2006
Ustedes son de noble linaje
Mayo de 2006


Ustedes son de noble linaje

Ustedes aprenderán más acerca de su vida y de su misión en la tierra si se preparan para recibir la bendición patriarcal y luego la estudian.

Durante el último año, he visto la luz de Dios brillar muchas veces en el rostro de ustedes, las mujeres jóvenes. La he visto en las grandes reuniones, desde Brasil hasta la República Dominicana. La he visto al tirar ustedes de carros de mano en las representaciones de las caminatas pioneras. He visto esa luz al cantar y jugar juntas en los campamentos. He visto esa luz de Dios brillar en el rostro de las jovencitas en los bautisterios de los templos, desde México hasta Utah. Su luz ha influido en mí y en muchas otras personas. Ustedes poseen esa luz porque literalmente son hijas espirituales de la Deidad, “progenie de padres exaltados”1 con una naturaleza divina y un destino eterno2. Ustedes recibieron sus primeras lecciones en el mundo de los espíritus de parte de sus padres celestiales3. Fueron enviadas a la tierra para ser probadas4.

Ustedes se encuentran en la etapa de la vida en la que han de tomar algunas de las decisiones más importantes. Debido a que de continuo las bombardean con un sinnúmero de mensajes incorrectos con respecto a quiénes son, precisan orientación adicional. Ustedes aprenderán más acerca de su vida y de su misión en la tierra y de la luz que llevan en su interior si se preparan para recibir la bendición patriarcal y luego la estudian.

Nunca se es demasiado joven para comenzar a aprender acerca de las bendiciones patriarcales5. Me alegro de haber recibido la mía antes de haber recibido el fuego nutrido de los mensajes confusos e incorrectos del mundo. Gracias a ella, recibí el consuelo y la certeza de que el Señor me ama y me conoce, y desde aquel día en adelante, comencé a pensar más en lo que tiene que ver con la eternidad que con la popularidad.

Ésta es la época para que las mujeres jóvenes se preparen para recibir la bendición patriarcal y después la reciban. Su obispo y sus padres las guiarán para decidir cuándo sea el momento indicado para recibirla, puesto que la edad y el estado de preparación para ello son diferentes para cada persona6. Cuando comprendan el significado y el propósito de la bendición patriarcal y sientan el deseo sincero de realizar la obra del Señor, contarán con la madurez suficiente para recibirla7. A veces, las personas esperan un tiempo más prolongado para recibir esa bendición, porque piensan que deben hacerse merecedoras de ellas de alguna forma especial. Si llenan los requisitos para recibir la recomendación para efectuar bautismos en el templo, entonces también los llenan para la bendición patriarcal. Es importante prepararse para recibir ésta con ayuno y con oración a fin de que su espíritu sea humilde y dócil a la enseñanza. Su preparación personal es muy importante.

Cuando reciban la bendición patriarcal, verán un destello de la eternidad; comenzarán a vislumbrar lo que yace en el futuro para ustedes por motivo de que su bendición se referirá a su trayecto y propósito eternos. El patriarca que les dé la bendición no sabrá lo que será su bendición sino hasta que la pronuncie. En la bendición, se les hablará de su linaje en la casa de Israel. Ésa es su línea familiar, y a ésta a veces se la llama tribu. Todas las tribus se remontan hasta el gran patriarca Abraham. Su linaje personal es importante, puesto que significa que están incluidas en las promesas que se le dieron a Abraham de que, por medio de él, todas las naciones de la tierra serían bendecidas8.

El linaje es un “parentesco consanguíneo”9 y eso las hace literalmente “hij[as] de los profetas”10 con un noble linaje. Por eso suele decirse que ustedes son jóvenes de linaje escogido11 y que pertenecen a una “generación real y escogida”12.

Una amiga mía dijo: “Cuando me uní a la Iglesia a los 16 años, comencé a comprender quién soy yo en verdad. Recibí mi bendición patriarcal y se me dijo que era de la casa de Israel. En esa época no sabía lo que eso quería decir, pero con el correr de los años, llegué a aprender que es un gran privilegio ser descendiente directa de los profetas. Tengo un valioso patrimonio y las mejores oportunidades”.

