2010
La manera de cambiar el mundo: Una mujer virtuosa a la vez
Enero 2010


La manera de cambiar el mundo: Una mujer virtuosa a la vez

En abril de 2008, las integrantes de la recién llamada Presidencia General de las Mujeres Jóvenes —Elaine S. Dalton, Mary N. Cook y Ann M. Dibb— fueron a lo alto del monte Ensign Peak, en el extremo norte de Salt Lake City, y contemplaron el valle.

Desde ese punto estratégico, la figura del ángel Moroni destellaba en el Templo de Salt Lake y, en ese momento, supieron lo que el Señor tenía en mente para las jovencitas de la Iglesia.

Las tres mujeres sostuvieron en alto un bastón en el cual ondeaba un chal peruano dorado: su bandera y estandarte a las naciones, un llamado de regreso a la virtud.

“No podemos hablar del nuevo valor de la virtud sin decir que la razón por la que existe este valor es el templo”, dijo la hermana Dalton. “Y el templo es la razón de todo lo que hacemos en las Mujeres Jóvenes, ya que ayudará a las jovencitas a venir a Cristo”.

La virtud se agregó oficialmente a los valores de las Mujeres Jóvenes en noviembre de 2008. En el libro del Progreso Personal se define como “un modelo de pensamientos y de conducta basado en elevadas normas morales, e incluye la castidad y la pureza” (Progreso Personal para las Mujeres Jóvenes [folleto, 2009], pág. 70).

Este valor se diferencia del resto debido a que se requiere el cumplimiento de todas las experiencias y el proyecto con el valor, mientras que los otros valores permiten a las jovencitas elegir entre varias opciones. Además, por primera vez, se ha invitado a las madres a completar el programa del Progreso Personal junto con sus hijas y obtener así su propia medalla.

Durante el último año, las jovencitas y otras personas de todo el mundo han respondido de manera asombrosa al llamado de regresar a la virtud; fue así que la oficina de las Mujeres Jóvenes quedó repleta de cartas y fotografías de quienes respondieron al llamado. Muchas personas escalaron montañas y desplegaron sus propios estandartes.

Un grupo de jovencitas de Hannibal, Misuri, EE. UU., quienes tenían el deseo de comprometerse a ser virtuosas desde un lugar alto, pero no tenían una montaña cerca, subieron a una torre de cemento de treinta y seis pisos, desplegaron su estandarte y prometieron llevar una vida virtuosa.

El nombre en español del reconocimiento que se da a quienes terminan el programa del Progreso Personal es “Reconocimiento a la Joven Virtuosa”, mientras que en inglés la traducción literal es simplemente “Reconocimiento a las jovencitas en su condición de mujer”. Es por esto que las jovencitas de México estaban muy entusiasmadas por que se hubiera agregado la virtud como un valor, dijo la hermana Dalton, ya que es un valor con el cual ya estaban familiarizadas.

“El llamado a la virtud ha recibido innumerables elogios, en todos los aspectos, dentro y fuera de la Iglesia”, dijo la hermana Cook. “A las líderes les encanta; los líderes del sacerdocio han puesto énfasis en él; las madres y las abuelas han sentido agradecimiento por él”.

El proyecto del valor virtud es seguir la admonición del Salvador de aprender de Él (véase D. y C. 19:23) al leer todo el Libro de Mormón y dejar registradas las impresiones regularmente en un diario.

Un correo electrónico dirigido a la Presidencia de las Mujeres Jóvenes escrito por una hermana de Inglaterra decía así: “Lamentablemente, tenemos que pedir disculpas. No vamos a poder terminar esto tan rápido como habíamos pensado. La razón es que mi hija y yo estamos estudiando el Libro de Mormón como jamás lo habíamos hecho antes; es una experiencia tan dulce que deseamos tomarnos nuestro tiempo”.

En el Libro de Mormón se enseña acerca de sociedades que prosperaban y eran felices cuando eran virtuosas y puras; sin embargo, estas mismas sociedades decaían cuando dejaban de ser virtuosas, dijo la hermana Dibb.

Tanto hombres como mujeres han demostrado el mismo entusiasmo con respecto al nuevo valor, dijo la Presidencia de las Mujeres Jóvenes a la vez que citaban ejemplos de grupos enteros de hombres jóvenes y de barrios de solteros que han trabajado juntos en ese valor.

La hermana Dibb hizo hincapié en que tanto los hombres como las mujeres deben centrarse en la virtud a fin de obtener las más grandes bendiciones. “Los hombres no tienen poder ni fuerza para usar el sacerdocio que les es dado si no son moralmente puros”, dijo. “Y las mujeres reciben ese poder y esa fuerza para cumplir con sus llamamientos divinos de ser esposas, madres y mujeres al poner en práctica la virtud”.

La hermana Dalton dijo que considera que el valor de la virtud fue reservado para esta época: una época en la que el mundo hace muchas cosas, menos fomentar la virtud.

“Nos llama la atención que, en este mundo, tantas jovencitas pueden perder de vista su identidad como hijas de Dios”, dijo la hermana Cook. “Sencillamente se lo estamos recordando, del mismo modo que les recordamos el hecho de que, si han cometido un error, pueden arrepentirse”.

El compromiso de mantenernos virtuosos y puros es posible gracias al poder habilitador y redentor de la expiación del Salvador, dijo la hermana Dibb. La cuarta experiencia con un valor se centra en el arrepentimiento.

Durante el último año, muchas mujeres, tanto jóvenes como mayores, han expresado su deseo de volver a ser mujeres virtuosas. “[El que se haya agregado la virtud] ha entusiasmado a mujeres que han tomado decisiones incorrectas. Muchas han dicho: ‘Puedo volver a ser una mujer virtuosa… Puedo hacerlo’”, dijo la hermana Cook.

Muchas de aquellas que desean ser virtuosas nuevamente se preguntan por dónde pueden comenzar. La Presidencia de las Mujeres Jóvenes comparte la siguiente fórmula con ellas: Oren de día y de noche. Lean el Libro de Mormón cinco minutos o más todos los días. Y sonrían.

“Piensen cómo sería el mundo dentro de cinco años si todas las mujeres de la Iglesia y del mundo hicieran esto”, dijo la hermana Dalton. “Realmente creemos que las jovencitas virtuosas que tienen la guía del Espíritu pueden cambiar el mundo”.

Las jovencitas y líderes de la Estaca Independencia, Santo Domingo, República Dominicana, subieron a Cambita Garabito, una montaña de la República Dominicana, donde alzaron su propio estandarte a la virtud en agosto de 2009.

Fotografía cortesía de Iván Heredia