1990–1999
“Para esta hora”
Octubre 1997


“Para esta hora”

“Nuestra hora ha llegado. Tenemos que poseer la fortaleza espiritual indispensable para superar nuestros problemas, abandonar nuestras faltas y ofrecer nuestra vida al Señor.”

Me encuentro ante ustedes esta noche, llena de entusiasmo y de fervor con respecto al futuro. El Señor me ha hecho saber el magnifico potencial de los miembros de esta, la Organización de la Sociedad de Socorro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días.

En el Antiguo Testamento leemos de Ester y de Mardoqueo, el cual trabajaba para cl rey Asuero. Mardoqueo crió a Ester como a su propia hija después de la muerte de los padres de ella y la llevó al palacio. Ester agradó al rey y cl la hizo reina (véase Ester 2:17).

Mientras tanto, Aman, líder de la corte del rey, se llenó de ira para con Mardoqueo porque este no se inclinaba delante de el. Por tanto, Aman conspiró para destruir a Mardoqueo y a todos los judíos.

Al darse cuenta del grave peligro que se cernía sobre su pueblo, Mardoqueo le suplicó a Ester que acudiera al rey para pedirle ayuda:

“Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tu y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quien sabe si para esta hora has llegado al reino?” (Ester 4:14).

Pensemos en el dilema en el que estaba Ester. Estaba prohibido entrar a ver al rey sin haber sido llamado y el castigo por esa infracción era la pena de muerte. Si se quedaba callada, probablemente llevaría una vida desahogada y rodeada de lujos; podría llevar la vida de una reina o arriesgar la vida para salvar tanto a su familia como a su pueblo. Reflexionó en lo que aquello podría costarle y resolvió prestar oído a los deseos de su pueblo y de su corazón.

Le pidió a Mardoqueo que reuniera a todos los judíos de Susa y que ayunaran por ella tres días, e indicó que ella y sus doncellas también lo harían. En seguida, dijo: “… entonces entrare a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca” (Ester 4:16).

Preparada espiritualmente, Ester entró a ver al rey y el la recibió; entonces ella invitó al rey y a Aman a un banquete que había preparado. Durante el banquete, la conspiración de Aman se dio a conocer y Mardoqueo recibió grandes honores. Ester, que para esa hora había nacido, salvo una nación.

En todos los sitios a los que he viajado, haya sido Finlandia; Idaho; Brasil; Washington, D.C., o Rusia, he visto el Evangelio de Jesucristo en acción y la luz radiante del Evangelio brillar en el rostro de valerosas y fieles hermanas. El Espíritu me ha testificado que cada una ha nacido “para esta hora” (Ester 4:14).

A cada una de ustedes, sea cual fuere su nacionalidad, su raza, su estatus social o sus talentos personales, sea casada, soltera o viuda, haya nacido en la Iglesia o sea nueva conversa y el único miembro de la Iglesia de su familia, le digo: “¡Bienvenida a casa!”. La Sociedad de Socorro es su casa y cada una es parte esencial de una hermandad mundial con una misión divina.

El profeta José Smith enseñó que la Iglesia no estuvo plenamente organizada sino hasta que se estableció la Sociedad de Socorro: el sacerdocio para los hombres y la Sociedad de Socorro para las mujeres. El dijo: “… y ahora, en el nombre del Señor, doy vuelta a la llave … y esta Sociedad se alegrara, y desde ahora en adelante descenderán sobre ella conocimiento e inteligencia …” (1). Además, dijo:

“Si cumplís con vuestros privilegios, no se podrá impedir que os asociéis con los ángeles” (2).

Cuando se organizó la Sociedad de Socorro en 1842, hubo presentes dieciocho hermanas. De ese grupo de dieciocho, la Sociedad de Socorro creció hasta llegar a mas de cien mil para la conmemoración de su centenario en 1942. La Iglesia calcula que hacia fines de 1997, los miembros de la Sociedad de Socorro excederán a los cuatro millones cien mil, en ciento sesenta países. ¿Se imaginan el crecimiento de la Sociedad de Socorro en los próximos diez o cincuenta años?

