2000–2009
Con las serpientes de cascabel no se juega
Abril 2001


Con las serpientes de cascabel no se juega

“Satanás y sus siervos promueven la pornografía como entretenimiento, pero ésta es una serpiente altamente venenosa y engañadora que permanece al acecho tras las revistas, el Internet y la televisión”.

Hace unos años, la hermana Sorensen y yo tuvimos el privilegio de visitar la India. Recuerdo que mientras caminaba por la pista de aterrizaje vi a unos hombres que tocaban la flauta con una cesta a los pies. Al comenzar a tocar, retiraban la tapa de la cesta y una cobra salía de ella. Al continuar la mÚsica, la serpiente se elevaba más y más hasta casi alcanzar su estatura total. Cuando eso sucedía, normalmente la cobra volvía a caer en la cesta. Una de las veces observé que la cobra cayó por fuera. El flautista extendió la mano, la acarició y la devolvió a la cesta con cuidado. Me sorprendió ver que un hombre pudiera tratar con una criatura aparentemente tan peligrosa sin sufrir ningÚn daño. Pero nuestro guía me dijo que esta práctica es muy arriesgada y que una de las mayores causas de mortalidad en la región eran sin duda las picaduras de serpientes venenosas.

Mi pensamiento se trasladó a la época de mi adolescencia en la granja. En verano, una de nuestras responsabilidades era llevar heno desde el campo hasta el granero para almacenarlo durante el invierno. Mi padre lanzaba el heno a la vagoneta y yo lo pisaba para que pudiera caber la mayor cantidad posible. Un día, en uno de esos montones que mi padre arrojaba a la vagoneta, vi una serpiente de cascabel. Cuando la miré, sentí una mezcla de preocupación, miedo y excitación. La serpiente estaba tendida en el fresco y agradable heno. El sol relucía sobre su dorso con forma de mosaico. Al poco, la serpiente dejó de emitir su sonido característico, se quedó quieta y yo empecé a sentir gran curiosidad. Comencé a acercarme y me agaché para poder verla mejor, cuando de repente escuché a mi padre que me decía: “¡David, hijo mío, con las serpientes de cascabel no se juega!”.

Esta tarde me gustaría hablarles acerca del peligro que entraña el jugar con serpientes venenosas. No me refiero a aquellas que tienen un cuerpo alargado y resbaladizo, sino a otras que se presentan de muchas maneras diferentes. A menudo el mundo hace que estos peligros aparenten ser inofensivos --incluso excitantes e interesantes-- pero el jugar con esas serpientes llena la mente de veneno, un veneno que aleja al Espíritu Santo1.

Hermanos, los entretenimientos que gozan de gran aceptación popular, a menudo nos muestran lo que es malo e incorrecto como algo agradable y correcto. Recordemos el consejo del Señor: “Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo”2.

Satanás y sus siervos promueven la pornografía como entretenimiento, pero ésta es una serpiente altamente venenosa y engañadora que permanece al acecho tras las revistas, el Internet y la televisión. La pornografía aniquila la estima propia y debilita la autodisciplina. Es mucho más mortífera para el espíritu que la serpiente de cascabel sobre la que mi padre me advirtió que no debía jugar. En la Biblia está asentado que el rey David gozaba de grandes dones espirituales, pero un día estuvo donde no debía estar y vio lo que no debía ver. Esas obsesiones causaron su caída3.

El resistir las tentaciones de los medios de comunicación actuales no es fácil; se requiere esfuerzo y una valiente determinación. En la ciudad donde me crié, si uno quería buscar la inmundicia tenía que viajar al menos una hora de distancia, pero en nuestros días y con Internet, los problemas sólo están a unos clics del ratón. Sean como el capitán Moroni en su esfuerzo por vencer esas tentaciones; levanten “fortificaciones”para reforzar sus puntos débiles. Pero en vez de construir murallas de “vigas y tierra”para proteger una ciudad vulnerable, construyan “fortificaciones”en forma de reglas de conducta personal que protejan su preciada virtud4. Cuando tengan una cita con alguien del sexo opuesto, planifíquenla de manera que estén rodeados de otras personas y eviten estar solos. Conozco a algunos hombres, jóvenes y mayores, que han tomado la decisión de simplemente no encender la televisión o navegar por Internet en ningÚn momento cuando estén solos. Padres, es prudente colocar las computadoras y los televisores en la sala de estar o en otras zonas concurridas del hogar, no en el cuarto de sus hijos. También me consta que hay padres que cuando están en un viaje de negocios deciden prudentemente no encender la televisión del hotel.

