Transmisiones anuales
Ángeles y asombro


Ángeles y asombro

Transmisión vía satélite de la capacitación para el Sistema Educativo de la Iglesia • 12 de junio de 2019 • Auditorio de la planta baja del edificio de las Oficinas Generales de la Iglesia

En la oración que dio el hermano Peterson, él usó la palabra “familia” y me conmovió en ese momento y me conmueve ahora. Estoy encantado de estar con ustedes en este evento anual que, para mí, es una reunión familiar. Me han inspirado las palabras que han dicho el hermano Webb, la hermana Cordon y el élder Clark. Oro para que pueda ser congruente con lo que han dicho ellos tres.

Al comenzar con mi referencia al hermano Peterson, esta idea de familia es literal y verdaderamente como siento respecto a ustedes y quisiera que lo crean. Sé de seguro que proviene de la mesa directiva, pero de una manera especial, de mí.

Este verano, se cumplen 54 años desde que Pat y yo firmamos nuestro primer contrato con el SEI y hemos estado asociados con ustedes de una manera u otra prácticamente cada año de nuestra vida desde entonces, de una u otra forma. Cuando ella y yo tomamos la decisión de que trataríamos de vivir a través de Seminarios e Institutos, no sabíamos lo fuerte y permanente que sería ese lazo para nosotros. Éramos muy inseguros, y si no hubiera sido por las amistades y el verdadero amor fraternal que nos brindaron nuestros compañeros maestros, supervisores, administradores y demás en nuestros primeros años, es posible que no hubiéramos tenido la confianza para continuar. Esos lazos de nuestros primeros tiempos en el programa siguen siendo algunas de las amistades más queridas que tenemos ahora, medio siglo después. Y, por supuesto, eso sin mencionar a los cientos —y supongo que en realidad a los miles— de alumnos a quienes enseñamos y amamos a lo largo del camino Ruego que nunca perdamos ese sentimiento de familia en el Sistema Educativo de la Iglesia. Es uno de los motivos por los cuales queríamos servir aquí.

Y con ese amor como mi introducción para ustedes, una de las cosas que quiero transmitirles hoy es cuánto todas las Autoridades Generales y Oficiales Generales de la Iglesia los amamos y contamos con ustedes. En nuestros consejos y comités pasamos una importante cantidad de tiempo, como se representa por el gran número de Oficiales Generales de las Organizaciones Auxiliares hoy aquí, hacemos esto juntos. No sé cuánto de nuestro tiempo pasamos, creería que (pueden corregirme después) pero tendría que decir del 30 al 35 por ciento del tiempo de todas nuestras Autoridades Generales y Oficiales Generales pasamos, de una u otra manera, hablando sobre los jóvenes de la Iglesia —esos grupos de edades, en general, por quienes se les contrata para enseñar, más los que se están preparando para llegar a ustedes. Hablamos del mundo en el que se encuentran, los desafíos a los que se enfrentan, las realidades sociales especiales que parecen llegarles a cada vez más temprana edad. No todas esas realidades son malas, pero algunas de ellas lo son. Esos jóvenes necesitan toda la ayuda que puedan obtener y, afortunadamente, pueden obtenerla. Dios está al mando de este barco y este entrará a salvo en el puerto; Él ha hecho todos los preparativos necesarios para ello.

Imagen
José Smith y la Primera Visión

Por ejemplo, nunca pensé que fuera una casualidad que iniciemos a nuestros alumnos en el programa de Seminario a la edad que tenía José Smith cuando recibió la Primera Visión. Supongo que nuestro Padre Celestial sintió que, hacia la edad de 14 años, José había alcanzado un nivel de madurez suficiente para iniciarlo en el camino de su misión profética. ¿Podemos también suponer que, en general, esta es también la edad en la que otros jóvenes pueden tener el principio de un testimonio maduro del evangelio de Jesucristo, observando cómo se desarrolla ese testimonio (esperamos) en los años siguientes hasta convertirse en la poderosa fuerza guiadora que ha de ser por el resto de la eternidad?

Imagen
jóvenes caminando

Seguramente esa es la razón por la que el Señor inspiró nuestro programa para que se estructurara tal como es, a fin de tocar el corazón de un niño o una niña a medida que avanzan hacia la madurez, intensificando nuestro contacto con ellos, brindándoles experiencias sustanciales entre semana en lugar de depender únicamente de una experiencia educativa dominical. A medida que la Iglesia avanza hacia un plan de estudios más centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia, podemos sentirnos orgullosos de que el SEI, con su enfoque en los días de semana y el estudio en el hogar, siempre haya señalado en esa dirección. Este ajuste actual acerca a los Seminarios e Institutos al esfuerzo de los planes de estudio generales de la Iglesia más que nunca en su historia.

