2000–2009
El vivir mediante la guía de las Escrituras
Octubre 2000


El vivir mediante la guía de las Escrituras

”Todos necesitamos guía en la vida; la obtenemos mejor de los libros canónicos y de las enseñanzas de los profetas de Dios”.

Hace poco, la hermana Nelson y yo nos encontrábamos en Dinamarca durante la conmemoración del 150 aniversario de la Iglesia en Escandinavia. Entre las reuniones, tomamos unas cuantas horas para buscar los pueblos donde habían nacido dos de los abuelos de mi padre, que se encontraban entre los primeros conversos de la Iglesia en Dinamarca. La familia de la abuela paterna de mi padre vivía en la parte oeste del país1; la familia de su abuelo paterno vivía en el norte de Dinamarca2. Gracias a un buen conductor y a un mapa magnífico, encontramos cada pueblo y obtuvimos la preciada información. Durante todo el viaje, mis manos no soltaron ese valioso mapa que probó ser tan esencial para lograr nuestras metas.

En comparación, muchas personas van por la vida sin una buena guía, sin saber a dónde desean ir o cómo llegar a ese lugar, pero si se pone suma atención a un mapa de caminos para un viaje de un solo día, ¿no sería prudente también poner atención a una guía fidedigna en nuestra jornada por la vida? Es en cuanto a eso que quisiera hablar: de por qué necesitamos guía, dónde podemos obtenerla, y cómo podemos lograrla.

¿Por qué necesitamos guía?

La pregunta ¿Por qué?, pone énfasis en el propósito de la vida. El máximo objetivo de nuestra jornada terrenal lo reveló nuestro Creador cuando dijo: ”Y si guardas mis mandamientos y perseveras hasta el fin, tendrás la vida eterna, que es el mayor de todos los dones de Dios”3.

Su don de vida eterna está sujeto a las condiciones que él estableció4. Esas condiciones constituyen un plan, o, para utilizar mi analogía, un mapa espiritual. Y cuando surgen dificultades es cuando más se necesita esa guía. En nuestro viaje por Dinamarca, llegamos a una desviación inesperada que hizo que nos perdiéramos. Para volver al camino correcto, detuvimos el auto; estudiamos el mapa con detenimiento y luego hicimos la corrección necesaria.

¿Y qué sucede si andan perdidos y no tienen un mapa? Supongan que se encuentran solos y no saben dónde están. ¿Qué pueden hacer? ¡Piden ayuda! ¡Llaman a casa! ¡Llaman a la Iglesia! ¡Oran! Una vez que reciben alguna clase de ayuda, se dan cuenta de que tienen que subir por allí o dar vuelta por allá para volver al camino correcto. O tal vez tengan que volver al principio a fin de asegurarse de que pueden llegar a donde desean ir.

Dónde podemos obtener guía

Eso nos lleva a preguntarnos ¿dónde podemos obtener la guía que necesitamos? Acudimos a Aquel que nos conoce mejor: nuestro Creador. Él nos permitió venir a la tierra con la libertad de elegir nuestro propio camino. En Su gran amor, él no nos dejó solos. Él nos proporcionó una guía --un mapa espiritual-- para ayudarnos a lograr éxito en la jornada. Esa guía la conocemos como los libros canónicos, así llamados porque ellos --la Santa Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio-- constituyen la norma mediante la cual debemos vivir; nos sirven como una norma de referencia, al igual que las normas de tiempo, pesos y medidas que se conservan en las agencias gubernamentales encargadas de esos asuntos.

Para lograr nuestro objetivo de la vida eterna, debemos seguir las enseñanzas de los libros canónicos y otras revelaciones recibidas de los profetas de Dios5. Nuestro amoroso Señor previó la necesidad que tendríamos de recibir dirección. Él dijo: ”Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la exaltación y continuación de las vidas, y pocos son los que la hallan”6.

