2019
Jóvenes
Diciembre de 2019


Jóvenes

Imagen
Yona

Fotografía por Christina Smith.

Me encanta el templo porque es un lugar donde realmente se siente el Espíritu. Es un lugar de pureza en el que se siente el amor de Cristo.

Tuve la oportunidad de vivir en los Estados Unidos durante un año. Después de llegar allá, durante un tiempo me sentí sumamente sola. Extrañaba a mi familia y mi casa, pero tenía más dificultades aparte de eso. En la escuela no tenía muchas amistades, me costaba entender el idioma y la cultura, y tenía algunos problemas con la familia con la que vivía.

Incluso en la Iglesia a veces me sentía sola. Quería irme a casa. Tenía muchos deseos de volver a ver a mi familia.

Sin embargo, comencé a pensar en Jesucristo y en la forma en la que Él sufrió por mí. Así que oré y Dios me consoló. El templo estaba muy cerca del lugar donde vivía: a solo seis minutos. Así que decidí ir al templo una vez a la semana y eso fue una verdadera bendición en mi vida.

Las cosas comenzaron a cambiar. Encontré algunos buenos amigos, y Dios hizo posible que permaneciera allí hasta que finalizó el tiempo que pasaría lejos de mi casa. Sé que sentí consuelo gracias a Jesucristo. Él me ofreció ayuda y fortaleza, y eso me dio valor. A veces, las personas creen que la expiación de Jesucristo solo tiene que ver con el arrepentimiento, pero Cristo es también una fuente de gran consuelo. Sé que no hay manera de que yo pueda comprender todo lo que Él sufrió, pero Él me entiende.

Yona C., 17 años, Francia