Mientras estoy en este tema, permítanme mencionar un bonito cumplido que los hermanos que presiden han hecho al pedirnos que el plan de estudios de Seminario vaya en paralelo con el calendario rotativo de cuatro años del plan de estudios de las Escrituras de la Iglesia. Una cosa es que recibamos tal cumplido, pero es particularmente gratificante que el presidente de nuestro consejo sea quien lo haga. Permítanme recordarles quién es el presidente de nuestro consejo. Esto fue lo que dijo el presidente Nelson al anunciar este desarrollo:

“A partir del año 2020, los cursos de estudio de Seminario cambiarán a un calendario anual. En las clases se estudiará el mismo libro de Escrituras que se utilice en los cursos de estudio de Ven, sígueme. Este ajuste mejorará el enfoque centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia del estudio del Evangelio a través de un estudio unificado en el hogar, en la Escuela Dominical y en Seminario.

“Mientras consideran este cambio, los invito a reflexionar en su futuro. Su potencial para tener un mayor impacto en el mundo que cualquier otra generación anterior depende completamente del nivel de su devoción al Señor Jesucristo. Cada uno de ustedes es responsable de ayudar a enseñar Su evangelio en su hogar a las personas con quienes viven. Seminario e Instituto les ayudarán a “remodelar” su hogar para convertirlo en un santuario de fe; un lugar donde el evangelio de Jesucristo se enseñe, se aprenda, se viva y se ame”.

No sé ustedes, pero he estado en este programa por mucho tiempo, y han pasado años desde que hemos tenido a un presidente de la Iglesia hablar tan específicamente y con tanto ímpetu de ese mismo tema y decírnoslo personalmente. Le doy las gracias por ello, presidente Nelson. Permítanme decir que, a lo largo de este período actual de ajustes grandes y pequeños, las Autoridades Generales han hablado más, han pensado más y han tratado más directamente con el personal y las normas de Seminario e Instituto que en cualquier otro tiempo que pueda recordar de mis años de servicio aquí. Qué emocionante momento para estar en la familia del Sistema Educativo de la Iglesia.

Permítanme llegar al objeto de todo esto, la razón de nuestra reunión de hoy y la razón de nuestra enseñanza diaria y semanal: el alumno, el centro de nuestra preocupación y afecto.

Imagen
joven estudiando

A medida que el mundo se vuelve cada vez más secular, debemos aprender a ser cada vez más útiles y ejemplares para nuestros hombres y mujeres jóvenes, que tienen que defender su fe mientras viven en una cultura que a menudo la niega o, peor aún, la desprecia. La brecha entre nuestros jóvenes fieles y el mundo a veces antagónico que los rodea es, al menos generalizando, cada vez más ancha cada día que pasa. Esto es, por supuesto, “un hecho” en las profecías de los últimos días, pero ello no hace que sea más agradable de abordar ni más divertido de enfrentar. En este pequeño resumen del mundo, se hace referencia a nuestros alumnos como la Generación Z debido a ciertas características; dichas características resaltan algunos de nuestros desafíos en la enseñanza2:

Imagen
joven con auriculares
  • Siempre están conectados a algo. “Nunca han conocido un mundo sin internet ni teléfonos celulares [ni auriculares]… Google siempre ha existido [para ellos]”3. Es posible que nunca hayan visto un teléfono con disco de marcado o hecho una llamada desde algo llamado cabina; pero está bien porque este grupo prefiere enviar mensajes de texto de todos modos.

  • A través de esta red electrónica omnipresente, han estado expuestos a la pornografía flagrante y destructiva desde muy temprana edad.

  • Tienden a “[apoyar] el matrimonio gay y los derechos de las personas transgénero… [como] parte de la vida cotidiana. Sería raro que un Z no tuviera un amigo [cercano] de la comunidad LGBT”4. Debido a esta sociabilidad, la delgada línea entre la amistad y la aprobación de la conducta comienza a desdibujarse y a ser difícil de marcar.

