2014
Una inundación de recuerdos felices
Agosto de 2014


Una inundación de recuerdos felices

Gina Sconiers, Utah, EE. UU.

Imagen
Family in a flooded basement.

Ilustraciones por Bradley Clark.

A causa de cañerías viejas y cimientos poco firmes, la casa de mi infancia se inundaba cada vez que había tormenta, y como las tormentas en Virginia, EE. UU., pueden durar horas, el agua entraba con frecuencia.

Vivimos en aquella casa casi todos los años de mi infancia, por lo que creía que era normal que una casa se inundase.

Después de varias tormentas, mejoramos las tácticas para sacar el agua y aprendimos a trabajar juntos. Las tormentas solían suceder a la medianoche, por lo que mis padres nos despertaban a todos para trabajar en nuestros puestos mientras el agua entraba lentamente desde el sótano, como si fuese lava volcánica. Mi hermano y mi padre sacaban el agua de la escalera con baldes mientras mi hermana y yo secábamos la alfombra con toallas para preservarla.

Nos reíamos mientras saltábamos y danzábamos sobre aquellas toallas, sintiendo la humedad entre los dedos de los pies y en el pantalón de los pijamas. Mamá se apresuraba a escurrir las toallas, las metía en la secadora y traía otras nuevas listas para pisotearlas. Cuando considerábamos que la casa estaba a salvo, íbamos a la cocina a secarnos y disfrutar de un cacao caliente con galletas; y si aún no era hora de ir a la escuela, procurábamos volver a dormir.

Aquellas inundaciones deben de haber provocado gran ansiedad en mis padres, pero yo las recuerdo como algunos de los momentos más felices de mi infancia, incluso con todos aquellos truenos y relámpagos. De hecho, el olor a alfombra mojada aún hace que sienta nostalgia de aquellos momentos en familia.

Mis padres podrían haber luchado solos contra las inundaciones, pero me alegra que nos alistaran a todos para defender nuestro hogar. Combatir el agua era un momento dichoso porque estábamos juntos y cada uno tenía una función que cumplir.

Ahora que soy mayor, pienso en aquellos días y me pregunto cómo puedo hacer que mis hijos sientan el mismo gozo al trabajar juntos. Si bien agradezco que mi casa no se inunde, sé que algo indeseable invadirá inevitablemente nuestro hogar.

No importa qué problemas enfrente nuestra familia en el futuro, espero que permanezcamos juntos y trabajemos unidos para defender nuestros valores, nuestra fe y los unos a los otros. Tal vez entonces, aun en la adversidad, podamos reír, sonreír y sentirnos felices al trabajar codo con codo.