2018
Ministrar a la manera del Señor
August 2018


Mensaje de Área

Ministrar a la manera del Señor

En la conferencia de abril de 2018 el presidente Nelson dio un anuncio que penetró el corazón de muchos.

“Hemos tomado la decisión de jubilar la orientación familiar y el programa de maestras visitantes tal como los conocíamos. En su lugar, implementaremos un enfoque más nuevo y santo de cuidar y ministrar a los demás. Nos referiremos a estos esfuerzos simplemente como “ministrar”1.

Ahora lo que tenemos son hermanos y hermanas ministrantes.

Los hermanos ministrantes se organizan en compañerismos, dando oportunidad a los maestros y presbíteros de acompañar a un miembro del Sacerdocio de Melquisedec. En el caso de las hermanas pueden asignar a damitas y laureles para que acompañen a las hermanas adultas.

Aún cuando se nos asignarán familias para ministrar, es importante recordar que lo que el Señor desea que suceda es que aprendamos a ministrar a todos los hijos de Dios: aquellos que nos rodean en nuestras familias, en nuestros trabajos, en la escuela, en la comunidad y aún a los que encontramos diariamente en nuestro camino. Dondequiera que haya un hijo de Dios en necesidad, allí debemos de estar nosotros.

El Salvador dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”2.

En la Guía de las Escrituras encontramos la siguiente declaración en cuanto a ministrar: “Cuando los verdaderos ministros hacen la voluntad del Señor, lo representan a Él en sus deberes oficiales y actúan como agentes Suyos llevando a cabo de esa manera la obra necesaria para la salvación del género humano” (D. y C. 64:29).

¿Hemos pensado si deseamos fortalecer nuestra capacidad de ministrar y qué es lo que haremos?

Por ejemplo:

Deseo aumentar mi capacidad para observar y actuar inmediatamente. ¿Qué hago cuando veo que…

  • alguien bota algo inadvertidamente?

  • una anciana cruza la calle?

  • veo a una persona con el carro detenido cambiando la llanta?

  • encuentro a una persona llorando?

  • alguien está enfermo en mi vecindario?

Por supuesto que hay muchas formas de ministrar, pero a algunas de ellas no les prestamos suficiente atención. Por ejemplo, aunque podemos dar consuelo a necesidades temporales, también podemos llevar gozo y consuelo por las eternidades si decidimos ministrar a aquellos que aún no conocen el evangelio de Jesucristo y les invitamos a escuchar a los misioneros. Todos los días nos encontramos con personas que lo necesitan. El vencer el temor y reemplazarlo por amor a nuestros semejantes nos ayudaría a estar listos cuando las oportunidades se presentan.

También podemos prestar un gran servicio al otro lado del velo cuando nos dedicamos a buscar los nombres de nuestros antepasados y se realizan las ordenanzas de exaltación a su favor.

El presidente Nelson también anunció:

“Esta noche anunciamos una importante reestructuración de nuestros cuórums del Sacerdocio de Melquisedec para llevar a cabo la obra del Señor de manera más eficaz. En cada barrio, los sumos sacerdotes y los élderes se combinarán en un cuórum de élderes”3.

Un cuórum es una hermandad en donde todos velamos por todos. La Sociedad de Socorro es una hermandad. Conocemos a cada uno de ellos no por saludarlos sino por saber de sus preocupaciones, de sus desafíos, de sus alegrías, de sus logros. Nos alegramos con lo bueno que sucede en sus vidas y lloramos con ellos en la aflicción. No solo los vemos sufrir, les damos todo lo que podemos para aliviar el sufrimiento. Aunque en ocasiones un abrazo puede ayudar, la mayor parte de las veces nuestros hermanos y hermanas necesitan algo más que un abrazo.

Oremos con todo nuestro corazón para que nuestro Padre Celestial nos llene de ese amor puro de Cristo4.

El élder Holland dijo en su discurso durante la conferencia de abril del 2018:

“Mientras (el Señor) se preparaba para dejar a su todavía inocente y algo confuso pequeño grupo de seguidores, no les dio una lista de una docena de pasos administrativos que tenían que seguir ni les dejó un puñado de informes que debían llenar por triplicado. No, Él resumió la labor de ellos con un mandamiento fundamental: “Que os améis unos a otros; como yo os he amado… En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”5.

Nuestro profeta ha hablado; ahora nos toca a nosotros cambiar nuestras vidas, acercarnos más al Salvador, buscar la revelación y estar atentos a las necesidades de los que nos rodean y esto incluye las necesidades temporales y las espirituales.

Notas

  1. Russell M. Nelson, “Ministrar”, Liahona, mayo de 2018, p. 100.

  2. Juan 13:35.

  3. Russell M. Nelson, “Comentarios de introducción”, Liahona, mayo de 2018, p. 54.

  4. Moroni 7:47, 48.

  5. Jeffrey R. Holland, “Estar con ellos y fortalecerlos”, Liahona, mayo de 2018, p. 101.