  • “Son poscristianos. Casi una cuarta parte” (estos no son nuestros alumnos SUD, pero son de hecho el mundo al cual estamos mirando), “casi una cuarta parte (23 por ciento) de los adultos de Estados Unidos —y un tercio de los milénicos— son ‘nini’, sin ninguna identidad religiosa. Muchos Z están creciendo en hogares donde no hay religión alguna, [dándoles] ninguna experiencia [ni contexto] de religión [en sus propias vidas]”5.

  • Un estudio reciente sobre las actitudes de los adolescentes australianos llegó a los titulares por sus hallazgos de que el 52 por ciento de ellos no se identifica con ninguna religión y solo el 37 por ciento cree en Dios6.

  • El pastor y autor James Emery White ha escrito extensamente sobre sus circunstancias espirituales. Él dijo: “Primero, están perdidos. No están tan solo viviendo y siendo moldeados por un contexto cultural poscristiano. No tienen ni siquiera un recuerdo del Evangelio [o contexto del Evangelio]. El grado de analfabetismo espiritual es simplemente impactante… [Segundo], no tienen líderes. Sus familias brindan poca o ninguna dirección, y aún menos sus intentos de buscar guía en internet”7.

  • Según un artículo publicado en USA Today, la Generación Z es el subgrupo más solitario que se ha conocido en la sociedad8. El artículo citó un estudio de BYU de 2010 que llegó a la conclusión de que “la soledad tiene el mismo impacto en la mortalidad que el fumar 15 cigarrillos al día, lo que la hace aún más peligrosa que la obesidad”9.

  • Alrededor del 53 por ciento de las niñas estadounidenses de 13 años están descontentas con sus cuerpos. Este número aumenta a 78 por ciento cuando las niñas llegan a los 17, incluso las nuestras. Más del 50 por ciento de las adolescentes y el 30 por ciento de los varones adolescentes hacen uso de conductas poco saludables de control de peso, como saltarse comidas, ayunar, fumar, vomitar y tomar laxantes”10.

  • Por último, tienen períodos de concentración breves. Algunos informan que el período de atención promedio de los Z es de unos ocho segundos11. Los habría perdido en los tres primeros puntos que hemos mostrado aquí.

Bien, los maestros de Seminario e Instituto no van a resolver todos estos problemas de la noche a la mañana, pero las Autoridades Generales consideran que ustedes están bien informados, bien preparados, espiritualmente a tono y que tienen una gran capacidad para responder preguntas de este tipo cuando surgen y tratarlas si las tienen en el momento adecuado. Con su contacto entre semana, ustedes son más accesibles a los alumnos que muchos de los otros maestros de la Iglesia, así que sean prudentes en cómo lo hacen, pero estén seguros de que las Autoridades Generales desean y esperan su ayuda —formal e informalmente, en clase y fuera de ella— para enseñar las normas, prácticas y doctrina de la Iglesia.

Manténganse abiertos, en especial manténganse abiertos al Espíritu. Dejen un poco de margen de tiempo en su plan de la lección. Si necesitan acortar un poco la lección para expresar su testimonio y estimular un análisis sobre un tema contemporáneo, háganlo cuando el Espíritu les indique y dicte que es apropiado.

Por supuesto, deben hacer esto sin traspasar sus límites y convertir su función en una de las de los líderes del sacerdocio o de las organizaciones auxiliares, las cuales no les corresponde desempeñar. Caminar por la cuerda floja ha sido un desafío en nuestro sistema desde el principio, y siempre lo será. Se necesita buen juicio y la guía del Espíritu para caminar sobre ella, pero es un desafío que vale la pena aceptar y las Autoridades Generales aclaman sus esfuerzos. Todos son necesarios, y el mensaje en todos los niveles debe ser claro y coherente.

“Y si la trompeta da sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?… [P]rocurad que [los dones espirituales] abunden en vosotros para la edificación de la iglesia”12.

Obviamente, con tales increíbles fuerzas en acción en nuestra época, se requerirá una instrucción del Evangelio tan poderosa que absolutamente nada pueda sacudir la fe o desviar el camino de nuestros jóvenes cuando salgan de su clase y regresen al mundo. Ese tipo de enseñanza es más fácil de decir que de hacer, les aseguro y lo saben, cada uno de nosotros puede ser mejor. Podemos ser maestros más poderosos de lo que somos a veces. Al abordar una tarea tan abrumadora, recuerden este concepto de mi tiempo con ustedes hoy: recuerden que un alumno no es un recipiente que debe llenarse; un alumno es un fuego que debe encenderse.

