2005
Lema de la Mutual Para el Año 2005: ‘Una Obra Grande y Maravillosa’
enero de 2005


Lema de la Mutual Para el Año 2005: “Una Obra Grande y Maravillosa”

Las presidencias generales de los Hombres Jóvenes y de las Mujeres Jóvenes analizan el lema de la Mutual para el año 2005.

(1 Nefi 14:7)

En la primavera de 1820, la sincera oración de un joven de 14 años abrió la puerta a “una obra grande y maravillosa” (1 Nefi 14:7). La restauración del Evangelio tuvo lugar por conducto del profeta José Smith, y debido a esa Restauración, ustedes pueden recibir las bendiciones que no se encontraban en la tierra durante cerca de 2.000 años. Gracias a esta Restauración, contamos con el Libro de Mormón y el privilegio de ser guiados por profetas vivientes. El poder del sacerdocio está nuevamente sobre la tierra y, gracias a él, en los santos templos se pueden efectuar las ordenanzas que unen a las familias por la eternidad.

El Señor ama a los jóvenes y confía en ellos. Ustedes son privilegiados al tener la oportunidad de vivir en la tierra en esta época en que la plenitud del Evangelio ha sido restaurada. Cada uno de ustedes puede y debe tener su propio testimonio de esta obra grande y maravillosa. El presidente Hinckley ha dicho: “Esta convicción, esta íntima y serena certeza de la realidad del Dios viviente, de la divinidad de Su Hijo Amado, de la restauración de Su obra en esta época y de las gloriosas manifestaciones posteriores es lo que se convierte en el fundamento de la fe de cada uno de nosotros. Eso es nuestro testimonio” (“El testimonio”, Liahona, julio de 1998, pág. 77). Al seguir el ejemplo del Salvador de un servicio abnegado y al tomar decisiones rectas, su testimonio se fortalecerá, serán bendecidos para hacer su parte y se les protegerá de las influencias del mundo. Como resultado de ello, sentirán que se les acepta y experimentarán gran gozo. ¡Qué gran bendición es el tomar parte en tantos aspectos de esta obra!

Testificamos que el Salvador dirige Su obra en la actualidad por medio de Sus profetas y demás líderes de la Iglesia. Testificamos también que el Señor los ama, confía en ustedes y que ha revelado el plan de salvación y de felicidad para guiarles en su vida. Además, nosotros los amamos, confiamos en ustedes y nos sentimos bendecidos al formar parte, junto con cada uno de ustedes, de esta obra grande y maravillosa.