1990–1999
Somos Hijos De Dios
Octubre 1998


Somos Hijos De Dios

“¿Quiénes somos? Somos hijos de Dios. Nuestro potencial no tiene limites; nuestra herencia es sagrada”.

Hace poco, observe a algunos jóvenes que llamaban la atención debido a su manera exagerada de vestir y de arreglarse; uno de ellos expresó una declaración reveladora al decir: “Trato de saber quien soy en realidad”. El hecho sucedió después de que yo asistiera a una reunión de la Iglesia donde los niños de la Primaria habían cantado “Soy un hijo de Dios”1. El contraste entre las dos experiencias realza la importancia de saber que somos literalmente hijos de Dios.

Somos seres duales: cada alma esta compuesta de cuerpo y de espíritu’; ambos emanan de Dios.2 Un entendimiento correcto del cuerpo y del espíritu ejercerá influencia en nuestros pensamientos y en nuestros actos para hacer lo bueno.

El Cuerpo

Con frecuencia, pasa inadvertida la maravilla de nuestro cuerpo físico. ¿Quién no ha tenido pobres sentimientos de estima propia debido al físico o a la apariencia? Muchas personas desearían que sus cuerpos se parecieran mas a lo que ellas prefieren: algunas personas con cabello lacio natural lo desean rizado; otras con cabello rizado lo desean lacio; en ocasiones, algunas damas, pensando en que “los caballeros las prefieren rubias”, se convierten en “rubias por opción”.

El cuerpo de ustedes, cualesquiera que sean sus dones naturales, es una magnifica creación de Dios3; es un tabernáculo de carne, un templo para su espfritu4. Un estudio del cuerpo atestigua su diseño divino:

Su formación comienza con la unión de dos células reproductoras, una de la madre y la otra del padre; juntas, estas dos células poseen toda la información hereditaria del nuevo ser almacenada en un espacio tan pequeño que el ojo natural no puede contemplarla. De cada uno de los padres, veintitrés cromosomas se unen para formar una nueva célula; dichos cromosomas contienen miles de genes, los cuales determinan todas las características físicas de la persona que todavía no ha nacido. Aproximadamente 22 días después de la unión de estas células, comienza a latir un diminuto corazón y a los 26 días empieza a circular la sangre. Las células se multiplican y se dividen: algunas se convierten en ojos que ven, y otras, en oídos que oyen.

Cada órgano es un maravilloso don de Dios. Los ojos tienen lentes que se enfocan por sí mismos; en ellos hay nervios y músculos que los controlan para brindar una única imagen tridimensional. Los ojos están conectados al cerebro, el cual registra lo que se divisa; no hacen falta cables ni baterías.

Cada oído esta conectado a un equipo compacto diseñado para convertir las ondas de sonido en tonos audibles: un tímpano sirve como diafragma, diminutos huesecillos amplifican las vibraciones del sonido y transmiten la señal a través de los nervios al cerebro, el cual siente y recuerda los sonidos.

El corazón es una bomba increíble: tiene cuatro válvulas delicadas que controlan la dirección del flujo sanguíneo, las que se abren y se cierran mas de l00.000 veces por día, es decir, 36 millones de veces por año. A pesar de ello, a menos que sean alteradas por una enfermedad, las válvulas tienen la facultad de soportar esta tensión casi indefinidamente. Ningún material hecho por el hombre hasta el día de hoy puede ser ejercitado con tanta frecuencia ni por tanto tiempo sin descomponerse.

Todos los días, el corazón de un adulto bombea el fluido que llenaría un tanque de casi 7600 litros5. Esta labor equivaldría a levantar a un hombre maduro’ hasta la cúspide del edificio Empire State, de Nueva York (uno de los edificios mas altos del mundo), con un gasto de sólo 4 vatios de energía.6 En la parte superior del corazón se halla un generador eléctrico que transmite energía a líneas especiales y hace que una miríada de fibras musculares trabaje a la par.

Se puede decir mucho sobre cada uno de los otros órganos preciosos del cuerpo funcionan de manera maravillosa, mas allá del tiempo que dispongo y de mi capacidad para describirlos.

Otros atributos del cuerpo son igualmente increíbles, aunque no tan evidentes; por ejemplo, existen los sistemas de respaldo: los órganos que son pares tienen un sistema de respaldo instantáneo que esta a disposición de cada unidad que constituye el par. Los órganos individuales, como el cerebro, el corazón y el hígado, se nutren por medio de dos canales de suministro sanguíneo; el diseño tiene por objeto proteger al órgano en caso de que se produjera daño en alguno de los canales.

Consideren el sistema de defensa de nuestro cuerpo: para protegerlo del daño, el cuerpo percibe el dolor; se generan anticuerpos como respuesta a la infección, que no s610 ayudan a combatir los problemas inmediatos, sino que persisten a fin de fortalecer la resistencia de una futura infección. Un día, me llamaron la atención unos niños de tres años que habían bebido agua de una alcantarilla de la calle: el número de gérmenes ingeridos debe de haber sido incalculable, pero ninguno de los pequeños enfermó; ya que, tan pronto como el liquido impuro alcanzó el estómago de los pequeños, el ácido clorhídrico se encargó de tratar el agua y de proteger la vida de cada uno de ellos.