Imagen
recipiente vacío
Imagen
fósforo encendido

Como maestros del Evangelio, debemos ser incendiarios espirituales. Nuestras lecciones deben ser dispositivos incendiarios. Debemos ser pirómanos, sin la parte de “manos”… solo “piros”. Déjenme explicarles antes de denunciarme ante las Autoridades Generales o la policía, ¿sí?

Siempre me ha impresionado que, en casi todas las situaciones significativas de enseñanza en el Libro de Mormón, la frase que se usa para describir ese momento es que a la persona se le enseñó con “poder y autoridad”13. Ese es mi mayor deseo en mi propia enseñanza, y espero que lo sea en la enseñanza de ustedes.

Por favor, no lo malinterpreten. No estoy hablando de elevar los decibeles de su voz, hacer una presentación teatral, en especial hablo de una emoción falsa. Estoy hablando de algo que es en esencia una cuestión de espíritu, un espíritu que se hará manifiesto de diferentes maneras, tan diferentes como ustedes. Deben ser ustedes mismos. No pueden ser un Bruce McConkie o un Boyd Packer o un Russell Nelson, aunque haríamos bien en preguntarnos por qué esos maestros influyen en nosotros de la manera en que lo hacen. Aprendan todo lo que puedan de los grandes maestros (pasados y presentes) pero, por supuesto, al final deben enseñar naturalmente, enseñar a su manera. Sin embargo, cualquiera sea el enfoque que resulte ser, el resultado debe ser una enseñanza poderosa y con autoridad.

Permítanme usar un par de ejemplos que se encuentran en el Libro de Mormón. Helamán 5 cuenta la historia de Nefi y Lehi, llamados así por sus antepasados lejanos, a quienes se les había encomendado que enseñaran a los lamanitas en la tierra de Zarahemla. Además de enseñar a ese grupo difícil, Nefi y Lehi también se enfrentaron a “los disidentes”, aquellos nefitas apóstatas que se habían ido y se habían unido a los lamanitas en su causa contra los profetas de Dios. No sé ustedes, pero esos dos grupos representan el tipo de audiencia hostil con la cual yo no estaría particularmente ansioso por reunirme a primera hora del lunes. En este punto, los lamanitas eran hostiles, estaban enfadados y estaban llenos de la determinación de obtener retribución de esos nefitas por una pelea, cuyo origen la mayoría de ellos había olvidado hacía mucho tiempo. Y luego, como si eso no fuera suficiente, tienes a los exmormones por Jesús (así usan la palabra “mormones”, yo no), los apóstatas locales que alguna vez estuvieron en un cuórum de presbíteros, que en uno o dos casos pueden haber servido misiones fieles solo para después descarrilarse aplicando esas mismas cosas que una vez les enseñaron {1}contra{2} el reino en lugar de {3}a favor{4} de este. Ellos alguna vez nos enseñaron y ahora enseñan contra nosotros, contra el reino de Dios.

Sin embargo, a esos grupos de las Escrituras tan desafiantes Nefi y Lehi, “predicaron con gran poder, a tal grado que confundieron a muchos de aquellos disidentes que se habían apartado de los nefitas… Y acaeció que [ellos] predicaron a los lamanitas [también] con tan gran poder y autoridad, porque se les había dado poder y autoridad para hablar, y también les había sido indicado lo que debían hablar”14. Ahora, hagamos una pausa por un momento. Hagamos una pausa para reflexionar sobre lo maravilloso que sería si cada maestro del Sistema Educativo de la Iglesia —o en la Iglesia— pudiera saber esas dos cosas: cómo hablar y qué decir cuando lo hace. Eso sería un verdadero don de lenguas, incluso si fuera en su idioma materno. Según lo entiendo, ese es explícitamente el don que se les dio a ellos mientras enseñaban. “[S]e les había dado poder y autoridad para hablar, y… lo que debían hablar… por lo tanto, hablaron, para el gran asombro de los lamanitas”15.

Esa palabra, asombro, ¿les suena de algún relato anterior del Libro de Mormón? Consideren Mosíah 27, donde Alma y los hijos de Mosíah “iban aquí y allá rebelándose contra Dios”. Allí, en el versículo 11: “… se les apareció el ángel del Señor; y descendió como en una nube; y les habló como con voz de trueno que hizo temblar el suelo sobre el cual estaban”16.