Recuerden, el construir esas “fortificaciones”no es un signo de debilidad, sino todo lo contrario: demuestra fortaleza. Las Escrituras nos dicen que el capitán Moroni era tan fuerte que si todos los hombres fueran como él, “los poderes mismos del infierno se habrían sacudido para siempre”5. Recuerden que los parapetos de Moroni6 fueron la clave de su éxito; y la clave del éxito que ustedes cosechen será el que edifiquen sus propios parapetos.

Una de las fortificaciones más vitales que pueden edificar es el decidir en este momento dónde fijar sus límites, antes de enfrentarse con el desafío. Nuestro profeta enseña que si decidimos ahora que no miraremos material inapropiado, sino que huiremos de él, “el desafío queda atrás”7.

Hace poco tiempo, varias amigas de la secundaria invitaron a mi nieta Jennifer a salir a cenar y ver una película. Entre todas se pusieron de acuerdo en la película que iban a ver y Jennifer se sentía bien con la idea. Sin embargo, la chica que se levantó de la cena para ir a comprar los boletos para el cine volvió con boletos para una película diferente de la que habían acordado, y les dijo: “Es una gran película y es para adultos”.

Sorprendida, Jennifer no podía creer que la situación hubiera cambiado de manera tan repentina. Pero afortunadamente, ella había decidido antes de encontrarse en esa situación que nunca vería películas clasificadas para adultos, y pudo ser firme y decirle a sus amigas: “No puedo ir a ver una película para adultos. Mis padres no lo consentirían”; a lo que las chicas respondieron: “¡Pero bueno, tus padres nunca lo sabrán!”. Cuando escuchó eso, Jennifer respondió: “La verdad es que no importa si mis padres se enteran o no. Sencillamente, yo no veo películas de ese tipo”.

Las amigas de Jennifer se enfadaron e intentaron hacerla desistir. Le dijeron que “les estaba aguando la fiesta”. Pero cuando vieron que no iba a ceder, le tiraron el boleto y el dinero a la cara, la dejaron allí y se marcharon a ver la película. Todo acabó en una tarde solitaria y llena de rechazo por parte de sus amigas. Pero fue un momento muy especial para Jennifer y para nuestra familia8. Jennifer adquirió mayor confianza, propia estimación y poder espiritual9.

El jugar con una serpiente venenosa a sabiendas es doblemente peligroso10. Aquellos que lo hacen me recuerdan al chico al que se le escuchó decir en su oración: “Padre Celestial, si no puedes hacer que yo sea mejor, no te preocupes. Me lo paso muy bien tal como soy”.

No sean tan insensatos como ese chico. Los que hacen planes para pecar creyendo que podrán arrepentirse antes de recibir los sagrados convenios y ordenanzas del templo se arriesgan a perder su salud espiritual y descubren que el proceso para regresar a la senda correcta es doloroso.

Para los que han sufrido la picadura de una serpiente de cascabel, existe un doloroso proceso de limpieza. Hay que hacer un corte con un cuchillo afilado; después, se debe limpiar la sangre infectada de la herida. A menudo se precisa la estancia en un hospital. Hoy les ruego que eviten jugar con esa serpiente de cascabel. Es mucho mejor no cometer el pecado11.

Algunos jóvenes se dan cuenta, mientras avanzan en el sacerdocio, se preparan para servir en una misión o para ir al templo, de que todavía padecen los efectos de una picadura de serpiente que un día introdujo veneno en su espíritu. Los pecados sexuales se encuentran entre los más venenosos.