La piel brinda protección y advierte sobre los daños que podrían causar el calor o el frío excesivos; incluso envía señales que indican la posible existencia de problemas en otros sitios: con fiebre, la piel transpira; cuando uno se asusta, empalidece; cuando uno se avergüenza, se ruboriza.

El cuerpo se repara a sí mismo: los huesos rotos se sueldan y se solidifican otra vez; las laceraciones de la piel cicatrizan por sí mismas; una perdida en la circulación puede obturarse por sí misma.

El cuerpo renueva sus propias células: por ejemplo, un glóbulo rojo común vive cerca de 120 días y entonces es reemplazado por una nueva célula regenerada.

El cuerpo regula sus propios ingredientes vitales; los elementos esenciales y químicos se ajustan continuamente y, sin importar las diversas fluctuaciones de temperatura en el ambiente, la temperatura del cuerpo es cuidadosamente controlada dentro de estrechos limites.

Si estas cualidades de función normal: defensa, reparación, regeneración y regulación fueran perpetuas, la vida continuaría sin límites aquí. De manera misericordiosa, nuestro Creador proporcionó el envejecimiento y otros procesos que finalmente tendrán como resultado la muerte física. Con frecuencia, pensamos en la muerte como un hecho inoportuno o trágico; sin embargo, la muerte, al igual que el nacimiento, es parte de la vida. Las Escrituras nos indican que “no era prudente que el hombre fuese rescatado de esta muerte temporal, porque esto habría destruido el gran plan de felicidad”7. Regresar a Dios a través de la puerta de la muerte es un gozo para los que lo aman8.

Cuando la muerte reclama una persona en la flor de la vida, nos consolamos al saber que las mismas leyes que no permiten que la vida persista aquí son las mismas leyes que se implantaran en el tiempo de la resurrección cuando se investirá al cuerpo con inmortalidad.

El Espíritu

Ahora me referiré al espíritu. Antes de nuestra existencia terrenal, cada hijo e hija espirituales vivía con Dios. El espíritu es eterno; existió en inocencia en la esfera premortal9 y existirá después de que el cuerpo muera’10. El espíritu proporciona animación y personalidad al cuerpo”.11 “Todo espíritu es materia, pero es mas refinado y puro”12.

“El espíritu del hombre [es] a semejanza de su persona”13. Jesús lo explicó así cuando el hermano de Jared vio el cuerpo premortal del Señor: “¿Ves que eres creado a mi propia imagen?

“… este cuerpo que ves ahora es el cuerpo de mi espíritu; y he creado al hombre a semejanza del cuerpo de mi espíritu; y así como me aparezco a ti en el espíritu, apareceré a mi pueblo en la carne”14.

El desarrollo del espíritu es de importancia eterna. Los atributos por los que un día seremos juzgados son los que pertenecen al espiritu15. Estos abarcan las virtudes de la integridad, la compasión, el amor y otras16. El espíritu de ustedes, al hospedarse en su cuerpo, puede desarrollar y expresar esos atributos en formas que son esenciales para su progreso eterno17.

El espíritu y el cuerpo, al juntarse, se convierten en un alma viviente de valor transcendental. En verdad, somos hijos de Dios física y espiritualmente.

Limitaciones Físicas

Por razones en general desconocidas, algunas personas nacen con limitaciones físicas: podría haber partes especificas del cuerpo que sean anormales; podría haber un desequilibrio en los sistemas reguladores. Además, todos nuestros cuerpos están sujetos a la enfermedad y a la muerte; no obstante, el don de un cuerpo físico es invalorable porque sin el no se puede recibir una plenitud de gozo18.

No se requiere un cuerpo perfecto para alcanzar un destino divino; de hecho, algunos de los espíritus mas dulces se alojan en cuerpos frágiles. Con frecuencia, aquellos que tienen problemas físicos desarrollan una gran fortaleza espiritual debido precisamente a esos desafíos; tales personas tienen el derecho a todas las bendiciones que Dios tiene reservadas para Sus hijos fieles y obedientes19.

Finalmente, vendrá el tiempo cuando cada “espíritu y … cuerpo serán reunidos … en su perfecta forma; los miembros así como las coyunturas serán restaurados a su propia forma”20. Entonces, gracias a la expiación de Jesucristo, llegaremos a perfeccionarnos en El21.

Conducta Personal

¿De que manera estas verdades ejercen influencia en nuestra conducta personal? Debemos reconocer con agradecimiento a Dios como nuestro Creador; de otro modo, seremos culpables como el pez que nada en la pecera, ajeno a la bondad de su proveedor: “… y habéis de dar gracias a Dios”, dijo el Señor, “por cualquier bendición con que seáis bendecidos”22; y así podremos practicar la virtud y la santidad delante de El constantemente23.

Consideraremos nuestro cuerpo como un templo que nos pertenece24; no lo profanaremos ni lo destruiremos en ninguna manera25 y controlaremos nuestra dieta, además de hacer ejercicio para tener un buen estado físico.