Al igual que Abraham, busquen ustedes la bendición para que posean un conocimiento mayor y reciban instrucciones del Señor13. Al recibir esa bendición, se darán cuenta de que el Señor las conoce por su nombre. En los primeros tiempos de la Iglesia, muchas personas deseaban que José Smith le pidiese al Señor instrucciones concretas referentes a la vida de ellas. Algunas de esas revelaciones hoy día forman parte de Doctrina y Convenios. Al igual que los primeros santos, ustedes pueden considerar su bendición patriarcal como su sagrada “escritura personal”14, la que deben conservar sagrada y compartir sólo con los miembros más cercanos de su familia15.

El patriarca puede prever el desenvolvimiento y las condiciones de la vida de ustedes y darles una bendición que se relacione con esos aspectos. Como me contó una jovencita: “Se dijeron algunas cosas en mi bendición sobre mí, que ni aun mis padres sabían”. El presidente James E. Faust dijo que toda bendición patriarcal es una “revelación personal inspirada por Dios”. Es “una estrella a la que seguir y un ancla para nuestra alma”. Ella nos revela nuestra capacidad y nuestro potencial16.

El presidente Packer dice que nuestra bendición es un “párrafo del libro de nuestras posibilidades”17. El presidente Monson llama a nuestra bendición “una Liahona de luz”18.

Por motivo de que no se ha dispuesto que la bendición patriarcal sea una predicción de todo lo que ocurrirá en la vida de la persona que la reciba, debemos procurar y seguir la guía del Espíritu Santo a fin de recibir mayor entendimiento para el curso de nuestra vida. Las enseñanzas del Evangelio siempre son una guía para lograr un entendimiento cabal de nuestro destino y privilegios. Por ejemplo, en la bendición patriarcal tal vez no se mencione que una persona se casará o que tendrá hijos, pero en el Evangelio se nos enseña que debemos casarnos en el templo y tener familias. Por iniciativa propia, podemos seguir esas enseñanzas del Evangelio, sin que se nos dé dirección personal específica.

Mientras cursaba la escuela secundaria, una consejera vio los resultados finales de mis exámenes y me dijo que pensaba que no me iría bien en la universidad; sin embargo, después de leer detenidamente y con oración mi bendición patriarcal, sentí que no debía abandonar mi meta de toda la vida. Por tanto, debido a que tenía un conocimiento del plan del Señor con respecto a mí, me fue posible seguir adelante con confianza. Descubrí que me iba bien en los estudios, y recibí un título universitario. Cuando sabemos quiénes somos y lo que debemos hacer, resulta más fácil tomar decisiones importantes acerca de los estudios, de la carrera y del matrimonio. Es más fácil hacer brillar nuestra luz en el ámbito familiar, entre los amigos y en cualquier otro lugar.

El Salvador dijo: “En verdad, en verdad os digo que os doy a vosotros ser la luz de este pueblo. Una ciudad que se asienta sobre una colina no se puede ocultar.

“He aquí, ¿encienden los hombres una vela y la ponen debajo de un almud? No, sino en un candelero; y da luz a todos los que están en la casa;

“por lo tanto, así alumbre vuestra luz delante de este pueblo, de modo que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”19.

Cuando sepan quiénes son y lo que deben hacer en la vida, no desearán ocultar su luz.

Por ejemplo, no desearán “ocultar su luz” al usar ropa que disminuya el potencial real que tienen. No querrán utilizar un lenguaje indebido ni contar chistes inapropiados, ni desfigurarse el cuerpo con tatuajes ni con otros procedimientos degradantes para una hija de linaje real. No degradarán su noble linaje al consumir ninguna sustancia dañina o adictiva. Ni tampoco verán ningún proceder que sea inmoral y que rebaje su noble condición ni participarán en ello. Ustedes procuren todo lo que sea “virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza”20, puesto que saben que son de noble linaje.

Ustedes son las preciadas hijas de la promesa, y si guardan los estatutos y los mandamientos del Señor y escuchan Su voz, Él ha prometido que las exaltará sobre todas las naciones para loor, y fama y gloria21. Su bendición patriarcal las inspirará a enmendar el rumbo cuando sea necesario. Ésta contiene promesas que recibirán sólo mediante su fidelidad; pero, si no son fieles, no esperen que se cumpla su bendición.

