2004
¿Qué es una familia?
octubre de 2004


Para el fortalecimiento de la familia

¿Qué es una familia?

Todos fuimos nutridos en la familia de nuestros padres celestiales antes de venir a la tierra, pero nacemos en este mundo como hijos de una familia terrenal.

Nuestro Padre nos dio la oportunidad de tener familias en la tierra de acuerdo con Su plan de felicidad (véase Alma 42:8). Sabemos cuál es Su plan, pues se nos enseña de él en las Escrituras y mediante los profetas de los últimos días. Dicho plan ha sido confirmado en “La familia: Una proclamación para el mundo”, redactada por hombres llamados de Dios como profetas, videntes y reveladores.

Esta proclamación define claramente que la familia se forma con el matrimonio de un hombre y de una mujer. Al sellarse en un templo del Señor, la unidad familiar adquiere el potencial de ser eterna, de perdurar más allá de la vida terrenal. Gracias a esas ordenanzas del templo, los niños nacidos en esa familia son sellados a sus padres para siempre.

En “La familia: Una proclamación para el mundo”, se explica que nuestro género forma parte de nuestra identidad eterna y que el mismo es importante para los papeles que desempeñamos en la vida terrenal y en la eternidad. En la proclamación también se explica que, por designio divino, en la familia los cónyuges tienen papeles diferentes pero de igual importancia, aun cuando sus objetivos eternos para la familia sean idénticos. La responsabilidad principal del padre es proveer para su familia, mientras que el papel principal de la madre es criar y cuidar a sus hijos. Al trabajar en unión, el hombre y la mujer se complementan mutuamente.

En ocasiones, las circunstancias dificultan o imposibilitan el que algunas personas vivan de acuerdo con este modelo celestial. Cuando sea así, nuestro Padre honrará y bendecirá sus esfuerzos por vivir de acuerdo con los principios que tienen que ver con la edificación de familias eternas. Si son padres, Él los fortalecerá en sus esfuerzos justos por establecer lazos eternos con sus hijos. Si no han tenido la oportunidad de casarse, mientras vivan Sus enseñanzas con fe, Él los bendecirá con las abundantes bendiciones que reciben las personas justas. Todos pueden anhelar y prepararse para el día en que formen parte de un compañerismo eterno con una familia propia.

En “La familia: Una proclamación para el mundo”, se señalan los elementos clave que constituyen el cimiento de las familias eternas: “Los matrimonios y las familias que logran tener éxito se establecen y se mantienen sobre los principios de la fe, la oración, el arrepentimiento, el perdón, el respeto, el amor, la compasión, el trabajo y las actividades recreativas edificantes”.

En un mundo en el que se reconoce cada vez menos el designio divino de la vida familiar, se hace cada vez más importante que los amados hijos e hijas espirituales de Dios sean fieles a su destino eterno al seguir los principios establecidos en la proclamación. A fin de ayudarles a lograrlo, las revistas Ensign y Liahona publicarán en meses sucesivos una serie de artículos que se basan en los principios de “La familia: Una proclamación para el mundo”. Puede hallarse el texto íntegro de la proclamación en la página que está frente a este artículo.

Presentación de la Proclamación Sobre la Familia

“…Vivimos en un mundo de confusión, uno en el que los valores éticos están cambiando. Hay voces tentadoras que llaman en esta o aquella dirección y hacen que se traicionen las normas de comportamiento comprobadas por el paso del tiempo. Las bases morales de nuestra sociedad se han debilitado considerablemente…

“…con tanto engaño en cuanto a las normas y los valores, con tanta tentación de seguir los consejos del mundo, hemos sentido la necesidad de amonestar y advertir sobre todo ello. A fin de hacerlo, nosotros, la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles, presentamos una proclamación a la Iglesia y al mundo como una declaración y confirmación de las normas, doctrinas y prácticas relativas a la familia que los profetas, videntes y reveladores de esta Iglesia han repetido a través de la historia”.

Presidente Gordon B. Hinckley, antes de leer “La familia: Una proclamación para el mundo”, en “Permanezcan firmes frente a las acechanzas del mundo”, Liahona, enero de 1996, págs. 113–117.