2008
El ser hombre o mujer es una característica esencial de la identidad y el propósito eternos
Octubre de 2008


Mensaje de las maestras visitantes

El ser hombre o mujer es una característica esencial de la identidad y el propósito eternos

Enseñe los pasajes de las Escrituras y las declaraciones que satisfagan las necesidades de las hermanas a las que visite. Dé testimonio de la doctrina e invite a las personas a quienes enseñe a conversar acerca de lo que hayan sentido y aprendido.

La Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles: “Todos los seres humanos, hombres y mujeres, son creados a la imagen de Dios. Cada uno es un amado hijo o hija espiritual de padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos. El ser hombre o mujer es una característica esencial de la identidad y el propósito eternos de los seres humanos en la vida premortal, mortal y eterna” (“La Familia: Una proclamación para el mundo”, Liahona, octubre de 2004, pág. 49).

¿Por qué es esencial el ser hombre o mujer?

Élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles: “El ser hombre o mujer… en gran medida… define quiénes somos, por qué estamos aquí en la tierra, y qué debemos hacer y llegar a ser. Por razones divinas, el espíritu de los hombres y el de las mujeres son diferentes, singulares y complementarios… A fin de llevar a cabo el plan de felicidad se necesitaba la combinación singular de facultades espirituales, físicas, mentales y emocionales tanto de hombres como de mujeres” (“El matrimonio es esencial para Su plan eterno”, Liahona, junio de 2006, pág. 51).

Julie B. Beck, Presidenta General de la Sociedad de Socorro: “Como hijas espirituales de Dios, las mujeres ‘recibieron sus primeras lecciones en el mundo de los espíritus, y fueron preparad[as] para venir’ (D. y C. 138:56) a la tierra; ‘se hallaban entre los nobles y grandes’ (D. y C. 138:55) que ‘se regocijaban’ (Job 38:7) por la creación de la tierra porque se les daría un cuerpo físico junto con la oportunidad de ser ‘probados’ en una esfera mortal (véase Abraham 3:25). Desearon trabajar codo a codo con hombres justos a fin de alcanzar las metas eternas que ni ellas ni ellos podrían alcanzar cada uno por su lado. La función de la mujer no comenzó en la tierra y no termina aquí. La mujer que valora la maternidad en la tierra valorará la maternidad en el mundo venidero” (“Corazón de madre”, Liahona, mayo de 2004, pág. 76).

¿Qué puedo hacer para cumplir mi función en el plan de nuestro Padre Celestial?

Margaret D. Nadauld, ex Presidenta General de las Mujeres Jóvenes: “Las mujeres de Dios no pueden ser como las mujeres del mundo. El mundo tiene suficientes mujeres duras; necesitamos mujeres delicadas. Hay suficientes mujeres groseras; necesitamos mujeres amables… Hay suficientes mujeres que tienen fama y dinero; necesitamos más mujeres que tengan fe” (“El regocijo del ser mujer”, Liahona, enero de 2001, pág. 18).

Élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles: “Dios mismo especificó la naturaleza, tanto preterrenal como terrenal, del hombre y de la mujer… A veces… las mujeres se [preguntan]: ‘¿Depende el valor de una mujer exclusivamente de su papel como esposa y madre?’ La respuesta es sencilla y obvia: No… Todo hombre y toda mujer rectos tienen un papel importante que realizar en el avance del reino de Dios…

“…Mis queridas hermanas, creemos en ustedes, confiamos en su bondad y su fortaleza… y contamos con todo ello… Creemos que el plan de Dios es que ustedes sean reinas y reciban las bendiciones más elevadas que toda mujer puede recibir en esta vida y en la eternidad” (véase “Mujeres de rectitud”, Liahona, diciembre de 2002, págs. 36–37).