Si ustedes o alguno de sus conocidos han sido envenenados espiritualmente, para estos casos también existe un equipo espiritual de primeros auxilios. Se le conoce como el arrepentimiento12, y tal como el antídoto para una picadura de serpiente real, es más eficaz si se aplica de manera rápida e inmediata. Contrarresta hasta los venenos espirituales más mortíferos. “Porque he aquí, el Señor vuestro Redentor sufrió la muerte en la carne; por tanto, sufrió el dolor de todos los hombres, a fin de que todo hombre pudiese arrepentirse y venir a él”13. El milagro del perdón es real14. El Señor honra el arrepentimiento de todos ustedes15.

Un paso importante para la obtención de la cura del veneno espiritual es arrodillarse y pedir a nuestro Padre Celestial que les perdone16; pídanle que puedan desarrollar el deseo de hacer lo correcto; pídanle que puedan desarrollar el valor para hablar con sus padres y con su obispo si es necesario17. A pesar de sus temores, ellos seguirán amándoles. No tienen que hacerlo solos. Aunque el camino del arrepentimiento es difícil, no tiene por qué recorrerse en la soledad. Los padres y los líderes pueden proporcionar apoyo y aliento muy valiosos.

El poder y la liberación que resultan del perdón son reales. El Salvador enseñó: “La verdad os hará libres”18. El gozo y la felicidad proceden de una vida semejante a la de Cristo19. Él nos ha pedido que mantengamos nuestros pensamientos puros20, que conservemos el respeto hacia nosotros mismos. Nos ha pedido que nos convirtamos en una buena influencia para nuestra familia y amigos. Debemos amarles y encaminarles hacia la luz. Él dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros”21. Él ha prometido que nos ayudará a vivir de acuerdo con sus normas, y ha dicho: “Llevad mi yugo sobre vosotros… porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”22.

Hermanos del Sacerdocio, ¿pueden unirse a mí aquí mismo, en este momento, para una vez más comprometerse y tomar sobre ustedes el nombre de Cristo? Con este sacerdocio que poseen, ¿pueden levantarse y ejercer el poder de Dios para defender la rectitud? ¿Pueden estar en lugares santos?23.

Todos hemos aceptado la responsabilidad de moldear nuestra vida segÚn la del Maestro. Él ha concedido las llaves del Sacerdocio y de la revelación divina a nuestro profeta viviente, Gordon B. Hinckley, quien nos aconseja: “Aléjense de la pornografía”24. “Les suplico que saquen eso de su vida”25.

Hermanos, no dejen que el veneno toque su alma. Recuerden: “El que es justo es favorecido de Dios”26. Testifico de esto en el nombre de nuestro Señor y Maestro, Jesucristo. Amén.

  1. Véase D. y C. 1:33, Moisés 8:17.

  2. Isaías 5:20.

  3. Véase 2 Samuel 11, D. y C. 132:39.

  4. Véase Alma 53:4, 7.

  5. Alma 48:17.

  6. Véase Alma 53:4–5.

  7. “El consejo y la oración de un profeta en beneficio de la juventud”, presidente Gordon B. Hinckley. Liahona, abril de 2001, pág. 33.

  8. Véase Gálatas 5:16–21.

  9. Véase D. y C. 121:45–46.

  10. Véase Mosíah 27:10–11, Alma 1:15.

  11. Véase Lucas 15:21.

  12. Véase Isaías 1:18.

  13. D. y C. 18:11.

  14. Véase Mosíah 26:29.

  15. Véase 2 Nefi 9:23, 26:27.

  16. Véase Alma 34, 3 Nefi 18:29–32.

  17. Véase D. y C. 64:7.

  18. Juan 8:32.

  19. Véase 2 Nefi 2:25, 9:18, Mosíah 2:41, 4:3.

  20. Véase Artículos de Fe 1:13.

  21. Juan 13:35.

  22. Mateo 11:29–30.

  23. Véase D. y C. 101:22.

  24. “Por qué hacemos algunas de las cosas que hacemos”, Liahona, enero de 2000, pág. 62.

  25. “’Y se multiplicará la paz de tus hijos’”, Liahona, enero de 2001, pág. 61.

  26. 1 Nefi 17:35.