2020
Perseverando con fe hasta recibir las bendiciones prometidas
Marzo de 2020


Perseverando con fe hasta recibir las bendiciones prometidas

Desde hace varias décadas, los miembros de la Iglesia en Vigo han anhelado tener un centro de reuniones propio, y ese momento ha llegado. Algunos de esos hermanos ya no están con nosotros; otros se han ido a otro país o a otra ciudad, pero todos los que han pasado por este barrio y los que actualmente asisten a él han sido parte de este logro por el cual se sienten tan felices.

Agradecemos a todos los presidentes que han dedicado su tiempo y dedicación a servir al prójimo. Presidentes como Salomón Severo Temes Rial, que en los comienzos de la Iglesia en Vigo allá por los años 1984−1985 y 1989 −1991 pudo guiar a su pequeño rebaño a lo que hoy en día somos; o como Francisco Javier Serrano Fernández, quien se desplazó desde la ciudad en la que vivía para poder servir como presidente de rama en Vigo durante el año 1986; Juan Piñeiro, que sirvió como presidente entre 1997 y 1999, siendo joven en la Iglesia pero de gran estatura en el Evangelio. Con su granito de arena, tanto ellos como muchos otros han formado parte de lo que somos actualmente.

Hermanas como Dolores Estévez, Raquel Gularte, Carmen Amorín o Julia Martínez, pioneras y ejemplos de dedicación y servicio a la Iglesia, y un especial agradecimiento a los hermanos que no se mencionan quienes, siendo pioneros o miembros recientes, y después de muchas pruebas y desafíos, siguen participando de las reuniones, compartiendo su testimonio y sirviendo fielmente en sus llamamientos.

Durante los últimos cuarenta y cinco años los miembros tuvieron que trasladarse de local en varias ocasiones, a medida que el anterior se iba quedando pequeño gracias a los nuevos conversos que iban recibiendo al Evangelio y a las familias que iban creciendo hasta llegar a tres generaciones dentro de la Iglesia. Estas nuevas generaciones de niños y jóvenes serán los que tengan las bendiciones de disfrutar de este nuevo centro de reuniones.

El Señor ha dicho que “el campo blanco está ya para la siega” (D. y C. 4:4) y, en los tiempos en los que vivimos, nos damos cuenta de que Su siega se está apresurando con esas personas dispuestas y humildes que están preparadas para oír el evangelio de Jesucristo. Los misioneros trabajan mucho para encontrar y enseñar a tantas de esas personas como les sea posible y los miembros se esfuerzan por dar referencias y ser un ejemplo en todo momento, aun a pesar del adversario.

Nos sentimos agradecidos por estar en Su Iglesia y formar parte de este plan que el Señor ha preparado para nosotros aquí, en esta tierra, con la mira puesta únicamente en la gloria de Dios y llegar a formar una familia eterna.