2013
¿Fue casualidad el que se cruzaran nuestros caminos?
Enero 2013


Relatos de la conferencia

¿Fue casualidad el que se cruzaran nuestros caminos?

President Thomas S. Monson, “Consideren las bendiciones”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 88.

En el invierno de 1983 a 1984, la noche de un sábado muy frío, mi esposa y yo manejamos varios kilómetros hasta el valle de las montañas de Midway, Utah, donde tenemos una casa. Esa noche la temperatura era de 31 grados Celsius bajo cero, y queríamos asegurarnos de que todo estuviera bien en la casa. Revisamos todo y vimos que no había problemas, así que partimos para regresar a Salt Lake City. Apenas habíamos recorrido unos pocos kilómetros… cuando el auto dejó de funcionar. Estábamos totalmente varados …

Muy a nuestro pesar, empezamos a caminar hacia el pueblo más cercano, con los autos pasándonos a gran velocidad. Finalmente se detuvo un auto y un joven ofreció su ayuda… Ese joven bondadoso nos llevó de vuelta a nuestra casa en Midway. Traté de pagarle…, pero… indicó que era un Boy Scout y que quería hacer una buena obra. Le dije quién era yo y él expresó agradecimiento por el privilegio de ayudar. Suponiendo que tenía la edad para ir a la misión, le pregunté si tenía planes de hacerlo, pero dijo que no estaba seguro de lo que quería hacer.

La mañana del lunes siguiente, le escribí una carta al joven agradeciéndole su bondad. En la carta lo animé a servir en una misión de tiempo completo…

Más o menos una semana después, la mamá del joven llamó por teléfono y me dijo que su hijo era un joven sobresaliente, pero que, por ciertas influencias en su vida, el deseo que siempre había tenido de servir en una misión había disminuido. Indicó que ella y el papá habían ayunado y orado pidiendo que hubiera un cambio en su corazón… [Ella] quería informarme que consideraba que los acontecimientos de aquella noche fría eran la respuesta a sus oraciones por él. Yo le dije: “Estoy de acuerdo con usted”.

Después de varios meses y de tener más comunicaciones con el joven, mi esposa y yo sentimos gran gozo cuando asistimos a su despedida antes de que saliera a la Misión Canadá Vancouver.

¿Fue casualidad el que se cruzaran nuestros caminos esa fría noche de diciembre? No lo creo ni por un minuto. Más bien creo que fue la respuesta a las oraciones sinceras de una madre y de un padre a favor del hijo al que amaban.

Considere escribir lo que piensa en su diario personal o hablar en cuanto a ello con otras personas.