2022
El poder que llamamos gracia
Julio de 2022


“El poder que llamamos gracia”, Para la Fortaleza de la Juventud, julio de 2022.

Ayuda para la vida

El poder que llamamos gracia

La gracia de Dios puede ayudarnos, sin importar los desafíos que afrontemos.

Imagen
una mujer joven

Fotografía de Getty Images

Asistí al funeral de una antigua miembro del barrio que se suicidó luego de una larga lucha contra la depresión. Se me rompió el corazón al lamentar su pérdida junto con sus amigos y familiares.

La depresión y otros desafíos de salud mental pueden ser complejos y difíciles para las personas que lidian con ellos y para todos los que las aman. Las buenas nuevas del Evangelio son que Cristo ofrece esperanza y ayuda por medio de Su don de la gracia.

Un estudio en el que participaron 600 jóvenes adultos de la Universidad Brigham Young mostró que quienes entendían la gracia de Jesucristo tenían niveles más bajos de depresión, ansiedad, perfeccionismo y vergüenza1. ¿Qué entendieron esos jóvenes acerca de la gracia que marcó una diferencia tan significativa en sus vidas?

Dios nos ama infinitamente

En el estudio, algunas personas creían que Dios y Jesucristo las amarían y ayudarían solo si ya eran perfectas. Esas personas tenían muchas más dificultades que quienes entendían que Dios y Jesucristo las aman infinitamente y siempre están allí para ellos.

En español, la palabra gracia tiene muchos significados; puede significar elegancia, bondad o cortesía. En hebreo, la palabra significa favor o buena voluntad que se brinda con compasión. Tal vez eso explique por qué los cristianos a lo largo de los siglos han utilizado la palabra gracia para describir el favor, la buena voluntad y el amor de Dios.

Dios desea ayudarnos

Los Santos de los Últimos Días entienden que la gracia significa más que simplemente un atributo de Dios. La gracia también describe la forma en que Él participa con nosotros a medida que nos esforzamos por llegar a ser como Él (véase Moroni 10:32). El presidente Dieter F. Uchtdorf, quien fuera Segundo Consejero de la Primera Presidencia, explicó que la gracia es “la asistencia divina y la investidura de fortaleza que nos permiten progresar desde nuestras limitaciones y defectos actuales hasta llegar a ser seres exaltados”2.

En el estudio mencionado anteriormente, los jóvenes que consideraban a Dios y a Cristo como listos, dispuestos y capaces de ayudarlos tuvieron menos problemas de salud mental que aquellos que sentían que estaban solos.

Dios viene a nuestro encuentro donde nos encontremos

Demasiadas personas sienten que la ayuda de Dios está fuera de su alcance porque de alguna manera aún no se la han ganado. La verdad es que la gracia es un don, no tienes que ganarte un don, sencillamente tienes que escoger recibirlo.

En el estudio, hubo menos problemas de salud mental entre quienes entendían que Dios nos ayuda dondequiera que estemos y sin importar lo que hayamos hecho. El élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó que “no necesitamos alcanzar un mínimo nivel de capacidad o bondad antes de que Dios nos ayude; la ayuda divina puede ser nuestra cada hora de cada día, sin importar en dónde estemos en el camino de la obediencia”3.

En el funeral de mi amiga, me sentí agradecido por los fuertes testimonios que se compartieron sobre la esperanza y la sanación que están al alcance de todos mediante la expiación de Jesucristo. En verdad, Cristo es la solución a todo problema y la fuente de gozo verdadero.

Notas

  1. Véase Daniel K. Judd, W. Justin Dyer y Justin B. Top, “Grace, Legalism, and Mental Health: Examining Direct and Mediating Relationships”, Psychology of Religion and Spirituality, tomo XII, nro. 1, febrero de 2020, págs. 26–35; véase también Daniel K. Judd y W. Justin Dyer, “Grace, Legalism, and Mental Health among the Latter-day Saints”, BYU Studies, tomo LIX, nro. 1, 2020, págs. 5–23.

  2. Dieter F. Uchtdorf, “El don de la gracia”, Conferencia General de abril de 2015 (Liahona, mayo de 2015, pág. 107).

  3. D. Todd Christofferson, Conferencia General de octubre de 2014 (Liahona, noviembre de 2014, pág. 19).