2008
Envuelto entre los brazos de Su amor
Marzo de 2008


Envuelto entre los brazos de Su amor

Cuando nuestro hijo Nolan tenía sólo un año, sufrió un derrame cerebral como resultado de complicaciones de meningitis raquídea. Ahora, a los 14 años de edad, tiene que usar un aparato que desvía la sangre hacia el cerebro, sufre de problemas de aprendizaje y de parálisis en un costado del cuerpo.

A pesar de los desafíos, Nolan ha superado nuestras expectativas. Cualquier progreso que logra nos llena de felicidad. La paciencia y la determinación que ha adquirido son un digno ejemplo a seguir.

Mi esposo Ryan y yo, junto con nuestros otros cinco hijos, hemos progresado espiritualmente a raíz de las experiencias que hemos vivido con Nolan. En ocasiones nos sentimos desalentados y nos preocupamos por su futuro, pero entonces contamos nuestras bendiciones, reconocemos el amor y la preocupación que nuestro Padre Celestial y Su Hijo tienen por cada uno de nosotros y recordamos la respuesta a una oración cuando Nolan tenía seis años.

Una noche, cuando no estábamos seguros en cuanto a la forma en que debíamos hacer frente a los desafíos de Nolan, mi esposo y yo nos arrodillamos para orar por su bienestar. Al suplicarle al Señor, expresamos nuestra preocupación en particular por la conducta de Nolan relacionada con la idea que él tenía en cuanto a su propio valor. Rogamos de todo corazón que Nolan sintiera el amor de nuestro Salvador y que se diera cuenta de su gran valor como hijo de Dios.

A la mañana siguiente, Nolan fue directamente a la cocina, donde yo me hallaba preparando el desayuno. Por lo general, antes de desayunar, él jugaba con sus hermanos o se recostaba en el sofá, pero tenía un aspecto serio al subirse a uno de los bancos que estaban frente al mostrador de la cocina, y me miró y dijo: “Anoche tuve un sueño”.

Me di cuenta de su seriedad, y de inmediato despertó mi interés.

“¿De veras?”, le pregunté. “¿Qué sucedió en tu sueño?”

“Jesús estaba allí”, respondió con franqueza, “y me tomó en Sus brazos”.

Tengo un testimonio de que nuestro amoroso Padre Celestial escucha y contesta nuestras oraciones y que nuestro Salvador es nuestro intercesor ante el Padre. Nos conocen de manera individual; están al tanto de nuestras necesidades y de nuestra capacidad; Ellos saben cómo socorrernos.

Moroni nos dice: “…y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad… y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:4–5). He aprendido que este pasaje de las Escrituras no sólo tiene que ver con la manera de obtener un testimonio del Libro de Mormón, sino también con cualquier pregunta para la que con sinceridad estemos buscando una respuesta. Al enfrentarnos con desafíos, pesar y pruebas, nuestro corazón es profundamente sincero y nuestras intenciones son en verdad genuinas.

Cuán agradecida estoy por ser miembro de la Iglesia del Salvador, donde he aprendido mucho sobre Su evangelio mediante el estudio, el servicio y el Espíritu Santo. Cuán agradecida estoy por saber que nuestro Salvador nos ayudará, nos consolará y nos guiará a cada uno. Sé que a todos nos estrechará “entre los brazos de [Su] amor” (D. y C. 6:20) si venimos a Él.