2016
Palabras proféticas en un lugar inesperado
Octubre de 2016


Palabras proféticas en un lugar inesperado

La autora vivió en Argentina mientras su esposo prestaba servicio como presidente de misión.

Una revista abandonada cambiaría la vida de Oscar Castro para siempre.

Imagen
abandoned Church magazines

Oscar Castro fue bautizado y confirmado después de encontrar un ejemplar de la revista Liahona con los mensajes de la conferencia general en la casa a la que se mudó.

Ilustraciones por Dan Burr; fotografía proporcionada por la autora.

El día en que la esposa de Oscar lo abandonó a él y a sus dos pequeños hijos fue uno de los más difíciles de su vida; tenía muchas decisiones que tomar. Había estado buscando trabajo y ahora necesitaría otro lugar donde vivir; le parecía que su vida estaba en ruinas. Pensó en darse por vencido, y quizás lo hubiera hecho de no ser por sus dos hermosos hijos.

En San Juan, Argentina, no había muchas casas disponibles para alquilar dentro de lo que Oscar podía pagar, pero un grupo de hombres jóvenes acababa de desocupar una casa pequeña en un vecindario seguro, así que Oscar la alquiló y se preparó a empezar de nuevo con sus hijos.

En la nueva casa, habían dejado revistas y libros tirados en el suelo; después de trabajar todo el día limpiando y guardando las cosas, Oscar se sentó y miró una de las revistas. Por alguna razón, la cubierta lo intrigó. Debajo del título, Liahona, estaba la ilustración de un hombre mayor, de pie en una torre, dirigiéndose a la gente. El hombre le recordó a las ilustraciones de los profetas de la Biblia.

Oscar abrió la revista y comenzó a leer: “Todos nosotros sabemos que debemos decir a nuestros seres queridos que los amamos, pero lo que sabemos no siempre se refleja en lo que hacemos”1. Oscar pensó en las ásperas palabras que habían intercambiado muchas veces él y su esposa, y deseaba enseñar a sus hijos a que fueran mejor que ellos. Siguió leyendo la revista y comenzó a sentir que la esperanza crecía en él; antes de que la semana terminara, había leído todo los artículos y deseaba saber más.

Un mes después, dos misioneros estaban caminando en el vecindario de Oscar; él se acercó y les preguntó si eran misioneros Santos de los Últimos Días y cuánto costaría adquirir más de esas revistas de la Iglesia. Los misioneros le dijeron que solo le costaría veinte minutos de su tiempo.

Al día siguiente, los dos misioneros visitaron a Oscar en su casa. Él les contó que se había mudado, que había encontrado libros, revistas y folletos viejos en la casa, y que así fue cómo supo de la Iglesia. Les dijo que el primer artículo que había leído se aplicaba directamente a su vida en ese momento, que ya sabía lo importante que era la familia y que quería saber más sobre la noche de hogar y la oración familiar. Les mencionó a los élderes las otras cosas que había aprendido sobre la Iglesia, incluso sobre José Smith y la restauración del Evangelio.

Él miró a los misioneros directamente a los ojos y dijo las palabras que todo misionero anhela escuchar: “Creo que José Smith fue un profeta de Dios”. Los élderes lo invitaron a ser bautizado y Oscar, con lágrimas en los ojos, aceptó. Unas semanas después, Oscar Castro fue bautizado y confirmado miembro de la Iglesia.

El Señor había preparado a Oscar; tenía un espíritu contrito y estaba listo para aprender y progresar. En ese día memorable y conmovedor, el espíritu de los mensajes de la conferencia general del ejemplar de la revista Liahona tocaron el corazón de Oscar. Los dueños anteriores de la casa no supieron el efecto que tendría dejar algunas revistas de la Iglesia allí, pero los mensajes del Evangelio que contenían se convirtieron en una herramienta misional importante; al guiarlo a las verdades que él estaba buscando, le cambiaron la vida a Oscar para siempre.

Nota

  1. David A. Bednar, “Más diligentes y atentos en el hogar”, Liahona, noviembre de 2009, pág. 17.