2005
Eviten la Garganta del Diablo
septiembre de 2005


Ven y escucha la voz de un profeta

Eviten la Garganta del Diablo

En mi juventud, presté servicio misional en Brasil, lo cual resultó ser una extraordinaria experiencia. Una de las maravillas del mundo que se encuentra en ese gran país son las Cataratas del Iguazú. Durante la temporada de inundaciones, la cantidad de agua que cae desde el borde del precipicio no tiene comparación en todo el mundo. La parte de las cataratas en que el aluvión de agua es más fuerte se llama la Garganta del Diablo.

Hace algunos años, algunos imprudentes dueños de canoas llevaban pasajeros hasta los peñascos para que pudieran pararse sobre las rocas y dirigir la mirada al interior de la Garganta del Diablo. El agua que corre en la parte superior de las cataratas suele ser calma y de lento fluir, parte de un ambiente tranquilo en el que sólo el rugir de las aguas que se precipitan por la gorja advierte el peligro que acecha a apenas unos pocos metros más adelante. Una corriente repentina e inesperada podría lanzar cualquier canoa a las aguas rápidas, impulsándola sobre el acantilado y haciéndola caer en la Garganta del Diablo. Quienes cometen la insensatez de salir de las canoas para ponerse de pie en el húmedo peñascal fácilmente pueden resbalarse y acabar tragados por la corriente que se pierde en el abismo.

Algunos de ustedes se consideran muy temerarios, dispuestos a aceptar prácticamente cualquier reto, pero determinadas actividades los conducirán de manera inevitable a la garganta del diablo. El único curso seguro consiste en mantenerse bastante lejos del peligro. El presidente George Albert Smith (1870–1951) nos advirtió con tesón: “Si cruzan la línea hacia el lado que pertenece al diablo, aun cuando no sea más que dos o tres centímetros, estarán bajo el dominio del tentador, y si éste logra tener éxito, no podrán pensar ni razonar debidamente, porque habrán perdido el Espíritu del Señor” (Sharing the Gospel with Others, selecciones de Preston Nibley, 1948, pág. 43).

Algunos de los mensajes más atrayentes de Satanás son: todo el mundo lo hace; si no perjudica a nadie más, está bien; si te parece que no es dañino, está bien hacerlo; hay que hacerlo porque es lo que está de moda. Satanás es el engañador por excelencia. Se disfraza con tal perfección que es difícil reconocer su presencia y sus métodos.

Ustedes, jovencitos, deberán ser más fuertes espiritual y moralmente para soportar las tentaciones y las trampas del mundo. Tal vez ésa sea la razón por la que espíritus tan especiales se han reservado para esta época.

Vivimos tiempos difíciles en los que debemos permanecer firmes. Debemos avanzar en un espíritu de fe y no temer nada, excepto el estar demasiado cerca de la garganta del diablo. Si seguimos el consejo y la instrucción del presidente Gordon B. Hinckley, nuestro profeta, vidente y revelador, seremos fortalecidos y preservados.

De un discurso pronunciado en la conferencia general de abril de 2003.