Al pensar en los miles de millones de personas que han nacido a lo largo de la historia del mundo, ¿se han preguntado alguna vez por que habrán nacido en esta época en particular? Pese a los grandes retos que individual y colectivamente enfrentamos hoy en día. no dudo en que estarán de acuerdo conmigo en que esta es una época espléndida en la cual vivir. A lo largo de toda la historia del mundo, nunca ha habido una época mas emocionante para vivir en la tierra. ¿Creen que fueron escogidas para nacer para esta hora, o sea, para esta época?

Lo mas importante en nuestro orden de prioridades como la Presidencia General de la Sociedad de Socorro es fortalecer a nuestras hermanas espiritualmente, tanto en forma individual como colectiva.

Hermanas, al igual que Ester, debemos preparamos para nuestra hora, porque esta ha llegado. Tenemos que poseer la fortaleza espiritual indispensable para superar nuestros problemas, abandonar nuestras faltas y ofrecer nuestra vida al Señor. Debemos dar prioridad a la tarea de aportar, en la medida de lo que podamos, a la edificación del Reino de Dios por medio del servicio en la Sociedad de Socorro.

Les leeré una carta que recibí hace unas semanas (3).

Dice: “Escribo tan sólo para decirle que me siento agradecida por mi Padre Celestial; le estoy agradecida por la organización de la Sociedad de Socorro. La razón es que he estado procurando arrepentirme y dejar que el Señor me guíe, pero aun así me parecía como sí un cierto deseo mío, muy profundo, nunca se iba a cumplir; por mucho que me esforzara, no me era posible ejercer control alguno sobre las circunstancias ni sobre las demás personas. Creía que el Salvador comprendería y haría que esas necesidades mías se satisficieran si tan sólo me apoyaba en El. Ocurrió que, al leer, halle las siguientes palabras del presidente Boyd K. Packer:

“Todas vuestras necesidades pueden verse satisfechas ahora, y en la eternidad; toda negligencia será borrada; todo abuso será corregido. Podéis recibir todas estas cosas cuando os dedicáis por completo a la Sociedad de Socorro” (4).

La carta continua: “¿Podría ser esa la respuesta? ¿Que quizá el Salvador me ayudara por medio de mi [servicio] a los demás? Se sin duda que hay muchas hermanas desalentadas. Hermanas, ¿estaban al tanto de esa promesa? ¿Tendrán fe, junto conmigo, en esa promesa? No se cuando recibiremos las respuestas, pero si creo que las recibiremos. Mis oraciones ya están siendo contestadas de formas que nunca me hubiese imaginado; se que el Señor me tiene presente y ruego que El continúe guiándome, para que, sin ningún percance (y con felicidad) llegue a morar de nuevo con El. Ruego que estas palabras le brinden esperanza a cualquier persona que necesite tenerla”.

Quisiera ilustrar el cumplimiento de la promesa del presidente Packer en la vida de una hermana de la Sociedad de Socorro de Fredericksburg, Virginia. Esta hermana era muy fiel; se había unido a la Iglesia hacia dieciocho años y creía de todo corazón que tendría una familia unida en el Evangelio de Jesucristo. Sin embargo, su marido no estaba preparado para hacer los cambios necesarios en su estilo de vida; si bien respaldó la decisión de ella, el no se unió a la Iglesia. Ella tenia dos hijos en los que influían las decisiones de su marido. Mientras enfrentaba esta dificultad, una buena hermana le dio una cinta grabada con un discurso del élder M. Russell Ballard, en el cual ella aprendió que la fe y la duda no tienen cabida en la mente al mismo tiempo. Entonces se aferró con firmeza a la esperanza de que el Señor la apoyaría en sus deseos justos si era fiel. Sin decírselo a nadie, se fijó una meta para el bautismo de su marido y la reactivación de sus dos hijos. Nuevas ideas se le fueron ocurriendo con respecto a lo que había de hacer para hacer realidad esa gran promesa. En forma lenta pero segura, comenzó a ver un progreso. Su marido aceptó la invitación a recibir de nuevo las charlas, sus hijos sintieron un nuevo espíritu en casa y empezaron a reaccionar favorablemente. Primero, los dos muchachos se reactivaron en la Iglesia y, finalmente, su marido fue bautizado y recibió el sacerdocio. No fue coincidencia que el bautismo de su marido hubiese tenido lugar dentro de las tres semanas de la fecha en la que esa fiel hermana se había fijado la meta de unir a su familia en el Evangelio de Jesucristo (5).

