2003
De las Mujeres Jóvenes a la Sociedad de Socorro
marzo de 2003


De las Mujeres Jóvenes a la Sociedad de Socorro

Las hermanas necesitan sentirse amadas y valoradas cuando realizan la transición del programa de las Mujeres Jóvenes a la Sociedad de Socorro.

Cuando Juliana Circe da Costa, miembro de la Rama Colonia, Estaca Jundiaí, Brasil, cumplió 18 años, le preocupó asistir a la Sociedad de Socorro. “Tenía miedo de estar sola y de no sentirme cómoda con las mujeres adultas de la rama”, dice. “Al principio era extraño, pero el Señor tiene un propósito para todo. No estoy diciendo que fuese fácil, pero me siento agradecida al Señor y a las hermanas que fueron tan maravillosas conmigo”.

La presidenta de la Sociedad de Socorro de Juliana, Rita Ribereiro Pandolfi, desempeñó un papel esencial en la transición de la joven. “En nuestra rama recibimos a las jóvenes con los brazos abiertos”, dice. “Sabemos que hacen frente a muchos cambios cuando salen de las Mujeres Jóvenes y empiezan a asistir a la Sociedad de Socorro”.

Al igual que Juliana, muchas jóvenes descubren que entrar en la Sociedad de Socorro representa un cambio al que quizá sea difícil adaptarse. Sin embargo, no a todas las jóvenes les preocupa formar parte de esa organización. Para algunas, entrar en la Sociedad de Socorro es un mero paso de la juventud a la madurez. “Estaba lista para el cambio”, dice Rachel Kramer, del Barrio Chapel Hill 1, Estaca Durham, Carolina del Norte. “Estaba igual de lista para salir de las Mujeres Jóvenes al cumplir los 18, como lo había estado para formar parte de ellas al cumplir los 12. Pensaba que las mujeres de la Sociedad de Socorro eran sabias, llenas de la virtud de una vida que estaba en armonía con el Evangelio, y me sentía feliz de poder pasar a conversaciones más ‘profundas’ sobre el Evangelio y estar rodeada de tantas mujeres a las que admiraba”.

Ya sea que estén listas o no, las jóvenes que ingresan a la Sociedad de Socorro precisan lo mismo: que se les ame y valore, tener amigas, aprender, sentir el Espíritu y ser parte de la organización. La experiencia demuestra que hay maneras de facilitar la transición. El planeamiento adecuado entre las presidencias de las Mujeres Jóvenes y de la Sociedad de Socorro, el hermanamiento y un fuerte sistema de apoyo por parte de miembros comprensivos del barrio o de la rama pueden ser de ayuda.

Líderes que trabajan en unión

El Manual de Instrucciones de la Iglesia establece el cimiento de la transición a la Sociedad de Socorro al animar a las presidencias de las Mujeres Jóvenes y de la Sociedad de Socorro a colaborar la una con la otra (véase Libro 2: Líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares , 1998, págs. 249, 262).

Para familiarizarse mejor con las jóvenes que pasen a formar parte de la organización, cada año una presidencia de estaca de la Sociedad de Socorro prepara y sirve una comida en un campamento de Mujeres Jóvenes. “Solíamos ir con antelación suficiente para visitar el lugar de acampada de cada barrio”, dice la presidenta de la Sociedad de Socorro Carolyn Rasmus, de la Estaca Orem Norte, Utah. “Servíamos algo que nos obligara a poner los alimentos en los platos de tal modo que pudiésemos establecer interacción con cada joven. Recuerdo que las chicas comentaban —de manera positiva— que llevábamos pantalones tejanos (jeans), que no nos importaba ensuciarnos y que dedicamos tiempo a ir al campamento. Esperábamos que ésa fuera una oportunidad para que nos vieran como hermanas con la que se podía tratar”.

Evelia de Hoyos, presidenta de la Sociedad de Socorro del Barrio Viveros, Estaca Cuautla, México, dice: “Cada mes de octubre, nuestra presidencia de la Sociedad de Socorro visita la clase de Laureles, acompañada de una representante de los jóvenes adultos. Charlamos sobre la declaración de la Sociedad de Socorro, la historia de la organización y su finalidad, el énfasis que se da a la educación, el desarrollo personal, la familia y el hogar, la caridad, las maestras visitantes y el programa En pos de la excelencia ”.

