2015
El boleto del estacionamiento
October 2015


El boleto del estacionamiento

La autora vive en Baja California, México.

Imagen
illustration of girl walking toward her car.

¡Fátima!

Ilustración por Bryan Beach.

Fui al cine con unos amigos de la capilla y cuando llegamos al centro comercial nos dieron un boleto para el estacionamiento, pero después de la película nos dimos cuenta de que lo habíamos perdido. Al principio creíamos que podríamos pagar por el boleto, pero ninguno tenía los ciento ochenta pesos que costaba la multa.

La consecuencia de no pagar el estacionamiento era dejar el auto en el centro comercial y que lo remolcaran, lo cual iba a resultar mucho más caro. La desesperación se adueñó de mis amigos, en especial del conductor, ya que el auto era de su padre. Me alejé para hacer una oración y pedirle al Padre Celestial con toda mi fe y humildad que nos brindara una manera de solucionar el problema y regresar sanos y salvos a nuestros hogares. Jamás olvidaré lo que sucedió segundos después de haber terminado de orar.

Mientras regresaba al auto, alguien detrás de mí empezó a llamarme por mi nombre. Era Francisco, un amigo de la escuela preparatoria. Me preguntó qué estaba haciendo y le conté lo sucedido. Sin vacilar, tomó su billetera y me dio dinero suficiente para pagar el boleto que habíamos perdido. Ese acto de bondad fue una respuesta inmediata a mis súplicas al Padre Celestial.

Tal vez Francisco nunca llegue a saber la gran ayuda que fue, pero sé que estaré profundamente agradecida el resto de mi vida.

A veces el Padre Celestial contesta nuestras oraciones de una manera sorprendente, pero no existen las coincidencias. Nuestro Padre Celestial y Jesucristo nos conocen a la perfección y ellos mueven los hilos de nuestra vida.

Sé que cuando vivimos rectamente, disfrutamos de bendiciones innumerables que solo el Padre Celestial puede concedernos, incluso la promesa que nos hizo de que “si [hacemos] estas cosas, [seremos] [enaltecidos] en el postrer día” (Alma 37:37).