Jóvenes adultos
¿Me está guiando Dios?
La vida está llena de decisiones importantes: qué profesión elegir, con quién casarse, a qué universidad asistir, etc. La vida también está llena de preocupaciones cotidianas: decidir la mejor manera de emplear el tiempo, tratar de comprender la doctrina o hallar paz en medio de las pruebas. En definitiva, necesitamos revelación personal. Pero a veces es difícil saber cómo recibirla y cómo reconocerla cuando lo hacemos. Cuando no recibimos respuestas o no las reconocemos, tal vez nos preguntemos: “¿Ha sido el Espíritu o solo una idea mía?”. “¿Por qué me sentí inspirado a hacer eso y luego fracasé?”. “¿Por qué siento que Dios no contesta mis oraciones?”.
Afortunadamente, en “Cómo tomar decisiones: albedrío vs. revelación” (página 44), Erin comparte su anécdota sobre la revelación personal cuando tuvo que tomar una decisión que cambiaría su vida. Si bien Dios desea guiarnos, Él también quiere ayudarnos a aprender a confiar en nuestro albedrío para tomar buenas decisiones.
Aprender el modo en que el Espíritu Santo te habla a ti personalmente es otra parte esencial del proceso de recibir y reconocer la revelación. Puede ser diferente para cada uno de nosotros. En la página 48, muchos jóvenes adultos comparten el modo en que ellos reciben revelación.
En un artículo solo en versión digital, Aspen explica que la revelación personal requiere “ejercitar los músculos espirituales”.
Pensar en el futuro puede resultar abrumador, incluso aterrador, especialmente cuando eres un joven adulto. Pero recordar cómo Dios ha guiado mi vida en el pasado me da valor para seguir adelante y actuar, confiando en que Él seguirá dándome la guía que necesito a lo largo del camino.
Atentamente,
Katie Sue Embley