En ocasiones, las jóvenes piensan que por haber cometido errores, no son dignas de recibir la bendición patriarcal o que se han hecho indignas de la bendición que ya han recibido. Recuerden, la enseñanza fundamental del Señor Jesucristo es la fe en Él y en Su poder para redimir nuestros pecados. “Satanás quiere hacer[las] creer que no puede[n] arrepentir[se], pero eso es absolutamente falso”22. Cada semana, al tomar la Santa Cena, nos comprometemos a mejorar. Debemos procurar siempre llegar a ser una nueva persona que sea más semejante a nuestro Salvador Jesucristo. El apóstol Pablo llama a eso andar “en vida nueva”23. Si han cometido errores graves que las hayan hecho indignas de su noble linaje, estén dispuestas a llevar sus lágrimas de pesar a su obispo. Él es amigo suyo en el proceso del arrepentimiento y ha sido apartado para actuar como juez aquí en la tierra en lugar del Salvador, que es el Juez Eterno. El arrepentimiento es como un borrador gigantesco que borrará ¡hasta la tinta permanente! No es fácil, pero es posible24. El Señor dijo: “He aquí, quien se ha arrepentido de sus pecados es perdonado; y yo, el Señor, no los recuerdo más”25.

Jovencitas, mediante su bendición patriarcal, sabrán que son de noble linaje. Al avanzar en años, irán viendo que las profecías de su bendición irán adquiriendo forma. El Señor tiene cosas importantes y fascinantes para que ustedes lleven a cabo. Éste es el momento de “[levantarse y brilla[r], para que [su] luz sea un estandarte a las naciones”26; “por lo tanto, así alumbre vuestra luz delante de este pueblo, de modo que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”27. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Bruce R. McConkie, Mormon Doctrine, segunda edición, 1966, pág. 589.

  2. Véase: “La Familia: Una proclamación para el mundo”, Liahona, octubre de 2004, pág. 49.

  3. Véase D. y C. 138:56.

  4. Véase Abraham 3:25; véase también “Elección”, en la Guía para el Estudio de las Escrituras, pág. 58.

  5. Véase “Teaching Children about Patriarchal Blessings”, Ensign, octubre de 1987, pág. 54. El presidente Spencer W. Kimball enseñó: “¿Preparan a sus hijos para recibir [sus bendiciones patriarcales], o los dejan que las descubran por casualidad?… Creo que toda madre debería empezar a hablarles a sus hijos sobre las bendiciones patriarcales cuando tengan sólo unos cuantos años de edad, a fin de que se preparen para recibirla” (en Conference Report, Conferencia de Área de Manchester, Inglaterra, junio de 1976, pág. 23).

  6. Véase Ezra Taft Benson, Sermons and Writings of President Ezra Taft Benson, 2003, pág. 149.

  7. Véase Ensign, octubre de 1987, pág. 55.

  8. Véase Génesis 26:4; Abraham 2:9.

  9. Véase Selecciones de Doctrina de Salvación, Discursos y escritos de Joseph Fielding Smith, pág. 291.

  10. 3 Nefi 20:25.

  11. Véase “A vencer”, Himnos, Nº 167.

  12. 1 Pedro 2:9.

  13. Véase Abraham 1:2–3.

  14. Sermons and Writings of President Ezra Taft Benson, pág. 149.

  15. Véase Leales a la Fe, pág. 33.

  16. Véase James E. Faust, “Las bendiciones del sacerdocio”, Liahona, enero de 1996, pág. 71.

  17. Boyd K. Packer, “El patriarca de estaca”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 44.

  18. Thomas S. Monson, “Vuestra bendición patriarcal: una Liahona de luz”, Liahona, enero de 1987, pág. 63.

  19. 3 Nefi 12:14–16.

  20. Véase Los Artículos de Fe 13.

  21. Véase Deuteronomio 26:17–19.

  22. Para la fortaleza de la juventud, pág. 30.

  23. Romanos 6:4.

  24. Véase Leales a la Fe, 19–23.

  25. D. y C. 58:42.

  26. D. y C. 115:5.

  27. 3 Nefi 12:16.