1990–1999
Cristo es la luz del mundo
Octubre 1991


Cristo es la luz del mundo

“Él es la luz que brilla en las tinieblas, aun para aquellos que lo rechazan.”

Es maravilloso tener al presidente Ezra Taft Benson con nosotros en esta sesión de apertura de esta conferencia mundial de la Iglesia. Él sonríe y nos saluda con la mano, lo cual significa mucho para todos nosotros. A todo lugar a donde vayamos, tanto en los Estados Unidos como en otros países del mundo, recibimos la misma petición: “Díganle al presidente Benson que le amamos”.

Presidente Benson, estoy seguro de que hablo en nombre de todos los que participan de un modo u otro en esta conferencia, al decir con gran respeto que le honramos y le amamos como el Profeta del Señor en esta época.

Lamentamos que no pueda dirigirnos la palabra; por eso, en su nombre, hago llegar su amor y bendiciones a todos los miembros de la Iglesia de todo el mundo, así como su testimonio, el cual ha expresado en otras ocasiones. Cito a continuación sus palabras:

“Ninguna otra influencia ha tenido mayor impacto en esta tierra como la vida de Jesús el Cristo. No podemos imaginar lo que seria nuestra vida sin Sus enseñanzas. Sin Él, nos encontraríamos perdidos en un espejismo de creencias y adoraciones, donde gobierna lo sensual y materialista. Nos encontramos lejos de la meta que Él nos puso, pero nunca debemos perderla de vista; ni tampoco debemos olvidar que nuestro ascenso hacia la luz, hacia la perfección, no seria posible excepto por Sus enseñanzas, Su vida, Su muerte y resurrección” (Liahona, abril de 1972, págs. 16-17).

Testifico que Cristo es la luz de toda la humanidad; El nos ha “señalado, marcado e iluminado el camino ‘Con tristeza vemos que muchas personas y naciones han extinguido esa luz; han intentado reemplazar Su evangelio con coerción y violencia’” (Church News, 4 de diciembre de 1982, pág. 10). Pero El es la luz que brilla en las tinieblas, aun para aquellos que lo rechazan (véase Juan 1 5).

Le damos las gracias, querido Profeta, y le aseguramos que esta en nuestras oraciones. Rogamos que nuestro Padre Celestial le continúe bendiciendo y cuidando.