2000–2009
”Venid y ved”
Octubre 2000


”Venid y ved”

”Vengan añorando conocerle a él, y les prometo que lo encontrarán y lo verán en Su verdadero personaje como el Salvador resucitado y redentor del mundo”.

En los comienzos del ministerio de Jesús, dos discípulos acudieron a él y le preguntaron: ”Maestro, ¿dónde moras?”. La respuesta breve y profunda de Jesús, ”Venid y ved”, es la base de mis breves y humildes comentarios hoy (véase Juan 1:38:39).

”Venid y ved”; vengan añorando conocerle a él, y les prometo que lo encontrarán y lo verán en su verdadero personaje como el Salvador resucitado y redentor del mundo. ”Venid y ved”, y lo reconocerán como el Cristo del sepulcro vacío, el conquistador del Calvario que quebrantó los lazos de la muerte y se levantó triunfante de la tumba para dar la inmortalidad a todos y la vida eterna a los fieles. Él es el ”cordero sin mancha y sin contaminación” preordenado para su papel mesiánico ”desde antes de la fundación del mundo” (1 Pedro 1:19:20). Él fue ”herido… por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados… y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5).

”Venid y ved”, y, al venir, dejen sus cargas a los pies de él. Abandonen todos sus pecados para verle y conocerle (véase Alma 22:18). ”Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados”, dijo él, ”y yo os haré descansar.

”Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí… y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28:29). Vengan a él, y él borrará sus pecados y curará su alma aunque esté enferma de pecado. Él reemplazará el odio con el amor y el egoísmo con el servicio. Fortalecerá sus hombros para que soporten mejor las cargas y les dará nuevo valor y esperanza para el camino por recorrer.

”Venid y ved”, y, al hacerlo, sus ojos serán abiertos y realmente verán, quizás por vez primera, quiénes son ustedes y quién es él. Llegarán a verse a sí mismos como hijos de Dios, hijos de padres divinos, con capacidad infinita para crecer espiritualmente y llegar a ser más semejantes a él. Llegarán a comprender que Dios ”de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra” (Hechos 17:26), y verán a todos los hombres en todas partes como hermanos y a todas las mujeres como hermanas, con todas las responsabilidades filiales que ello implica. Verán que ”a nadie de los que a él vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeresy todos son iguales ante Dios” (2 Nefi 26:33).

”Venid y ved”, y, al hacerlo, encontrarán Su Iglesia, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Es una Iglesia dirigida en la tierra por profetas, videntes y reveladores vivientes, pero a la cabeza no hay un hombre mortal, sino Jesús, el Señor Dios Omnipotente. Al ”venir y ved”, encontrarán a un pueblo feliz, un pueblo optimista y alegre que, si bien se esfuerza por vencer las faltas y flaquezas comunes de los hombres, lucha por ser mejor, por hacer el bien a todos los hombres, por edificar la ciudad de Dios, en donde todos puedan morar juntos en rectitud. Al ”venir y ved”, encontrarán a un pueblo que tiene un interés profundo y sincero por los pobres y los necesitados, un pueblo que extiende la mano para ayudar a la viuda y al huérfano, a los enfermos y necesitados, a los pobres y oprimidos. ”Venid y ved” los frutos del vivir el Evangelio. Pruébenlos ustedes mismos y verán que son dulces y deliciosos. Cuando comprendan que ”cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17), se esforzarán por entregarse a una vida al servicio del Maestro.

Termino donde comencé: La declaración de Jesús, ”Venid y ved”, extiende tanto una invitación como una promesa a las personas de todo el mundo. Vengamos a él; veámosle como Rey de reyes y Señor de señores; reconozcamos en él al gran Mesías que vendrá de nuevo con salvación en sus alas para liberar a Su pueblo. Él les abrigará en el manto de Su amor redentor y la vida de ustedes cambiará para siempre.

De eso testifico, siendo uno de Sus siervos, en el nombre de Jesucristo. Amén.