Pocos son los que encuentran el camino porque pasan por alto el divino mapa que nos ha dado el Señor. Y un error aún más serio es el no hacer caso al Hacedor del mapa. Dios declaró en el primero de Sus Diez Mandamientos: ”No tendrás dioses ajenos delante de mí”7. No obstante, el hombre carnal se inclina a dejar que su lealtad se vuelva hacia los ídolos.

Por ejemplo, nos parece increíble que las computadoras, así como Internet transmitan datos con sorprendente rapidez. De verdad estamos agradecidos por estas ayudas electrónicas, pero si permitimos que se adueñen de nuestro tiempo, perviertan nuestro potencial o envenenen nuestras mentes con pornografía, dejan de ser ayudas y en vez de ello se convierten en dioses falsos.

El Maestro nos advirtió de aquellos que ”no buscan al Señor para establecer su justicia, antes todo hombre anda por su propio camino, y en pos de la imagen de su propio dios, cuya imagen es a semejanza del mundo y cuya substancia es la de un ídolo”8.

Los dioses falsos únicamente llevan a caminos sin salida. Si nuestra jornada por la vida ha de tener éxito, debemos seguir la dirección divina. El Señor dijo: ”Elevad hacia mí todo pensamiento; no dudéis; no temáis”9 . Y el salmista escribió: ”Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”10.

El seguir ese consejo divino requiere no sólo convicción, sino conversión, y a menudo, arrepentimiento. Eso agradaría al Señor, quien dijo: ”Convertíos, y volveos de vuestros ídolos y [apartaos]… de todas vuestras abominaciones”11.

En su jornada por esta vida, ustedes encuentran muchos obstáculos y cometen algunos errores. La guía de las Escrituras les ayuda a reconocer el error y efectuar la corrección necesaria, lo cual les impide seguir en la dirección equivocada. Ustedes hacen un estudio cuidadoso del mapa de las Escrituras y luego siguen adelante con el arrepentimiento y la restitución necesaria para hallarse en el ”estrecho y angosto camino que conduce a la vida eterna”12.

Hermanos y hermanas, las vidas ocupadas que llevamos nos obligan a concentrarnos en las cosas que hacemos día con día, pero el desarrollo del carácter se logra únicamente cuando nos concentramos en quiénes somos en realidad. Para establecer y lograr esas metas mayores, necesitamos ayuda divina.

Cómo podemos lograr tener la guía de las escrituras

Una vez que entendamos por qué necesitamos guía y dónde podemos obtenerla, nos preguntamos:¿Cómo podemos lograrla? ¿Cómo podemos en verdad vivir ”no sólo de pan… sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”?13.

Empezamos con la determinación de ”[aplicar] todas las Escrituras a nosotros mismos para nuestro provecho e instrucción”14. Si marchamos ”adelante, [deleitándonos] en la palabra de Cristo, y [perseveramos] hasta el fin… [tendremos] la vida eterna”15.

Deleitarse en la palabra significa más que sólo probar; deleitarse significa saborear. Nosotros saboreamos las Escrituras al estudiarlas en un espíritu de agradable descubrimiento y de fiel obediencia16. Cuando nos deleitamos en las palabras de Cristo, quedan grabadas ”en tablas de carne del corazón”17. Se convierten en parte integral de nuestra naturaleza.

Hace muchos años un colega médico me reprendió por no separar mi conocimiento profesional del de mis convicciones religiosas. Eso me sorprendió porque no pensaba que la verdad debía dividirse en partes. La verdad es indivisible.

El peligro acecha cuando nos dividimos a nosotros mismos con expresiones como éstas: ”mi vida privada”, ”mi vida profesional”, o incluso ”mi mejor conducta”. El vivir la vida en compartimientos separados puede llevar a conflictos internos y suma tensión. A fin de escapar esa tensión, muchas personas imprudentemente recurren a sustancias adictivas, a la búsqueda de placeres o a la autocomplacencia, que a su vez producen más tensión, creando de este modo un círculo vicioso.

La paz interior se logra únicamente cuando mantenemos la integridad de la verdad en todos los aspectos de nuestra vida. Cuando hacemos el convenio de seguir al Señor y obedecer Sus mandamientos, aceptamos Sus normas en todo pensamiento, acto y hecho.

