2004
La familia es el elemento central del plan del Creador
diciembre de 2004


El fortalecimiento de la familia

La familia es el elemento central del plan del Creador

Una serie continuada en la que se proporcionan perspectivas para el estudio y uso de “La familia: Una proclamación para el mundo”.

“Nosotros, la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, solemnemente proclamamos que el matrimonio entre el hombre y la mujer es ordenado por Dios y que la familia es la parte central del plan del Creador para el destino eterno de Sus hijos.”1

Los esfuerzos por destruir a la familia

La familia, la institución más fundamental de la sociedad, está siendo atacada por todos los flancos. El adulterio, el divorcio, la cohabitación, el maltrato de los hijos y del cónyuge, la homosexualidad, el aborto, los embarazos de las adolescentes, la pornografía, los hijos desobedientes, los problemas económicos y una incipiente aversión por parte de los matrimonios a tener y criar hijos constituyen una prueba cada vez más evidente de que el adversario comprende muy bien el papel fundamental que desempeña la familia en el destino de los hijos de Dios.

“Por la importancia que tiene la familia en el plan eterno de la felicidad”, dijo el élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, “Satanás lucha con [denuedo] por destruir la santidad del hogar, por restarle significado a la función del hombre y de la mujer en la sociedad, por incitar a la depravación moral y a las violaciones de la ley de castidad y por convencer a los padres de que no tienen por qué dar [máxima] prioridad a su función de tener hijos y criarlos”2.

Aun en tales circunstancias, no debemos temer, pues Dios está con nosotros. Al final el bien vencerá al mal; sin embargo, de momento debemos ocupar nuestro puesto en el frente de esta guerra que comenzó en el mundo preterrenal y hacer todo lo que podamos para preservar y proteger la santidad de la familia.

El matrimonio es ordenado por Dios

Lo primero que podemos y debemos hacer es prepararnos nosotros mismos y preparar a nuestros hijos para recibir las ordenanzas del templo que sellan a las familias por la eternidad. El élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “Desde el momento en que nacemos en esta tierra, hasta el momento en que nos casamos en el templo, todo lo que tenemos en el sistema del Evangelio tiene como fin prepararnos y calificarnos para entrar en este sagrado orden del matrimonio que nos une como marido y mujer en esta vida y en el mundo venidero. No hay nada en este mundo que sea tan importante como la creación y el perfeccionamiento de las unidades familiares”3.

El matrimonio en el templo es el comienzo de una nueva entidad que puede durar para siempre: la familia eterna. Por consiguiente, es de suma importancia que ambos cónyuges observen los convenios que conciertan en la casa del Señor. El presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972) dijo: “El matrimonio de acuerdo con la ley de la Iglesia es la ordenanza más santa y sagrada. Traerá a marido y mujer, si permanecen en sus convenios, la plenitud de la exaltación en el reino de Dios”4.

La salvación eterna: un asunto familiar

“La plenitud de la salvación eterna es una cuestión familiar”, dijo el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles. “El plan del Evangelio surgió en el concilio de una familia eterna, se lleva a cabo en nuestras familias terrenales y tiene su destino en nuestras familias eternas”5.

“El nacer en una familia fue la manera que Dios escogió para enviar a Sus hijos espirituales a la tierra. El matrimonio y las relaciones familiares constituyen el medio que Él ha preparado para lograr Sus propósitos. No aprendemos las lecciones de la vida en un entorno edénico, sino en un contexto en el que enfrentamos retos, oposición, pruebas y tentaciones (véase 2 Nefi 2:11)”6. Es por ello que no debemos temer los problemas de nuestros días, sino verlos como un entorno en el cual la fe se puede fortalecer y la obediencia refinarse. Como observó el élder Joe J. Christensen, ex miembro de la Presidencia de los Setenta: “¿A cuántas personas excepcionales conocen que nunca hayan tenido un problema?”7.

La familia es la estructura de apoyo principal del plan de Dios para ayudarnos a resistir el mal, vencer las debilidades y labrar nuestra salvación; por ello, debemos hacer todo lo posible por fortalecerla en estos días de confusión y oposición.

La esperanza en un mundo en decadencia

Dado que Satanás y sus emisarios trabajan para destruir a la familia, muchos son los que pierden de vista las dichas y las bendiciones que puede ofrecer una familia fuerte y amorosa. En medio de esta creciente penumbra, las enseñanzas y las ordenanzas del Evangelio restaurado brillan como un singular faro de esperanza. Al edificar a nuestra familia sobre el firme cimiento del Evangelio, nuestra luz brillará más y más y atraerá a los que buscan la esperanza y la felicidad en un mundo que se está deteriorando y que no ofrece ni una ni otra.

Notes

  1. “La familia: Una proclamación para el mundo”, Liahona, octubre de 2004, pág. 49.

  2. “La familia eterna”, Liahona, enero de 1997, pág. 73.

  3. Citado por Joe J. Christensen en “El matrimonio y el gran plan de felicidad”, Liahona, julio de 1995, pág. 72.

  4. Doctrina de Salvación, compilación de Bruce R. McConkie, 3 tomos, tomo II, pág. 77.

  5. “Parental Leadership in the Family”, Ensign, junio de 1985, pág. 7.

  6. Daniel K Judd, Guy L. Dorius y David C. Dollahite, “Families and the Great Plan of Happiness”, en Strengthening Our Families: An In-Depth Look at the Proclamation on the Family, David C. Dollahite, editor, 2000, pág. 8.

  7. “Greed, Selfishness, and Overindulgence”, Liahona, julio de 1999, pág. 10.