2014
Gracias, hermano Jay.
Octubre 2014


Servir en la Iglesia

Gracias, hermano Jay.

La autora vive en Nevada, EE. UU.

Cuán agradecida estoy por el espíritu, la dedicación, la preparación y el amor de innumerables siervos dedicados en toda la Iglesia.

“Mañana es domingo”, le dije a mi hija de cinco años mientras se acurrucaba en mi regazo. Ella sonrió y dijo:

“¡Qué suerte!; voy a ver al hermano Jay”.

Sentí inmensa gratitud en el corazón. Cuán agradecida estaba por un amoroso y dedicado maestro de la Primaria que había facilitado nuestra transición a un barrio nuevo después de que nos mudamos. Dejar nuestra casa en el medio oeste de Estados Unidos y trasladarnos a más de dos mil kilómetros de distancia había sido traumático para toda la familia, pero en especial para nuestra niña en edad de jardín de infantes, Season. Ella es tímida por naturaleza; enfrentar toda nueva situación le causaba temor y estaba preocupada de ir a la Iglesia en el nuevo barrio la primera semana.

El hermano Jay, un hombre amable y dedicado, usó la combinación exacta de humor y afecto para ganarse la confianza de Season. Ese primer domingo, se agachó frente a ella, la tomó de la mano, la miró a los ojos y le dijo: “Ven, corazón, verás que te gustará nuestra clase”.

Al pasar las semanas, Season esperaba con más entusiasmo que llegara el domingo que cualquier otro día. Apenas llegábamos a la Iglesia, ella buscaba con la vista a su maestro en la congregación. Él la saludaba con una sonrisa.

A lo largo de los años, el hermano Jay recordó a cada uno de sus alumnos y les llevó pequeños regalos para las fiestas y los cumpleaños. Cuando Season estaba por cumplir años, la persona a la que más quería invitar a su fiesta era el hermano Jay.

¿Tendría él idea de lo importante que era en la vida de nuestra hijita? ¿Sabría lo mucho que sus palabras y acciones influían en el grupo de niños de cinco años que eran sus alumnos de la Primaria? ¿Sería posible que supiera lo mucho que significaba para mí, como madre, que él fuera parte de la vida de mi hija?

Más adelante, Season pasó a la clase del hermano Edward, y allí continuó teniendo una experiencia maravillosa en la Primaria. Cuán agradecida estoy por todos los humildes hombres y mujeres diligentes y bien preparados que tuvieron una influencia espiritual positiva en la vida de Season.

Toda nuestra familia ha sido bendecida por personas que nos han prestado servicio a lo largo de nuestro sendero de progreso espiritual. Recuerdo a un excepcional jefe de tropa Scout, un asesor del quórum de presbíteros muy tolerante, un maestro de seminario paciente, una presidencia de Mujeres Jóvenes maravillosa y un obispo que realmente se interesaba.

Si bien nuestra familia ha sido muy bendecida, sé que nuestro caso no es único. El “hermano Jay” podría ser una infinidad de personas, pues hay muchos hermanos y hermanas dedicados cuyo servicio ha influido en la vida de familias iguales a la nuestra. Cuán agradecidos estamos por su espíritu, dedicación, preparación y amor.

Damos gracias a los innumerables siervos dedicados de la Iglesia que han ayudado a nuestra familia.

¡Feliz cumpleaños!

Fotografía por Nikolai Sorokin/Hemera/Thinkstock.