. Michael Wilcox.

  2. Russell M. Nelson, “Podemos actuar mejor y ser mejores”, Liahona, mayo de 2019, pág. 67.