¿No debería prestarse la misma atención a la salud espiritual?26. Así como la fortaleza espiritual requiere ejercitación, la fortaleza espiritual requiere esfuerzo. Entre los ejercicios espirituales más importantes esta la oración, que genera armonía con Dios y un deseo de guardar Sus mandamientos. La oración es la clave de la sabiduría, de la virtud y de la humildad.

Debemos ser cuidadosos en cuanto a los consejos que escuchemos. Muchos que se hacen llamar expertos dan consejo para el cuerpo sin tener en cuenta al espíritu; cualquiera que acepte una indicación contraria a la Palabra de Sabiduría, por ejemplo, renuncia a una ley revelada que otorga tanto bendiciones físicas como espirituales27. Algunas recomendaciones con respecto al uso de nuestros órganos reproductores se basan única, e indebidamente, en las consideraciones físicas. ¡Cuidado con esos puntos de vista unilaterales! Pablo enseñó: “… si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”28.

Esa advertencia se aplica a la pornografía, la cual es altamente adictiva. La advertencia espiritual es clara: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias”29. Con el tiempo, las adicciones esclavizan a ambos, al cuerpo y al espíritu. El arrepentimiento total de las adicciones se lleva a cabo mejor en esta vida mientras tengamos un cuerpo mortal que nos ayude.

Como hijos de Dios, no debemos permitir que entre en el cuerpo algo que lo profane. El permitir que los sentidos de la vista, del tacto o del oído suministren memorias impuras al cerebro es un sacrilegio. Valoraremos nuestra castidad y evitaremos “codicias necias y dañosas, que [nos] hunde n en destrucción y perdición”30. [Huiremos] “de estas cosas, y [seguiremos] la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, [y] la mansedumbre”31, virtudes que edifican el alma entera.

¿Quiénes somos? Somos hijos de Dios32. Nuestro potencial no tiene límites; nuestra herencia es sagrada. Que siempre honremos esa herencia -en todo pensamiento y acto- ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. Véase Himnos, 196.

  2. Véase D. y C. 88:15.

  3. Véase Russell M. Nelson, “The Magnificence of Man,” Ensign, enero de 1988, págs. 64-69. El salmista declaró: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste, digo: ¿Que es el hombre, para que tengas de él memoria … ? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra” (Salmos 8:3-5; véase también Hebreos 2:7, 9).

  4. Véase 1 Corintios 6:19.

  5. La cifra exacta es 7570 litros.

  6. Una persona cuyo peso sea de 68,2 kilos.

  7. Alma 42:8; véase también Alma 12:24-27.

  8. El salmista expresó el punto de vista de la Deidad: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos” (Salmos 116:15).

  9. Véase D. y C. 93:38.

  10. Véase Alma 40:11; Abraham 3:18.

  11. Véase Job 32:8.

  12. D. y C. 131:7.

  13. D. y C. 77:2.

  14. Eter 3:15-16.

  15. El espíritu, no el cuerpo, es el componente activo y responsable del alma. Sin el espíritu, el cuerpo esta muerto (véase Santiago 2:26). Por lo tanto, es el espíritu el que escoge lo bueno o lo malo, y se le tendrá por responsable debido a los atributos positivos y negativos en el juicio final (véase Alma 41:3-7).

  16. Tales como la “fe, la virtud, el conocimiento, la templanza, la paciencia, la bondad fraternal, piedad, caridad, humildad, [y] diligencia” (D. y C. 4:6).

  17. Véase 2 Nefi 2:11-16, 21-26; Moroni 10:33-34.

  18. Véase D. y C. 138:17.

  19. Véase Abraham 3:25-26.

  20. Alma 11:43; véase también Alma 40:23; Eclesiastés 12:7; D. y C. 138: 17.

  21. Véase Moroni 10:32.

  22. D. y C. 46:32.

  23. Véase D. y C. 46:33

  24. Véase 1 Corintios 3:16.

  25. Refiriéndose al cuerpo humano, el apóstol Pablo enseñó: “Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:17).

  26. Véase I Corintios 9:24-27; Hebreos 12:9.

  27. Véase D. y C. 89:18-21; véase también Romanos 8:6; 2 Nefi 9:38-39; D. y C. 29:34-35.

  28. Romanos 8:13.

  29. Romanos 6:12.

  30. 1 Timoteo 6:9.

  31. I Timoteo 6:11. El verso 12 continua: “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna”. Esa es nuestra elección.

  32. Al observar pasajes de las Escrituras que hacen referencia a crear o formar (o sus derivados), ya sea con hombre, hombres, varón o hembra en el mismo versículo, encontré 55 ejemplos que afirman nuestra creación divina. Uno de esos pasajes podría tomarse como modelo, pues refleja el mensaje: “Y los Dioses tomaron consejo entre sí, y dijeron: descendamos y formemos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza … De modo que los Dioses descendieron para organizar al hombre a su propia imagen, para formarlo a imagen (le los Dioses, para formarlos varón y hembra” (Abraham 4:26-27).