2018
Puedes ser digno de entrar en el templo
2018 de julio


La última palabra

Puedes ser digno de entrar en el templo

Tomado de un discurso de la Conferencia General de abril de 2016.

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You Can Be Temple Worthy

Es nuestro gran deseo que los miembros de la Iglesia sean dignos de tener una recomendación para el templo. Por favor, no vean el templo como una meta distante y quizá inalcanzable. Trabajando con su obispo, la mayoría de los miembros pueden lograr todos los requisitos rectos en un período relativamente corto, si están resueltos a reunir los requisitos y a arrepentirse totalmente de las transgresiones. Eso incluye estar dispuestos a perdonarnos a nosotros mismos y a no centrarnos en nuestras imperfecciones o pecados como algo que nos descalifica para no entrar jamás en un templo sagrado.

La expiación del Salvador se llevó a cabo por todos los hijos de Dios. Su sacrificio expiatorio satisface las demandas de la justicia para todos los que verdaderamente se arrepientan. Las Escrituras lo describen de manera muy bella:

“… aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1:18).

“… y no me acordaré más de [ellos]” (véase Jeremías 31:34).

Les aseguramos que el vivir principios de rectitud traerá para ustedes y su familia felicidad, realización y paz. Los miembros, tanto adultos como jóvenes, dan fe de su dignidad cuando contestan las preguntas de la recomendación para el templo. El requisito esencial es aumentar nuestro testimonio de Dios el Padre, de Su Hijo Jesucristo y de la restauración de Su evangelio, y experimentar la ministración del Espíritu Santo.

Sepan cuánto deseamos que cada uno realice los cambios necesarios para hacerse merecedores de ir al templo. Con oración, analicen el lugar en que se encuentran en la vida, busquen la guía del Espíritu y hablen con su obispo acerca de prepararse para el templo. El presidente Thomas S. Monson (1927–2017) ha dicho: “… no existe meta más importante para ustedes que la de esforzarse por ser dignos de ir al templo”1.

Ruego que cada uno de nosotros honre al Salvador y haga los cambios necesarios para vernos a nosotros mismos en Sus sagrados templos. Al hacerlo, podemos lograr Sus santos propósitos y prepararnos a nosotros mismos y a nuestra familia para todas las bendiciones que el Señor y Su Iglesia pueden otorgar en esta vida y en la eternidad.

Nota

  1. Thomas S. Monson, “El Santo Templo: Un faro para el mundo”, Conferencia General de abril de 2011.