Hermanas, si viven de acuerdo con ese consejo [del presidente Packer], desempeñarán un papel decisivo en la obra del Señor de la misma forma en que lo hicieron las grandes mujeres de los tiempos bíblicos y las hermanas pioneras de la Restauración. Es to ocurrirá en la medida que obtengamos fe en el Señor Jesucristo y vivamos para realizar Su obra mientras vivamos sobre esta tierra.

Como Presidencia General y Mesa Directiva General de la Sociedad de Socorro, hemos establecido los objetivos guías de esta organización, los cuales son:

  1. Desarrollar la fe en el Señor Jesucristo y enseñar las doctrinas del Reino de Dios.

  2. Hacer hincapié en el valor divino de cada persona.

  3. Servir y apoyar a cada hermana y ayudarle a superarse.

  4. Ejercer la caridad y atender con amor a los necesitados.

  5. Fortalecer y proteger a la familia y honrar nuestro patrimonio.

  6. Llegar a ser plenas participantes en las bendiciones del sacerdocio.

También estamos llenas de entusiasmo con respecto a los nuevos cursos de estudio del Sacerdocio de Melquisedec y de la Sociedad de Socorro.

La presidencia de la Sociedad de Socorro se valdrá de la reunión del primer domingo para instruir a las hermanas acerca de los objetivos de la Sociedad de Socorro, así como para comunicarles las instrucciones de los lideres del sacerdocio que se hayan recibido en las reuniones de bienestar y de consejo de barrio. La presidencia podrá programar breves análisis acerca de principios del Evangelio e incluir ejemplos que sirvan a las hermanas para desarrollar su testimonio, fortalecer su matrimonio y su familia, acrecentar los lazos de hermandad, adquirir conocimientos prácticos para prestarse servicio las unas a las otras y respaldar la misión de la Iglesia. Además, a las hermanas se les dará la oportunidad de expresar su testimonio.

El segundo y el tercer domingo los quórumes del Sacerdocio de Melquisedec y la Sociedad de Socorro estudiaran Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia, comenzando con el presidente Brigham Young en 1998 y 1999. Las lecciones son inspiradas para nuestra época. Aprenderemos las doctrinas, las verdades y las promesas que se nos han hecho si vivimos dignos de recibirlas.

El cuarto domingo de cada mes, tendremos lecciones extraídas del cuadernillo titulado Enseñanzas para nuestra época, el cual contiene temas escogidos por la Primera Presidencia. Nos sentimos muy contentas por la fe, la unidad y la Vision [o entendimiento] que se desprenderán de este inspirado material de estudio.

La Sociedad de Socorro nos hace grandes promesas y se nos hacen promesas a medida que nos esforzamos por hacer la voluntad de nuestro Padre Celestial. Si captamos la visión de esta organización, su potencial influencia puede alcanzar el mundo. Todas tenemos problemas en la vida, los cuales son tan variados como las hermanas de la Sociedad de Socorro. Pero una cosa es segura: las verdades del Evangelio de Jesucristo se aplican perfectamente tanto a los problemas y a las circunstancias de ustedes como a los míos, si tenemos paciencia y fe. Cada una de nosotras ha nacido para enfrentar y superar los problemas de esta época.

Para terminar, quisiera contarles la historia de una mujer en cuya vida hubo tribulaciones, promesas y dedicación a la Sociedad de Socorro.

