2019
Invitar a todos de manera natural
Julio de 2019


Mensaje de Área

Invitar a todos de manera natural

Lucas vive en Santiago y tiene 16 años. Asiste a la escuela secundaria, tiene muchos amigos, y le encanta jugar al fútbol. Por donde se lo mire, es un joven normal y feliz. Lucas también es presbítero en el sacerdocio Aarónico y bendice la Santa Cena todos los domingos. Esto significa que él no juega al fútbol con sus amigos ese día, sino que ocupa su tiempo visitando a otras personas, haciendo su historia familiar, estudiando “Ven, sígueme”, y estando con su familia.

Un día, en la escuela, un amigo le preguntó por qué no iba a jugar un partido importante de fútbol el siguiente domingo. Lucas no dudó en responder que, en el día de reposo, él elegía realizar otras actividades que lo bendicen de forma personal, a su familia, y a sus semejantes. Si bien podría haber finalizado la conversación en ese momento, Lucas no lo hizo e invitó a su amigo a ir con él a la Iglesia para ver las cosas que hacía los domingos, tal como bendecir los sacramentos para la congregación.

Su amigo no creía que eso fuera verdad, ya que en su propia iglesia solamente el sacerdote podía hacerlo, pero asistió y lo comprobó por sí mismo. En esa ocasión, sintió el Espíritu y se bautizó pocos meses después.

Todo esto comenzó con una invitación de un miembro fiel a un amigo para “venir y ver”. Es así de sencillo y fácil. Muchas personas están buscando paz y consuelo en sus vidas y pueden sentir esa paz en una reunión sacramental donde reina la reverencia, en una actividad de la Iglesia, o en una noche de hogar. Hay algo que cambia en una persona cuando siente el Espíritu; las Escrituras indican que cuando enseñamos y aprendemos por el Espíritu, todos somos bendecidos.

En Doctrina y Convenios 50:22 encontramos: “De manera que, el que la predica y el que la recibe se comprenden el uno al otro, y ambos son edificados y se regocijan juntamente”.

El escuchar el Evangelio, aprender de Cristo, y al aplicar Su doctrina nos cambia de una forma como nada más puede hacerlo. En Alma 31:5 leemos:

“Y como la predicación de la palabra tenía gran propensión a impulsar a la gente a hacer lo que era justo —sí, había surtido un efecto más potente en la mente del pueblo que la espada o cualquier otra cosa que les había acontecido— por tanto, Alma consideró prudente que pusieran a prueba la virtud de la palabra de Dios”.

La palabra de Dios hace que deseemos hacer lo correcto. Nos conduce a bendecir a otros y ayudarlos en la senda de los convenios. Los cambios más poderosos en la vida de una persona suceden cuando siente el Espíritu, entiende que tenemos un amoroso Padre Celestial, y que podemos regresar a vivir con Él un día.

Y todo comienza con una invitación a “venir y ver”. Cuando yo tenía 14 años y practicaba béisbol en un equipo de Los Ángeles, California, dos amigos que eran miembros de la Iglesia invitaron a mi familia a una noche de hogar. Recuerdo haber sentido algo diferente y poderoso y que le faltaba a mi vida. Estoy eternamente agradecido por el hecho de que Rob y Lane Peterson me hayan invitado a su hogar y hayan compartido el Evangelio conmigo. No sé qué curso hubiera tomado mi vida si ellos no me hubieran hecho esa simple pero amorosa invitación.

Ustedes pueden ser el milagro en las vidas de otros hijos e hijas de Dios si siguen las impresiones espirituales de invitar a todos a “venir y ver”. Ustedes son los elegidos y han sido llamados a fin de ayudar a otros elegidos para que escuchen Su voz y entren en la senda de los convenios (Doctrina y Convenios 29:7). ¡Y todo comienza con una invitación!