El vivir las normas del Señor requiere que cultivemos el don del Espíritu Santo, el cual nos ayuda a entender la doctrina y a aplicarla personalmente. Debido a que la verdad que se da por revelación sólo se puede entender mediante la revelación18, nuestros estudios tienen que ir acompañados de la oración. Las Escrituras testifican en cuanto a la eficacia de la oración en el diario vivir. Una de ellas es Proverbios: ”[Reconoce a Dios] en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”19. Otra proviene del Libro de Mormón: ”Consulta al Señor en todos tus hechos, y él te dirigirá para bien”20.

Al meditar y orar en cuanto a principios de doctrina, el Espíritu Santo hablará a sus mentes y a sus corazones21. De los acontecimientos de las Escrituras, destilarán a sus corazones nuevas perspectivas y principios pertinentes a su situación.

Ustedes cultivan estas experiencias de revelación al vivir de acuerdo con la luz que ya se les ha dado y al escudriñar las Escrituras con propósitos puros, con la verdadera intención de ”venir a Cristo”22. Al hacerlo, su confianza ”se fortalecerá en la presencia de Dios” y el Espíritu Santo será su compañero constante23.

A fin de lograr la guía de las Escrituras, convendría hacer las siguientes preguntas específicas24. Se podrían preguntar: ”¿Qué principio se puede aprender de estas enseñanzas del Señor?”. Por ejemplo, en las Escrituras se enseña que la Creación se llevó a cabo en seis períodos de tiempo25. Los principios que se aprenden de ese estudio demuestran que cualquier logro requiere la debida planificación, el tiempo oportuno, paciencia, trabajo y ningún atajo.

Enseguida, les sugiero que desarrollen un estilo de estudio que se acomode a ustedes26. Una manera es leer un libro de Escritura desde la primera página hasta la última. Este método sirve para dar una buena perspectiva general, pero otros métodos también tienen mérito.El prestar atención a un tema en particular, complementándolo con el uso de notas correlacionadas al pie de página, y las guías de estudio, sirven para encender la luz del entendimiento doctrinal.

Se puede recibir guía al lidiar con serios desafíos en la vida. Hace años, durante los días de mi temprana investigación científica en un campo que en aquel entonces era nuevo en la práctica médica, una norma de verdad de las Escrituras me dio el valor que necesitaba para perseverar. Me apoyé mucho en estos versículos de Doctrina y Convenios:

”A todos los reinos se ha dado una ley;

”y hay muchos reinos; pues no hay espacio en el cual no haya reino; ni hay reino en el cual no haya espacio…

”Y a cada reino se le ha dado una ley; y para cada ley también hay ciertos límites y condiciones”27. Aprendimos leyes que tenían que ver con el ”reino” de nuestro propio interés y logramos el control que previamente, debido a nuestra ignorancia, había sido relegado únicamente a la suerte.

La motivación para obtener la guía de las Escrituras se logra cuando se tienen que tomar decisiones importantes, incluso entre opciones que son igualmente correctas. Las Autoridades Generales a menudo enfrentan esta clase de decisiones. En esas ocasiones, acudimos a las Escrituras; tal vez leamos los libros canónicos de nuevo, en busca de comprensión respecto a un asunto específico.

Para el estudio de las Escrituras se necesita un horario al cual apegarse; de otro modo, las bendiciones más importantes quedarán a merced de las cosas menos importantes. El tiempo para el estudio familiar de las Escrituras tal vez sea difícil de establecer. Hace años, cuando nuestros hijos eran pequeños, estaban en diferentes clases en varias escuelas. Su papi tenía que estar en el hospital a las siete de la mañana, a más tardar. En un consejo familiar, se acordó que la mejor hora para tener nuestro estudio de las Escrituras era a las seis de la mañana. A esa hora, los pequeños tenían mucho sueño, pero se esforzaban por hacerlo . De vez en cuando, teníamos que despertar a alguno cuando le llegaba el turno de leer. No sería honrado de mi parte hacerles creer que nuestro estudio familiar de las Escrituras era un éxito rotundo. A veces era un rotundo fracaso, pero no nos dimos por vencidos.

