Jean B. Bingham
Presidenta General de la Sociedad de Socorro
Al haber vivido en varios lugares de los Estados Unidos, la hermana Jean B. Bingham valora el modo en que el Evangelio proporciona una influencia estable durante los cambios del entorno.
Nació en 1952 en Provo, Utah, EE. UU. Sus padres son Robert Barrus y Edith Joy Barrus. La hermana se crió junto a seis hermanas y dos hermanos. Asistió a la escuela primaria en Texas y Minnesota, EE. UU., y terminó su educación secundaria en Nueva Jersey. Ella y sus hermanos eran los únicos alumnos SUD en sus escuelas, hasta que se mudaron a Nueva Jersey, donde quedó encantada al hallar en su clase a una jovencita de su barrio nuevo.
Después que ella y Bruce Bingham se casaron en el Templo de Provo, Utah, el 22 de diciembre de 1972, se mudaron a Illinois para que él prosiguiera sus estudios.
El hermano y la hermana Bingham tuvieron dos hijos y consideran como propios otros niños para quienes fueron padres tutelares. La hermana se tituló en ciencias orientadas a la vida familiar y, cuando su hija menor estaba en la escuela secundaria, retomó los estudios y obtuvo una maestría en pedagogía.
El primer llamamiento de la hermana Bingham en la Sociedad de Socorro llegó poco después del nacimiento de su primera hija. “Se me llamó a enseñar las lecciones de educación para la madre. Fue una gran oportunidad de aprender del ejemplo de otras hermanas, así como del manual”.
La hermana Jean B. Bingham ha viajado mucho durante su servicio como miembro de la Mesa Directiva General de la Primaria y como Consejera de la Presidencia General de la Primaria. Ha visto las dificultades y bendiciones inherentes a ser miembro de la Iglesia en diversas regiones del mundo.
Espera que las hermanas de la Sociedad de Socorro vean su bondad mutuamente. “Es una tentación compararnos con otras personas, lo cual es contraproducente y contrario a lo que el Padre Celestial quiere para nosotros”. La hermana dice que la Sociedad de Socorro ayuda a cada hermana a cultivar el entendimiento de quién es en el reino eterno. “Cuando centramos nuestra vida en Jesucristo, entonces sabemos quiénes somos en verdad”, dijo.