2005
Regocijémonos en el conocimiento de la naturaleza eterna de la familia
octubre de 2005


Mensaje de las maestras visitantes

Regocijémonos en el conocimiento de la naturaleza eterna de la familia

Por medio de la oración, seleccione y lea de este mensaje los pasajes de las Escrituras y las enseñanzas que satisfagan las necesidades de las hermanas a las que visite. Comparta sus experiencias y su testimonio e invite a las hermanas a las que enseñe a hacer lo mismo.

El profeta José Smith: “El Gran Padre del universo vela por toda la familia humana con paternal cuidado y consideración; para Él son Su progenie” (véase Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 265).

¿Qué plan tiene Dios para las familias?

La Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles: “El plan divino de felicidad permite que las relaciones familiares se perpetúen más allá del sepulcro. Las ordenanzas y los convenios sagrados disponibles en los santos templos permiten que las personas regresen a la presencia de Dios y que las familias sean unidas eternamente” (“La familia: Una proclamación para el mundo”, Liahona, octubre de 2004, pág. 49).

Presidente Gordon B. Hinckley: “La obra del templo concierne a la familia, tanto en el sentido de que cada uno de nosotros pertenece a la familia eterna de Dios como también en el de que somos miembros de una familia terrenal. Además, concierne a la santidad y la naturaleza eterna del convenio del matrimonio y de las relaciones familiares… Por ser todos hijos del Padre Celestial, las demás personas son también miembros de la familia divina y, por lo tanto, todos son sus hermanos” (“¿Por qué todos estos templos?”, Liahona, junio de 1992, pág. 4).

D. y C. 110:14–15: “He aquí, ha llegado plenamente el tiempo del cual se habló por boca de Malaquías, testificando que él [Elías el profeta] sería enviado antes que viniera el día grande y terrible del Señor, para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y el de los hijos a los padres”.

¿Cómo puedo recibir las bendiciones de una familia eterna?

Presidente Joseph F. Smith (1838–1918): “Nuestras relaciones (familiares) no tienen por objeto ser exclusivamente para esta vida… Nuestros afectos y nuestros deseos se han dispuesto y preparado para durar… por toda la eternidad” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, 1998, pág. 414).

Élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles: “No existen lazos eternos sólo como resultado de los convenios selladores que hacemos en el templo. Lo que seremos en las eternidades por venir lo determinará la conducta que llevemos en esta vida. A fin de recibir las bendiciones del sellamiento que nuestro Padre Celestial nos ha dado, debemos obedecer los mandamientos y conducirnos de tal forma que nuestra familia quiera estar con nosotros en la eternidad” (“La familia eterna”, Liahona, enero de 1997, pág. 73).

Anne C. Pingree, Segunda Consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro: “Cuando una hermana escoge colocar a Cristo en el centro de su corazón, en el núcleo de su mundo personal, ella lleva al Señor al corazón de su hogar y familia, ya sea que ésta conste de una o de muchas personas. Doquiera que ella viva, y cualesquiera sean sus circunstancias, siendo ella el corazón del hogar y de la familia, lo que lleve en su corazón se reflejará en el ambiente y el espíritu de su hogar” (“Escojan, por tanto, a Cristo el Señor”, Liahona, noviembre de 2003, págs. 110–111).