Otra presidencia de la Sociedad de Socorro trata con regularidad las necesidades de las jóvenes durante las reuniones de capacitación de estaca. “Al capacitar a las líderes, tanto de las Mujeres Jóvenes como de la Sociedad de Socorro, hemos tenido muy presentes las necesidades de las jóvenes”, dice Margarita Woodhouse, presidenta de la Sociedad de Socorro de la Estaca San Antonio. “Al planear incluir más plenamente a nuestras hermanas más jóvenes, estamos fortaleciendo el futuro de la Sociedad de Socorro”.

Ella añade: “Hemos descubierto que la asistencia de las líderes de las Mujeres Jóvenes a las actividades de la Sociedad de Socorro es un punto de vital importancia en la transición, pues las jóvenes buscan los rostros familiares de aquellas líderes a quienes han llegado a amar. Además de las madres, para las jóvenes las líderes de las Mujeres Jóvenes dan el ejemplo de lo que es la Sociedad de Socorro”.

Muchas líderes de barrio, rama, estaca o distrito planean actividades que unan a las jóvenes y a las hermanas de la Sociedad de Socorro. Diana Gardner, del Barrio Harrogate, Estaca York, Inglaterra, dice que invitaron a las Laureles a ir al templo para efectuar bautismos una noche en la que las hermanas de la Sociedad de Socorro del barrio efectuaban investiduras. “Las Laureles y las hermanas de la Sociedad de Socorro cenaron juntas en la cafetería y pasearon juntas por los terrenos del templo; esas conversaciones han tenido una gran influencia en las jóvenes”, dice la hermana Gardner.

Otra joven descubrió que el asistir con regularidad a la reunión de superación personal, de la familia y del hogar le ayudó enormemente en la transición a la Sociedad de Socorro. “Cuando estaba en las Mujeres Jóvenes, la Sociedad de Socorro invitó a las Laureles a asistir a esa reunión”, dice Vicky Hacking, del Barrio Pleasant Hill, Estaca Orlando Sur, Florida. “Solían tener una clase de manualidades que era de interés para nosotras, y a veces teníamos una clase para madres e hijas. Eso me sirvió para saber que podría sentirme cómoda y despertó en mí el deseo de asistir a la Sociedad de Socorro cuando cumpliera 18 años”.

En el Barrio Billingham, Estaca Billingham, Inglaterra, las líderes de las Mujeres Jóvenes invitaron a un grupo de hermanas de la Sociedad de Socorro a reunirse con las jóvenes a fin de hacer regalos de Navidad para un proyecto de servicio. “Fue divertido ver a las jóvenes y a las hermanas de la Sociedad de Socorro relacionarse y sentarse juntas, llevarse bien, charlar y reír en un entorno informal”, dice Ann Helps, segunda consejera de la presidencia de las Mujeres Jóvenes. “Eso sirvió para que nuestras jóvenes cambiasen el concepto que tenían de las hermanas de la Sociedad de Socorro y se dieran cuenta de que las hermanas mayores también una vez fueron jóvenes y que aún se divierten”.

Oportunidades de servir

El incluir a las jóvenes nuevas en la Sociedad de Socorro en el planeamiento de actividades, en la enseñanza de lecciones y en los actos de servicio que se prestan les ayuda a sentir el espíritu de la organización. El asignarles maestras visitantes de inmediato, así como también el llamarlas como tales, les facilita oportunidades de servir y de cultivar amistades. También se podría llamar a una hermana nueva a un comité o darle otro cargo en la Sociedad de Socorro.

Algunos barrios y ramas invitan a una hermana nueva, segura de sí misma, a ayudar en la enseñanza de una lección. “El compartir puntos de vista desde la juvenil perspectiva de esas hermanitas ha tenido un impacto duradero y poderoso en nuestra Sociedad de Socorro”, dice Susan Burningham, presidenta de la Sociedad de Socorro del Barrio Bountiful Hills, Estaca Bountiful Central, Utah. “Jamás olvidaré la lección en la que una joven adulta compartió experiencias que había registrado en su diario personal. En otra lección, dos jovencitas y sus madres compartieron las razones por las que habían decidido llevar una vida pura y virtuosa”.

