2011
El Libro de Mormón: Un testigo junto con la Biblia
Octubre de 2011


El Libro de Mormón

Un testigo junto con la Biblia

En armonía con la ley bíblica de que “por boca de dos o de tres testigos se establecerá toda palabra” (2 Corintios 13:1), tanto el Libro de Mormón como la Biblia testifican de Jesucristo y enseñan los principios de Su evangelio. El élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó que “los testigos de las Escrituras se corroboran el uno al otro. Este concepto se explicó hace mucho tiempo cuando un profeta escribió que el Libro de Mormón se había escrito ‘…con el fin de que creáis en [la Biblia]; y si creéis en [la Biblia], también creeréis en [el Libro de Mormón]’ (Mormón 7:9). En cada uno de los libros se hace mención del otro; cada libro es evidencia de que Dios vive y de que habla a Sus hijos mediante revelación a Sus profetas”1.

A continuación figura una lista de doctrinas fundamentales que se enseñan en la Biblia de las cuales el Libro de Mormón es un testigo adicional.

La misión de la Iglesia de Jesucristo

La Biblia y el Libro de Mormón testifican de Jesucristo, el Hijo de Dios, y de Su expiación. En ellos se enseña que el Salvador tomó sobre sí nuestros pecados y venció la muerte.

El Unigénito de Dios

Biblia: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16; véase también Mateo 16:16; Juan 6:69).

Libro de Mormón: “…sé que Jesucristo vendrá; sí, el Hijo, el Unigénito del Padre, lleno de gracia, de misericordia y de verdad” (Alma 5:48; véase también 1 Nefi 11:16–21; Mosíah 3:5–8).

Expió nuestros pecados

Biblia: “…porque esto es mi sangre del nuevo convenio, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:28; véase también Hebreos 9:28; 1 Pedro 3:18).

Libro de Mormón: “He aquí, él se ofrece a sí mismo en sacrificio por el pecado, para satisfacer las demandas de la ley, por todos los de corazón quebrantado y de espíritu contrito” (2 Nefi 2:7; véase también 1 Nefi 11:33; Alma 34:8–10; 3 Nefi 11:14).

Llevó nuestros dolores

Biblia: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores” (Isaías 53:4; véase también Hebreos 2:18).

Libro de Mormón: “Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases… a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las enfermedades de ellos” (Alma 7:11–12; véase también Mosíah 14:3–5).

Venció la muerte

Biblia: “Pero ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos; y llegó a ser primicias de los que durmieron” (1 Corintios 15:20; véase también Juan 14:19; Hechos 26:23).

Libro de Mormón: “…[creed] en Jesucristo, que él es el Hijo de Dios, y que los judíos lo mataron, y que por el poder del Padre ha resucitado, con lo cual ha logrado la victoria sobre la tumba” (Mormón 7:5; véase también Mosíah 16:7–8; Helamán 14:17).

El plan que Dios tiene para nosotros

En la Biblia y en el Libro de Mormón se enseña que Dios es nuestro Padre Celestial. Como tal, Él ha preparado un “plan de salvación” (Alma 24:14) a través del cual podemos ser salvos mediante la expiación de Jesucristo.

Un amoroso Padre Celestial

Biblia: “Porque en él vivimos, y nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también dijeron: Porque linaje suyo somos” (Hechos 17:28; véase también Salmos 82:6; Hebreos 12:9).

Libro de Mormón: “…Sé que [Dios] ama a sus hijos” (1 Nefi 11:17; véase también 1 Nefi 17:36).

La muerte y el mundo de los espíritus

Biblia: “…y el polvo [volverá] a la tierra, como era, y el espíritu [volverá] a Dios, quien lo dio” (Eclesiastés 12:7; véase también 1 Pedro 3:19–20; 4:6).

Libro de Mormón: “…los espíritus de todos los hombres, sean buenos o malos, son llevados de regreso a ese Dios que les dio la vida” (Alma 40:11; véanse también los versículos 12–14).

Resurrección

Biblia: “Y después de deshecha ésta mi piel, aún he de ver en mi carne a Dios” (Job 19:26; véase también Ezequiel 37:12; 1 Corintios 6:14; 15:54).

