2016
Los niños pequeños y la Santa Cena
Octubre de 2016


Los niños pequeños y la Santa Cena

El autor vive en Utah, EE. UU.

Nuestros hijos pequeños se daban cuenta de que la Santa Cena era importante para nosotros, pero podríamos haber hecho más para ayudarlos a entender que también era importante para ellos.

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family partaking of the sacrament

¿Se han preguntado alguna vez por qué permitimos que los niños que no han sido bautizados participen de la Santa Cena? ¿Es solo para evitar los ineludibles ruidos y forcejeos cuando quieren un pedazo de pan? ¿Es solo para facilitar la administración de la ordenanza?, ¿solo para mantener la paz?

No lo creo. Creo que hay razones más profundas. Lo creo porque pienso que cuando Jesucristo dice “todos”, quiere decir “todos”; y cuando Él habla a una multitud, no excluye a nadie.

Cuando el Salvador resucitado instituyó la Santa Cena entre Su pueblo en las Américas, hizo hincapié en que la ordenanza tenía un significado especial para aquellos que habían sido bautizados1. Aun así, mandó a Sus discípulos “que dieran [la Santa Cena] a los de la multitud2. En esa multitud había “niños pequeños”3.

Cuando los poseedores del sacerdocio pronuncian las oraciones de la Santa Cena en la actualidad, piden al Padre Celestial que bendiga y santifique el pan y el agua “para las almas de todos los que” participen4. Todos; cada persona que participe, incluso cada niño pequeño.

Si al participar del pan y del agua los niños reciben esos emblemas como una bendición para sus almas puras, tiene que haber una forma de ayudarlos a encontrar significado en la ordenanza.

Con eso en mente, pienso en la época en que mis hijos eran pequeños. En general, mi esposa y yo lográbamos mantener a nuestros hijos en silencio mientras se bendecía y se repartía la Santa Cena; creo que se daban cuenta de que la ordenanza era importante para nosotros, pero podríamos haber hecho más para ayudarlos a entender que era importante para ellos.

¿Qué podríamos haber hecho? Podríamos haber recordado que los niños pequeños son capaces de cumplir las promesas que se hacen durante la Santa Cena; pueden comprender, en su manera limitada pero potente, lo que significa “[recordar] siempre” a Jesús; pueden prometer “guardar sus mandamientos”; incluso pueden mostrar que “están dispuestos a tomar sobre sí el nombre” de Cristo, sabiendo que pronto tendrán ese privilegio cuando sean bautizados y confirmados5.

¿Y en cuanto a renovar los convenios? Los líderes de la Iglesia han enseñado que cuando participamos de la Santa Cena renovamos todos los convenios que hicimos con el Señor6. Los niños pequeños no tienen convenios que renovar.

Vuelvo a pensar en la época en que nuestros hijos eran pequeños; no podríamos haberlos ayudado a pensar en los convenios que hicieron, pero podríamos haberlos ayudado a desear hacer convenios en el futuro. Me imagino a mí mismo con un hijo pequeño un domingo por la mañana.

Le diría: “Cuando tengas ocho años, te bautizarán y recibirás el don del Espíritu Santo; harás un convenio. El convenio que hagas en ese momento será como la promesa que haces ahora al tomar la Santa Cena.

“Cuando yo tome la Santa Cena hoy, renovaré mi convenio bautismal, como si hiciera esas promesas otra vez. Tú estarás allí conmigo, pero no renovarás un convenio; aún no has hecho ninguno. En vez de ello, puedes practicar hacer un convenio. Cada vez que tomes la Santa Cena, puedes prepararte para tu bautismo y confirmación; así estarás listo cuando cumplas los ocho años”.

Si parece inusual usar la palabra practicar de esa forma, consideren lo siguiente: Para ayudar a sus hijos a prepararse para la ordenanza del bautismo, un padre podría mostrarles, en un ambiente reverente, cómo se colocarán de pie juntos en el agua y decir las palabras de la oración bautismal. No efectúa la ordenanza en ese caso; pero, en cierto modo, ayuda a sus hijos a practicar; de esa manera, no se preocuparán por lo que sucederá cuando entren en las aguas del bautismo. Creo que las madres y los padres también pueden ayudar a que los hijos practiquen hacer el convenio bautismal y cumplir con él. Cada reunión sacramental puede ser una sesión sagrada de práctica para los niños pequeños conforme participen de los emblemas de la expiación del Salvador.

De modo que, regreso a mi pregunta original: ¿Por qué permitimos que los niños que no han sido bautizados participen de la Santa Cena? ¿Es solo para mantener la paz? ¡Claro que no! Ayudamos a nuestros niños pequeños a participar de la Santa Cena para que recuerden a su Salvador y conserven Su paz, una paz muy distinta de cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer7; los ayudamos a prepararse para recibir esa paz cada vez en mayor abundancia en el futuro, cuando hagan convenios con Él y los cumplan.