De la Primera Presidencia
El gran don de Dios
Por el presidente Russell M. Nelson
Del discurso “Demos gracias a Dios”, Liahona, mayo de 2012, págs. 77–80.
Un día, la hermana Nelson y yo vimos unos peces tropicales en un acuario. Los peces de vívidos colores y una variedad de formas y tamaños iban y venían. Le pregunté a la encargada, que estaba cerca: “¿Quién alimenta a estos hermosos peces?”.
Ella respondió: “Yo”.
Entonces le pregunté: “¿Le han dado las gracias alguna vez?”.
Ella contestó: “¡Todavía no!”.
Algunas personas son como esos peces. No son conscientes de Dios y de Su bondad hacia ellas. ¡Cuánto mejor sería si todos pudiéramos ser más conscientes del amor de Dios y le expresáramos gratitud!
Agradecimiento por Jesucristo
Dios envió a Su hijo Jesucristo para ayudarnos. Lo hizo porque nos ama mucho.
Jesús vino para redimirnos.
Gracias a Su expiación, podemos resucitar después de que muramos.
Gracias a Su expiación, podemos volver a vivir con nuestro Padre Celestial para siempre.
Jesús explicó:
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá jamás” (Juan 11:25–26).
¡Este es el maravilloso mensaje de la Pascua de Resurrección! ●
Jesús es mi Salvador
Jesús resucitó en la mañana de la Pascua. Lee los enunciados para averiguar lo que Él ha hecho por nosotros. Colorea un rayo de sol después de leer cada enunciado, y a continuación colorea el resto de la imagen.
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Jesucristo sufrió en Getsemaní y en la cruz para salvarnos de nuestros pecados.
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Jesús murió y resucitó para salvarnos de la muerte.
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Jesús nos dio la Santa Cena para ayudarnos a recordarlo.
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Jesús nos enseñó a perdonar a los demás.
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Jesús nos mostró cómo ser buenos.
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Gracias a Jesús, todos resucitaremos después de que muramos.