Libro de Mormón: “…yo sé que vosotros sabéis que nuestra carne tiene que perecer y morir; no obstante, en nuestro cuerpo veremos a Dios” (2 Nefi 9:4; véase también 2 Nefi 9:12; Alma 11:43–45; 40:23).

Los mandamientos proporcionan una guía

En la Biblia se enseña que Dios ha dado mandamientos y que nos bendice cuando los obedecemos. Los profetas del Libro de Mormón también registraron los mandamientos y los siguieron.

Las bendiciones de la obediencia

Biblia: “Y nos mandó Jehová cumplir con todos estos estatutos y temer a Jehová nuestro Dios, para que nos fuera bien todos los días y para que nos diera vida… Y se nos contará en justicia si cuidamos de poner por obra todos estos mandamientos” (Deuteronomio 6:24–25; véase también Proverbios 4:4; Juan 14:21).

Libro de Mormón: “…os ha prometido que si guardáis sus mandamientos, prosperaréis en la tierra; y él nunca varía de lo que ha dicho; por tanto, si guardáis sus mandamientos, él os bendice y os hace prosperar” (Mosíah 2:22; véase también 2 Nefi 1:20).

Los Diez Mandamientos

Biblia: El Señor le reveló los Diez Mandamientos a Moisés (véase Éxodo 20:1–17).

Libro de Mormón: Abinadí les enseñó los Diez Mandamientos a los sacerdotes del rey Noé (véase Mosíah 12:33–36; 13:12–24).

Diezmos

Biblia: “Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa” (Malaquías 3:10; véase también Levítico 27:30).

Libro de Mormón: “Y fue a este mismo Melquisedec a quien Abraham pagó diezmos; sí, aun nuestro padre Abraham pagó como diezmo una décima parte de todo lo que poseía” (Alma 13:15; véase también 3 Nefi 24:8–10).

El bautismo y el Espíritu Santo

Biblia: “…el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5; véase también Marcos 16:16; Hechos 2:36–38).

Libro de Mormón: “…Arrepentíos, todos vosotros, extremos de la tierra, y venid a mí y sed bautizados en mi nombre, para que seáis santificados por la recepción del Espíritu Santo, a fin de que en el postrer día os presentéis ante mí sin mancha” (3 Nefi 27:20; véase también 2 Nefi 9:23; 31:5–9).

La Iglesia de Jesucristo en los tiempos antiguos

El Señor estableció Su Iglesia en Jerusalén y en las Américas. La Biblia y el Libro de Mormón son testigos de que Él organiza y dirige a Su pueblo a través de profetas y apóstoles.

Profetas

Biblia: “Porque no hará nada Jehová el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7; véase también Jeremías 1:7; 7:25).

Libro de Mormón: “…por el Espíritu son reveladas a los profetas todas las cosas” (1 Nefi 22:2; véase también Jacob 4:4–6).

Los Doce

Biblia: “Y cuando fue de día, llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles” (Lucas 6:13; véase también Efesios 2:19–20; 4:11–14).

Libro de Mormón: “…Bienaventurados sois si prestáis atención a las palabras de estos doce que yo he escogido de entre vosotros para ejercer su ministerio en bien de vosotros” (3 Nefi 12:1; véase también 1 Nefi 11:29).

Autoridad del sacerdocio

Biblia: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca” (Juan 15:16; véase también Mateo 16:19; Lucas 9:1–2; Hebreos 5:4).

Libro de Mormón: “…Alma ordenó sacerdotes y élderes por la imposición de sus manos, según el orden de Dios, para presidir la iglesia y velar por ella” (Alma 6:1; véase también 2 Nefi 6:2; Moroni 3).

Estudio suplementario

Este cuadro no es una lista completa. Como parte de su estudio personal o familiar de las Escrituras, puede agregar referencias a este cuadro y buscar más principios que se enseñen tanto en el Libro de Mormón como en la Biblia, valiéndose de la Guía para el Estudio de las Escrituras o de las ayudas para el estudio que se encuentran en internet en scriptures.lds.org.

Nota

  1. Véase Russell M. Nelson, “Testigos de las Escrituras”, Liahona, noviembre de 2007, pág. 43.

Retrato de Harold B. Lee por Doyle Shaw, cortesía del Museo de Historia de la Iglesia.