2013
Pude despojarme de mi pesar
Septiembre de 2013


Pude despojarme de mi pesar

El autor es de Taiwán.

Cuando mis amigos, el hermano Chen y su esposa, se bautizaron en nuestro barrio, yo me sentí inmensamente feliz. Un año después de su bautismo, se sellaron en el templo y el hijo que había fallecido antes de que se unieran a la Iglesia fue sellado a ellos. Fue maravilloso ver a los Chen progresar en el Evangelio.

Entonces, al año siguiente, el hermano Chen murió en un accidente automovilístico. Después del accidente, su muerte parecía estar siempre en mi mente y a veces me producía pesadillas; despertaba llorando y preguntaba una y otra vez: “¿Por qué? ¿Por qué permite el Señor que suceda esta clase de tragedias? ¿Por qué tuvo que sucederle esto a esta hermosa familia?”. Un día, mientras luchaba con esos interrogantes, tomé un manual y leí estas palabras del presidente Spencer W. Kimball (1895–1985):

“Si contemplamos la vida terrenal como el total de nuestra existencia, entonces el dolor, el pesar, el fracaso y la vida truncada serían una calamidad. Pero si la vemos como un proceso eterno, que se extiende desde nuestro pasado preterrenal hasta el futuro de la eternidad después de la muerte, entonces podemos poner en la debida perspectiva todos sus sucesos.

“¿No se nos expone a la tentación para poner a prueba nuestra fortaleza, a la enfermedad para que aprendamos a tener paciencia, a la muerte para que seamos inmortalizados y glorificados?”1.

En ese momento decidí despojarme de mi pesar y mirar hacia el futuro prometido y posible. En mi mente vi al hermano Chen felizmente reunido con su familia, lo cual me dio paz. Sé que el Padre Celestial nos dará la sabiduría y el valor para hacer frente a las adversidades.

Nota

  1. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2006, pág. 16.