2018
Sentirme en casa de nuevo
April 2018


Sentirme en casa de nuevo

Judy Rascher, Colorado, EE. UU.

No estaba preparada para la llamada de mi hermano. “Mamá acaba de fallecer”, dijo; “se cayó y se golpeó la cabeza”.

Me quedé atónita; mi madre había muerto y yo había hablado con ella apenas la noche anterior. Me preguntaba incesantemente por qué había sucedido aquello. No podía entender por qué había tenido que dejarme. ¡Estaba enojada! Sentí ira durante varias semanas.

Con el tiempo, resolví a quién había de culparse: Era culpa de Dios; Él la había apartado de mí demasiado pronto. Mi mamá se perdió muchos acontecimientos importantes de mi vida y yo creía que era por culpa de Él. En aquel momento, no era miembro de la Iglesia, aunque era una cristiana devota. En vez de confiar en Dios para procurar fortaleza, me aparté de Él y lo excluí de mi vida.

Extrañaba muchísimo a mi mamá. Mientras crecía, mi hogar, con mis padres, era un lugar seguro; no importaba dónde estuviera o lo que estuviese haciendo, cada vez que hablaba con mi madre o pasaba tiempo con ella, me sentía en casa. Ahora, aquella sensación de sentirme “en casa”, que me encantaba, había desaparecido.

Pasaron los años y perdí la fe casi por completo. Trataba de entender por qué mi madre había tenido que morir, pero nada me daba paz. Luego, durante alrededor de una semana, me acudió a la mente en repetidas ocasiones la siguiente idea: tenía que tornar la vista al cielo para lograr entender. Se lo dije a una gran amiga que era miembro de la Iglesia. Ella me preguntó si me gustaría aprender más en cuanto a su religión.

No me di cuenta de inmediato, pero el Espíritu me despertó el alma de un sueño profundo. Cuanto más aprendía sobre el Evangelio, tanto más sentía que había encontrado un lugar seguro otra vez. La sensación de sentirme “en casa” volvió.

Me bauticé en mayo de 2013. Me siento agradecida de que mi fe regresara. Ya no le doy la espalda a Dios; por el contrario, lo acojo. Aún me entristece el fallecimiento repentino de mi madre, pero debido a mi fe en Dios sé que un día estaré “en casa” con mi mamá y mi familia para siempre.