Las oportunidades de servir le proporcionan dicha al alma y le brindan un propósito. Se podría invitar a las hermanas nuevas a ayudar a otras hermanas de la Sociedad de Socorro con asuntos relacionados al servicio caritativo o con un proyecto humanitario.

“Mi transición de las Mujeres Jóvenes a la Sociedad de Socorro fue una experiencia maravillosa debido al servicio”, dice Tagen Spencer, del Barrio Princeton, Estaca Pocatello Este, Idaho. “Aun cuando comencé mi experiencia en la Sociedad de Socorro en mi barrio de origen, donde la mayoría de las mujeres eran mayores, siempre se me recibió muy bien. Al servir con ellas en un proyecto humanitario, muchas de las viudas del barrio estaban allí. Se nos asignó la tarea de separar la ropa usada. Una hermana me llamó y se ofreció a llevarme; incluso me llevó a almorzar después del proyecto de servicio. Cada vez que alguien encontraba un vestido de novia usado, lo sacaba de entre las otras prendas, me lo daba a mí y se echaba a reír. Lo pasamos muy bien. Esto fortaleció mi testimonio del servicio al mismo tiempo que me ayudó a relacionarme con las hermanas”.

El hermanamiento de las jóvenes

El dar la bienvenida a hermanas nuevas a la Sociedad de Socorro puede ser un acontecimiento especial. Algunas presidencias dan a cada joven una flor o una copia enmarcada de la declaración de la Sociedad de Socorro; otras ponen de relieve los datos importantes y los talentos especiales de cada miembro nuevo. La presidenta de la organización de un barrio creó invitaciones en las que decía: “Planta la semilla de la Sociedad de Socorro en tu corazón” y llevó una a la casa de cada joven, junto con un paquetito de semillas.

El dar la bienvenida a las jóvenes y aceptarlas con amor fortalece la hermandad de la Sociedad de Socorro; el sentarse y charlar con ellas, conocer sus intereses y sus vidas puede ser importante para las hermanas nuevas. La mayoría de ellas está acostumbrada a tener una relación individual y de afecto con las asesoras de las Mujeres Jóvenes, y también necesitan sentirse amadas por sus nuevas hermanas de la Sociedad de Socorro.

“Acababa de mudarme a Atlanta; era la primera vez que estaba lejos de casa”, dice Tara Towsley, del Barrio North Point, Estaca Roswell, Georgia. “No hace falta decir que estaba un poco cohibida. Recuerdo que me senté en la reunión sacramental, pensando en volver a casa, cuando se me acercó una mujer maravillosa y se presentó. Me dijo cómo se llamaba, que era la presidenta de la Sociedad de Socorro y me indicó dónde se reunían las hermanas. Dijo también que se sentía muy feliz por mi asistencia, y de inmediato me sentí mejor”.

La presidenta de una Sociedad de Socorro animó a las hermanas del barrio a aprender el nombre de cada jovencita que ingresara a la Sociedad de Socorro. Distribuyó fotos y una pequeña biografía de todas las jovencitas a cada una de las hermanas de la Sociedad de Socorro; eso sirvió para que las hermanas llamaran a cada una de las jovencitas por su nombre y le extendieran su amistad.

Otra presidenta de la Sociedad de Socorro asistió a la clase de Laureles y pidió a cada jovencita que escribiera en una tarjeta su nombre y el nombre de cinco hermanas del barrio por las que sintieran una admiración particular. Luego envió una carta a cada una de las hermanas que habían sido nombradas, en la que le explicaba lo mucho que esa Laurel la admiraba. A la vez, las hermanas desarrollaron un interés especial por la jovencita.

Muchas líderes se han dado cuenta de que la jovencita que regresa a casa después de sus estudios sólo durante el verano precisa tanto hermanamiento como las que están en el barrio todo el año. Un poco de atención extra les ayuda a sentir que forman parte de la Sociedad de Socorro.

El hermanamiento no es un camino de un solo sentido. La hermana Margaret Nadauld, ex presidenta general de las Mujeres Jóvenes dice: “Espero que estas jóvenes adultas que pasan a la Sociedad de Socorro lleven consigo su simpatía y hagan sentir a las demás hermanas lo fuerte de su espíritu, su amor por el Señor y por las Escrituras, y su comprensión de las enseñanzas del Evangelio”.

M. E. Clayton ha asistido a la Sociedad de Socorro en diversos barrios. ¿Qué sugiere ella para facilitar la transición a la organización?

