2007
El élder Hafen toma la palabra en el congreso de la familia
Octubre de 2007


El élder Hafen toma la palabra en el congreso de la familia

El élder Bruce C. Hafen, de los Setenta, dirigió la palabra a delegados del mundo entero y recalcó la importancia de restablecer el significado del matrimonio tradicional. Pronunció este discurso con ocasión del IV Congreso Mundial de la Familia en Varsovia, Polonia, del 11 al 13 de mayo de 2007.

A lo largo de la historia del mundo ha existido una “historia de amor universal” en la que un hombre y una mujer se conocen, se enamoran y después se casan, dijo el élder Hafen. El lazo del matrimonio no afecta exclusivamente a la pareja, sino que la sociedad en su conjunto tiene gran interés en el éxito de tal relación.

“Ésta es la razón por la que los invitados y los amigos de los novios siempre celebran las bodas como acontecimientos comunitarios”, dijo el élder Hafen. “El matrimonio siempre ha sido el nudo crucial del tejido que mantiene unida a la sociedad. Cada matrimonio afecta a los que se encuentran en los círculos concéntricos de influencia que se extienden desde la pareja hacia los hijos y luego a la comunidad…

“La comunidad asiste a las bodas no para entrometerse en asuntos privados, sino por lo mucho que le interesa y le afecta el resultado y la descendencia de cada matrimonio. Casarse es entablar un compromiso público en el que se acepta la responsabilidad personal por nuestros hijos y por la influencia que tendrán en el tipo de comunidad que crearemos a lo largo del tiempo”, explicó.

Estas expectativas sociales y personales convierten al matrimonio en el medio principal de transmisión de valores de una generación a otra, afirmó. No obstante, esta fuente crucial de estabilidad social a largo plazo está en declive.

Más de un 80% de personas en Europa y un 46% en los Estados Unidos afirman que es aceptable vivir en pareja sin intención de casarse, explicó el élder. En Escandinavia, cerca de un 82% de los hijos primogénitos nacen fuera de los lazos del matrimonio, a pesar de la multitud de estudios que muestran los riesgos psicológicos y de otro tipo para los hijos de parejas no casadas. Este tipo de tendencias conllevan consecuencias sociales severas.

Además, la tasa de divorcios desde 1960 en los Estados Unidos, actualmente el país más propenso al divorcio, ha llegado a más del doble, lo que significa que la mitad de los matrimonios de hoy terminarán en divorcio. Esta cifra sería incluso más elevada si se incluyeran las separaciones de las parejas no casadas, que han aumentado en más de un 760 % en los Estados Unidos desde 1960.

“Observamos la fuerza de la revolución anti-matrimonio en esas estadísticas que muestran altísimas cifras de nacimientos fuera del matrimonio, parejas no casadas y divorcios”, dijo el élder Hafen. “En los últimos cuarenta años muchas personas… han dejado de creer que el matrimonio es una institución social pública duradera… La sociedad moderna ha ‘perdido el hilo’ de la historia de amor universal”.

El declive del matrimonio tradicional comenzó durante el movimiento por los derechos civiles de la década de los sesenta. Era necesario un cambio en el contexto de discriminación racial y sexual en los Estados Unidos, afirmó el élder Hafen. No obstante, algunos extremistas fueron mucho más allá y pusieron en tela de juicio las leyes y costumbres que apoyaban las relaciones familiares. A medida que el movimiento de la “liberación” cobraba impulso, los jueces permitían que las exigencias de libertad de los adultos pisotearan los intereses de los niños.

“Una vez vi a un niño pequeño solo, que parecía estar perdido y atemorizado”, contó el élder Hafen. “Llevaba una camiseta grande en la que se leía literalmente: ‘Déjame a solas’ (en español diríamos ‘déjame en paz’). Esto ilustra la ironía de que la sociedad permita que adultos irresponsables abandonen a sus hijos por su ‘derecho de estar a solas’ bajo el pretexto de liberar a todos los cautivos que [según ellos] sufren la opresión de los lazos familiares”.

Los estudios también revelan que la ausencia de padres casados es el denominador común de muchos jóvenes con problemas, y en comparación con las parejas casadas, las no casadas son más propensas a la depresión, a los problemas con el alcohol y las drogas, a la infidelidad, a los bajos ingresos y la infelicidad, así como a dos o tres veces más propensa a la violencia física, explicó el élder Hafen.

El élder también hizo referencia al delicado tema del matrimonio entre personas del mismo sexo. Hace quince años, ningún país del mundo tomaba este tipo de matrimonio tan en serio como ahora. Hay opiniones judiciales que apoyan estos matrimonios basándose en las nociones de libertad e intimidad personal, no en el valor social del matrimonio, afirmó.

“El debate del matrimonio entre homosexuales plantea una cruda pregunta: ¿El matrimonio se trata sólo de una decisión privada de personas adultas, o consiste en una institución que tiene el propósito público de favorecer los intereses de los niños y de la sociedad así como los de la pareja?”, dijo el élder Hafen.

El élder terminó su intervención resumiendo los cuatro “beneficios” sociales principales que aporta el matrimonio tradicional: en primer lugar, se satisfacen mejor las necesidades y los derechos de los niños; en segundo lugar, se enseñan y se trasmiten a la nueva generación las virtudes cívicas; en tercer lugar, los padres deciden qué valores deben aprender sus hijos; y en cuarto lugar, se da lugar a las mayores expectativas de estabilidad que puedan existir en las relaciones personales.

“Mi deseo de casarme, así como mi deseo de tener un hijo, indica a mi familia y a la sociedad que me comprometo con esta relación hasta las últimas consecuencias”, dijo el élder Hafen. “Entonces, mi esposa y mis hijos podrán comprometerse también sin preguntarse si su sacrificio vale la pena”.