2003
Preparen a los miembros de sus familias mediante el fortalecimiento espiritual
marzo de 2003


Mensaje de las Maestras Visitantes

Preparen a los miembros de sus familias mediante el fortalecimiento espiritual

Con espíritu de oración, lea este mensaje y seleccione los pasajes de las Escrituras y las enseñanzas que se presten para satisfacer las necesidades de las hermanas a las que visite. Comparta sus experiencias y su testimonio, e invite a hacer lo mismo a las hermanas a las que enseñe.

La Primera Presidencia: “El hogar es el fundamento de una vida recta y ningún otro medio puede ocupar su lugar ni cumplir sus funciones esenciales en el cumplimiento de las responsabilidades que Dios les ha dado.

“Aconsejamos a los padres y a los hijos que den una prioridad predominante a la oración familiar, a la noche de hogar para la familia, al estudio y a la instrucción del Evangelio y a las actividades familiares sanas. Sin importar cuán apropiadas puedan ser otras exigencias o actividades, no se les debe permitir que desplacen los deberes divinamente asignados que sólo los padres y las familias pueden llevar a cabo de forma adecuada” (Carta de la Primera Presidencia, 11 de febrero de 1999; véase Liahona , diciembre de 1999, pág. 1).

Presidente Gordon B. Hinckley: “Amen a sus hijos y valórenlos. ¡Son tan preciados y tan extremadamente importantes! Ellos son el futuro. Para criarlos necesitan algo más que su propio conocimiento, necesitan la ayuda del Señor; oren para obtenerla y obedezcan la inspiración que reciban” (“La trama de la fe y el testimonio”, Liahona , enero de 1996, págs. 102–103).

Moisés 5:11–12: “Eva… oyó todas estas cosas y se regocijó, diciendo: De no haber sido por nuestra transgresión, nunca habríamos tenido posteridad, ni hubiéramos conocido jamás el bien y el mal, ni el gozo de nuestra redención, ni la vida eterna que Dios concede a todos los que son obedientes. Y Adán y Eva bendijeron el nombre de Dios, e hicieron saber todas las cosas a sus hijos e hijas”.

Élder Henry B. Eyring, del Quórum de los Doce Apóstoles: “Debemos arrodillarnos juntos en oración humilde con toda la familia, permitiendo que cada uno ore por turnos. Habrá ocasiones en que la oración parezca repetitiva y en que los demás permitan que sus pensamientos se desvíen, pero habrá otros momentos preciados en que alguien orará con verdadera fe pidiendo ayuda por necesidades reales, y el Espíritu Santo conmoverá el corazón de los presentes con testimonio. No recuerdo mucho de la enseñanza de mi madre, pero sí recuerdo sus oraciones por nosotros. Percibía su amor y el Espíritu me confirmaba en el corazón que ella amaba a nuestro Padre Celestial y al Salvador y que sus oraciones serían contestadas. Ella invocó bendiciones para nosotros en ese entonces, y el recuerdo de sus oraciones sigue bendiciéndonos” (“Un legado de testimonio”, Liahona , julio de 1996, pág. 69).

Bonnie D. Parkin, presidenta general de la Sociedad de Socorro: “El fortalecimiento espiritual de nuestras familias comienza dentro de las paredes de nuestro hogar, sea éste una cabaña de maleza o un palacio. Este fortalecimiento se extiende a nuestras sobrinas, sobrinos, primos, nietos; incluye a los niños de la Primaria del barrio, los jóvenes y las jovencitas; abarca a nuestros vecinos y comunidades. Consiste en expresar con frecuencia nuestro testimonio, en creer en la capacidad y en los talentos de los niños, en compartir nuestras cargas así como nuestros éxitos, en abrazar y en escuchar en vez de siempre tener prisa y reprender, en relatar nuestras experiencias de fe, en hacer que las Escrituras cobren vida mediante relatos y enseñanzas, en pedir el perdón de los demás mientras perdonamos sus defectos. Por supuesto que todo esto no sucede de repente, ¡pero debemos seguir poniendo de nuestra parte hasta lograrlo! No debemos perder jamás la fe en nuestros hijos ni tampoco en nosotras mismas”.

  • ¿Cómo podemos fortalecernos espiritualmente y a nuestras familias?

  • ¿Por qué es imprescindible la ayuda del Señor para criar a nuestros hijos?