“¡Participen!”, dice. “Si las jóvenes quieren que las reuniones se orienten más hacia sus intereses, el participar y llegar a ser parte del programa permitirá a las demás mujeres conocerlas y entenderlas. Si nunca participan, muy fácilmente pueden llegar a sentirse excluidas”.

Penny Rowe, del Barrio Leeds 4, Estaca Leeds, Inglaterra, dice: “Las líderes debemos orar humildemente por nuestras hermanas y para saber cuál es la mejor forma de hermanarlas. El mayor líder de todos, nuestro Salvador, siempre nos mostrará el camino”.

Otros pastores pueden ayudar

Aunque las líderes de las Mujeres Jóvenes y de la Sociedad de Socorro son las primeras en ayudar a las jóvenes a realizar la transición, hay otros pastores que también pueden ayudar: padres, líderes anteriores de las Mujeres Jóvenes, líderes del sacerdocio, maestros orientadores, maestras visitantes, amigos, familias del barrio o de la rama y maestros de instituto. Al trabajar juntos, pueden crear una red de seguridad para estas jóvenes y asegurarse de que no se las desatienda ni se pierdan en esta etapa crucial de la vida.

Bonnie D. Parkin, presidenta general de la Sociedad de Socorro, dice: “El obispo puede ser una ayuda crucial en la actitud que una joven tenga hacia la Sociedad de Socorro. Cuando el obispo entrevista a cada joven y le habla del valor de la Sociedad de Socorro en la vida de ella, esto surte un impacto”. La atención constante y las entrevistas que tenga con el obispo una vez que la joven forme parte de la Sociedad de Socorro también son de utilidad.

Kelly Smurthwaite, de la Universidad Brigham Young —Idaho, Barrio 56, Estaca BYU— Idaho 4, fue llamada como presidenta de la Sociedad de Socorro de su barrio estudiantil justo cuando se dirigía a pasar el verano en su casa, cargo que empezaría a desempeñar el año escolar siguiente. “Antes de irme a casa, mi obispo me aconsejó que observara a las líderes de la Sociedad de Socorro de mi barrio de origen”, dice. “También me animó a permanecer activa en la Sociedad de Socorro durante el verano al asistir a las reuniones de superación personal, de la familia y del hogar y demás actividades”.

Con tantas tentaciones en el mundo y las intenciones de Satanás de engañar a los que se esfuerzan por seguir al Salvador, debemos mantenernos firmes en nuestros esfuerzos por fortalecer a las hermanas jóvenes adultas. Si los fieles Santos de los Últimos Días se aúnan para amar, apoyar y proteger a estas jovencitas, las bendiciones del Señor se derramarán de manera abundante.

“Me siento muy agradecida por la organización de la Sociedad de Socorro; pienso que me ha preparado mejor para la siguiente fase de mi vida”, dice Tara Towsley. “Me ha dado la oportunidad de entablar amistad con mujeres mayores y más sabias, y ha servido para que mi testimonio madure en muchos aspectos. Me llevó tiempo encontrar mi lugar, pero con el tiempo empecé a sentirme como en casa en la Sociedad de Socorro”.

Así debiera ser.

“Amamos mucho a las jovencitas y oramos por ellas sin cesar”, dice la hermana Nadauld. “No dejamos de amarlas una vez que salen de la organización de las Mujeres Jóvenes. Sabemos cuán importante es que estén cerca de la Iglesia a cualquier edad, así que oramos para verlas sentadas con nosotras en las reuniones de la Sociedad de Socorro una vez que cumplan los 18 años”.

Kathleen Lubeck Peterson es miembro del Barrio Harbor Hills, Estaca Newport Beach, California.

Sentirse Amada

“Mi deseo para las jovencitas que pasan a integrar la Sociedad de Socorro es que se las reciba con los brazos abiertos, que se sientan seguras y a salvo, y que perciban el amor del Señor a través de las mujeres con las que se relacionan. La Sociedad de Socorro es el lugar en el que toda joven debe encontrar mujeres que se preocupen por ella y la cuiden. Es también el lugar donde aprenderá a amar a sus hermanas. Mi consejo para estas hermanas nuevas es que participen y se olviden de sí mismas. Entonces ocurrirán cosas maravillosas”.

Bonnie D. Parkin, presidenta general de la Sociedad de Socorro.