Voces de los jóvenes
El Salvador me ayudó a cambiar
Ilustración por Katelyn Budge
Suelo tener un rostro que, si no estoy sonriendo, parece que estoy enojada. La gente me preguntaba: “¿Por qué frunces el ceño? ¿Tienes algún problema?”. Y yo decía: “No estoy frunciendo el ceño”. Pero sus preguntas en realidad me hacían enojar.
Mi papá estaba preocupado por mí. Me llamó a su habitación y me dijo: “Mira, no puedes seguir teniendo esa actitud de enojo. ¿Qué es lo que te molesta?”. Decidí que quería cambiar.
Oré y rogué para que el Padre Celestial me ayudara. Con el tiempo, comencé a sentirme diferente. Me enojo menos, sonrío más a menudo y amo más a los demás. Todos decían: “Estás cambiando”. Sé en el fondo que no es por mi propia fuerza. Es por el poder habilitador de la Expiación de Jesucristo.
Es difícil llegar a ser la persona que quieres ser. Todavía no puedo decir que lo haya logrado, pero me estoy esforzando. Se supone que nuestro trayecto es con Jesucristo. Debemos invitarlo a andar con nosotros.
Victoria E., 16 años, Lagos, Nigeria
Le gusta practicar deportes, leer, cantar, hacer peinados y aprender cosas nuevas.