Hace varios años, un fiel matrimonio viajaba [en automóvil] con tres de sus seis hijas desde Utah hasta el estado de Washington. Como a veintiún kilómetros de Baker, Oregón, el coche empezó a dar vueltas sin control, se salió de la carretera y dio dos vueltas y media de campana. A la segunda vuelta de campana, la madre, que iba conduciendo, y la hija menor, que entonces tenia diez años, salieron despedidas del auto. Debido a que el vehículo no llevaba ímpetu suficiente para dar una tercera vuelta completa, quedó con las ruedas hacia arriba dejando inmovilizadas a madre e hija bajo su peso. El padre, tras hacer un rápido reconocimiento de la situación, y, comprendiendo que si no movía pronto el auto su esposa morir(a, inclinó la cabeza en humilde oración y de inmediato comenzó a intentar levantar el enorme coche marca ‘Buick’, cuyas ruedas todavía giraban. La niña menor salió a gatas de debajo del auto mientras la hija de doce años tiraba de su madre para sacarla de allí, quien resultó estar gravemente herida y padeciendo un intenso dolor. Mientras el padre atendía a las demás, la hija de doce años se arrodilló junto a su madre para reconfortarla. La madre alargó la mano para tomar la de la niña y le dijo: “Recuerda siempre quien eres y se siempre una niña buena”.

La ambulancia no tardó en llegar y se llevó a la madre al hospital mas cercano. En los momentos críticos de aquella noche mientras esa madre luchaba entre la vida y la muerte, le rogó al Padre Celestial que le permitiera vivir lo suficiente para ver a sus seis hijas casarse con hombres dignos en la Casa del Señor; le prometió que si El le concedía ese justo deseo, ella estaría lista para partir y que le dedicaría su vida a El.

Milagrosamente, esa mujer comenzó a mejorar mas y mas a lo largo de los días y de las semanas que siguieron hasta que se recuperó del todo de las lesiones casi fatales que había recibido. Con mayor dedicación que nunca, sirvió fielmente al Señor y concentró su atención en el empeño de criar a sus seis hijas con rectitud.

Años después, cuando era presidenta de la Sociedad de Socorro de estaca en Clearfield, Utah, su hija menor se casó por esta vida y por toda la eternidad. Aquel día se concretó el cumplimiento de un convenio sagrado hecho entre una amada hija de Dios y su amoroso Padre Celestial. Tanto esa madre como su marido, sus seis hijas y los compañeros eternos de ellas estuvieron juntos en la Casa del Señor. La suplica ferviente que había elevado desde una cama de hospital años antes había sido oída y concedida.

Desde ese día en adelante, la salud de esa mujer comenzó a empeorar debido a los estragos del cáncer, y se debilitó hasta el punto de no poder seguir en su llamamiento de presidenta de la Sociedad de Socorro de estaca; por consiguiente, a su pesar, tuvo que aceptar el relevo de ese cargo tan sólo semanas antes de que con serenidad y con gratitud se fuera de esta vida a las eternidades para volver al Padre Celestial que la tenia presente.

Hermanas, aquella niña de doce años que se arrodilló a un costado de la carretera junto a su madre hace ya tantos años, esta hoy ante ustedes para testificarles que:

“Todas vuestras necesidades pueden verse satisfechas ahora, y en la eternidad; toda negligencia será borrada; todo abuso será corregido. Podéis recibir todas estas cosas cuando os dedicáis por completo a la Sociedad de Socorro.” (6)

Nuestro Padre Celestial nos ha dado una orientación perfecta. Que tengamos la fe y la previsión que nos hagan falta para recibir las bendiciones que aligeraran nuestra carga es mi oración en el nombre de Jesucristo. Amen. C1

  1. Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 279.

  2. Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 276.

  3. Usado con el correspondiente permiso.

  4. “Una hermandad sin fronteras”, Liahona, marzo de 1981, pág. 68.

  5. Usado con el correspondiente permiso.

  6. “Una hermandad sin fronteras”, Liahona, marzo de 1981, pág. 68.