2018
¿Qué está haciendo por su salvación?
2018 de julio


¿Qué está haciendo por su salvación?

Recién pasadas las festividades de fin de año de 2017, los misioneros del Barrio El Centro en Quetzaltenango, Guatemala, decidieron visitar una de las áreas del barrio llamada Almolonga, lugar pintoresco y con mucha siembra de verduras, el cual no habían visitado últimamente.

Al estar en el bus y cuando ya les estaban cobrando el pasaje, aún orando en sus corazones a Dios si era el lugar al que quería que fueran, y esperando una confirmación de Él, tuvieron el sentimiento que ese día tendrían que quedarse a mitad de camino e ir a una montaña, lugar donde se localiza un condominio. Esta era la respuesta a los dos misioneros. Antes no habían visitado ese lugar ni una sola vez, pero preguntando a las personas del sector, llegaron.

Hablaron con algunas personas, pero el Padre les tenía preparada una familia especial ese día. Fue así como hablaron con Sofía, quien se encontraba con su pequeño hijo. Los invitó a pasar a pesar de estar ocupada; los misioneros le dijeron que ellos eran buenos para trapear y otros oficios, ofreciéndose para ayudarle. Ellos le dijeron que solo querían ofrecer una oración en su hogar. Luego de realizarla, llegó José, su esposo, con quien concretaron una cita para enseñarles el Evangelio, y él aceptó con gusto.

José les contó que en los días anteriores habían pensado en divorciarse, pues las cosas no marchaban bien en la relación. Sofía indicó que hablaron de quedar como buenos amigos por el bien del niño de ambos. Sin embargo, ella quería rescatar su matrimonio. Su deseo era despertar la fe en Dios en él.

Él no asistía a ninguna iglesia, a pesar de que acompañaba a su esposa a sus servicios religiosos. Al solo comenzar el servicio, él se salía.

El 31 de diciembre fue el día que escogió el hermano José para contarle a sus padres que habían decidido divorciarse. No obstante en ningún momento podía decirles, pues siempre había interrupciones de una u otra índole, y fue así que regresaron a casa de nuevo sin poder contar el plan.

Una noche José le dijo a su esposa que él sentía que Dios lo había abandonado, que había perdido su fe. A pesar de que sabía que Dios existía, creía en Él y que lo había cuidado durante muchos años, no sabía qué estaba haciendo en esta vida ni hacia donde iría. Sofía le respondió que lo que pasaba era que él tenía poca fe, que debería aumentar su fe y vería todo lo que sucedería en su vida.

José comentó, “luego tuvimos la oportunidad de conocer a los misioneros y esta doctrina y camino que Dios tiene para nosotros. Empecé a orar como ellos nos enseñaron, con mucha fe y mucha fuerza. Comencé a sentir una gran paz, y un gran cambio dentro de mí. Luego de una gran desesperación que sentía anteriormente, que no me dejaba estar contento ni con mi esposa ni con mi hijo, ya que llegaba a casa siempre de mal humor. Eran tiempos difíciles.

“Llegué a sentir paz en mí. Ya hablaba con mi esposa, pasaba más tiempo con mi niño. Ahora quería llegar más temprano a casa luego del trabajo, ya no discutíamos.

“Las palabras que me marcaron fueron las que me dijeron los misioneros: ‘¿qué está haciendo por su salvación?, porque es usted quien tiene que ver su salvación y no otra persona. Está en usted ser salvo’. Este fue el momento de decirle a mi esposa que me bautizaría junto con ella”.

“Sé que llegó el tiempo y Dios tiene algo grande para nosotros, no tenía esa fe que ahora tengo”.

Los misioneros relatan: “el Evangelio comenzó a llenar sus vidas. El conocer el propósito de las familias y su potencial eterno, los motivó a hacer los cambios necesarios para bautizarse y guardar los mandamientos”.

Los misioneros que participaron de la enseñanza fueron los élderes Topete, Young, Heredia, Hall y Funk.

Hay ocasiones en que las personas están solo esperando que se les enseñe este Evangelio, ellas están preparadas, y este es un claro ejemplo de lo que dice en la Escritura: “porque todavía hay muchos en la tierra, entre todas las sectas, partidos y denominaciones que… no llegan a la verdad solo porque no saben dónde hallarla” (DyC 123:12).