Ahora, una generación más tarde, nuestros hijos están todos casados, con familias propias. La hermana Nelson y yo los hemos observado disfrutar del estudio familiar de las Escrituras en sus propios hogares. A través de sus esfuerzos ellos han tenido más éxito que nosotros. No queremos ni pensar en lo que habría sucedido si nos hubiéramos desanimado28.

Todos necesitamos guía en la vida; la obtenemos mejor de los libros canónicos y de las enseñanzas de los profetas de Dios. Con esfuerzo diligente, podemos lograr esa guía y de ese modo ser merecedores de recibir todas las bendiciones que Dios tiene reservadas para Sus hijos fieles. De ello testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. Gørding, Vejrup, y Vester Nebel, en el condado Ribe.

  2. Mølholm, Støre Brøndum, en el condado Ålborg.

  3. D. y C. 14:7.

  4. Véase D. y C. 130:21.

  5. Véase D. y C. 1:38.

  6. D. y C. 132:22.

  7. Éxodo 20:3.

  8. D. y C. 1:16.

  9. D. y C. 6:36.

  10. Salmos 119:105.

  11. Ezequiel 14:6.

  12. 2 Nefi 31:18; véase también Mateo 7:14; Jacob 6:11; 3 Nefi 14:14; 27:33;D. y C. 132:22.

  13. Mateo 4:4.

  14. 1 Nefi 19:23.

  15. Véase 2 Nefi 31:20.

  16. Las Escrituras proporcionan aliento para vivir de acuerdo con la voluntad de nuestro Hacedor, quien dijo: ”Si retrajeres del día de reposo… de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad… entonces te deleitarás en Jehová” (Isaías 58:13:14). La propia estimación también se obtiene al obedecer los mandamientos de Dios sobre la castidad (véase Éxodo 20:14; Levítico 18:22; Mateo 5:28; 1 Corintios 6:9; 3 Nefi 12:28; D. y C. 42:24; 59:6).

  17. 2 Corintios 3:3.

  18. Véase 1 Corintios 2:11:14.

  19. Proverbios 3:6.

  20. Alma 37:37.

  21. Véase D. y C. 8:2.

  22. Jacob 1:7; Omni 1:26; Moroni 10:30, 32.

  23. D. y C. 121:45; véase también el versículo 46.

  24. Ya que toda cosa buena se puede utilizar incorrectamente, sería apropiado ofrecer unas palabras de advertencia. Las Escrituras no tienen la respuesta a todas las preguntas. Aún se revelarán muchas verdades importantes. Se debe evitar la preocupación por los así llamados ”misterios”. Tengan cuidado también de las interpretaciones personales. Acudan a las palabras de los profetas vivientes y a las normas oficiales para su interpretación. No juzguen a aquellos cuya circunstancias ustedes no deben juzgar. Se nos asegura, sin embargo, que ”el que con diligencia busca, hallará; y los misterios de Dios le serán descubiertos por el poder del Espíritu Santo” (1 Nefi 10:19). Tengan también presente que se han dado muchas revelaciones en respuesta a preguntas proféticas.

  25. Véase Éxodo 20:11; 31:17; Mosíah 13:19; D. y C. 77:12; Abraham 4:31.

  26. Si lo desea, en su estudio personal de las Escrituras puede correlacionar su lectura con un curso de estudio de la Iglesia, tal como el curso de estudios de Doctrina del Evangelio. A algunas personas les gusta preparar tarjetas de memorización, las cuales utilizan mientras esperan el turno en una cita o en una reunión.

  27. D. y C. 88: 36:38.

  28. En el estudio de las Escrituras tanto personal como familiar se pueden usar libros, grabaciones y otros materiales. Las personas que establezcan una hora para el estudio de las Escrituras y perseveren en esa empresa mantendrán un espíritu positivo a través de sus días.