2014
El mejor regalo de Navidad que hayamos recibido
Diciembre de 2014


El mejor regalo de Navidad que hayamos recibido

Adriana Nava Navarro, Bolivia

Imagen
illustration of family sitting together

Era la víspera de la Navidad y nuestra familia se había reunido para celebrar, como lo hacemos todos los años. El reloj estaba por dar la medianoche cuando papá nos pidió que nos reuniéramos y nos dijo que tenía algo para mostrarnos.

Debido a todos los preparativos y entusiasmo que acompañan a la Navidad, mis hermanas, mi madre y yo no habíamos notado lo que papá había preparado para aquella ocasión. Tan pronto como todos estuvimos cómodamente sentados, comenzó a mostrarnos unas diapositivas.

En la presentación, que contenía una imagen del Salvador, escenas navideñas y palabras diseñadas con esmero, papá manifestó el amor que nos tenía. La presentación también nos recordaba el significado verdadero de la Navidad y la dicha y gratitud que debemos sentir por el nacimiento del Salvador. Una diapositiva que contenía un colorido árbol de Navidad también tenía la frase: “Esta Navidad, el amor de Jesucristo me dará una vida nueva”.

La parte más especial de la presentación de papá fue cuando utilizó la diapositiva con la lámina del Salvador para darnos una noticia. No se trataba de cualquier novedad; era la mejor noticia del mundo. Arriba de la imagen del Salvador estaba la frase: “He decidido bautizarme en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.

¡Al fin nuestro padre había decidido unirse a la Iglesia! Dicha decisión puede resultar fácil para algunas personas, pero no lo era para nuestro padre. Había estudiado el Evangelio e investigado la Iglesia durante 25 años. A pesar de nuestros mejores esfuerzos y de muchas lecciones misionales, aún no se había bautizado. Nunca entendimos el porqué, pero sabíamos que no estaba preparado.

Admito que hubo muchas ocasiones en que sentí que mi padre jamás se bautizaría; no obstante, en el fondo, nunca perdía la esperanza; y todos continuábamos orando por él. El Señor contestó nuestras oraciones en la víspera de Navidad.

Cuando papá lo anunció, al principio no podíamos más que llorar de gozo. Teníamos sentimientos entremezclados: entusiasmo, sorpresa y, por encima de todo, una dicha enorme que es difícil de describir.

El anuncio de papá no se limitó sólo a cambiar la víspera de Navidad; le cambió la vida a toda la familia. Aún tenemos que progresar individualmente y como familia, pero sé que el seguir adelante será mejor ahora que estamos juntos en la Iglesia.

Estoy muy agradecida al Señor por esta bendición. Dentro de unos meses nos sellaremos en el templo como familia. El anuncio de papá fue, sin duda alguna, el mejor regalo de Navidad que hayamos recibido.