Imagen
se aparece un ángel a Alma

Perdónenme si los llevo a otro pequeño comentario editorial casi de inmediato. ¿Creen que fue realmente un terremoto con todas las de la ley? ¿Creen que si hubieran plantado una escala de Richter cada 10 metros habría sido un cinco o seis o un ocho o nueve, causando tsunamis en las profundidades y cambiando toda la superficie de la tierra? Quizás; quizás en algún momento. Ciertamente pudo haber sido, pero en este caso en particular con el contexto dado, tendemos a pensar que no. Creo que fue uno de esos terremotos personales que el Señor les envía a las personas, son personalizados. Creo que la tierra tembló para Alma y los hijos de Mosíah, pero quién sabe si se sacudió para alguien más.

Seguro, seguramente han tenido esa experiencia al enseñar una clase. Algo que dijeron golpeó a un alumno con tanta fuerza que él o ella quedó pálido o en lágrimas o ambas cosas, conmovido hasta las profundidades de su alma y, sin embargo, el alumno a su derecha o a su izquierda no parece verse afectado por ello en absoluto. Eso sucede en el campo misional todo el tiempo. Saben eso, ¡lo han hecho! Un compañerismo está enseñando a una familia en un complejo de apartamentos en algún lugar. Tienen una lección impactante y conmovedora con una pareja que levanta al Apartamento 106 del suelo, pero la gente de al lado, en el 105, está dichosamente mirando American Idol y las personas del 107 están tratando de encontrar el resultado del juego entre los Green Bay Packers y los San Francisco 49ers. No estoy seguro de que se puedan prometer terremotos tipo escala Richter, geológicamente hablando, pero creo que el Señor y las Escrituras ciertamente pueden prometerles terremotos personales que cambiarán a un alumno hasta lo más profundo de su ser. Pero perdónenme, ¡me voy del tema!

Continuando con el versículo 12 de Mosíah 27:

“… tan grande fue [el] asombro” de Alma y los hijos de Mosíah, “tan grande fue su asombro que cayeron por tierra, y no comprendieron las palabras que [el ángel] les habló…

“Y luego Alma y los que estaban con él cayeron al suelo otra vez, porque grande fue su asombro; pues con sus propios ojos habían visto a un ángel del Señor; y su voz fue como trueno, que conmovió la tierra

“Ahora bien, fue tan grande el asombro de Alma que quedó mudo, de modo que no pudo abrir la boca; sí, y quedó tan débil que no pudo mover las manos”17.

Lo que pienso, ruego y espero que pueda llegar al Sistema Educativo de la Iglesia es una enseñanza realmente asombrosa. Debemos asombrar a esos alumnos y hacerlo con el “poder y autoridad de Dios”18 que se le da a un maestro, ya sea profesional o voluntario, que enseña el evangelio de Jesucristo con audacia y honestidad. ¿Saben de dónde proviene la palabra asombrar? No sé qué es en egipcio reformado o en hebreo, pero en inglés es tomada de la palabra “tonare”, que significa trueno1.

¿Les ayuda esto a entender por qué más adelante, después de esta conversión, Alma diría: “¡Oh, si fuera yo un ángel y se me concediera el deseo de mi corazón, para salir y hablar con la trompeta de Dios, con una voz que estremeciera la tierra, y proclamar el arrepentimiento a todo pueblo!”?

“Sí, declararía yo a toda alma, como con voz de trueno, el arrepentimiento y el plan de redención: Que deben arrepentirse y venir a nuestro Dios, para que no haya más dolor sobre toda la superficie de la tierra”20.

Bueno, queridos amigos de SEI, es bastante obvio por qué Alma desea tener una influencia angelical, una voz de trueno que suene como la trompeta de Dios y estremezca la tierra. Es simple: ¡lo que funcionó para él seguramente puede funcionar para otros! Alumnos tendidos sobre sus espaldas arrepintiéndose durante tres días, una purificación tan grandiosa que no podrían ni se atreverían a desviarse de su impacto, vidas total y completamente dedicadas a la edificación del reino de Dios para siempre. Esa es una enseñanza poderosa. Nos damos cuenta, como lo hizo Alma, de que no somos ángeles y que no tendremos ese impacto cada vez que enfrentemos a un grupo de alumnos. Pero lo mejor de nuestros llamamientos y profesiones en SEI es que tenemos la posibilidad de tratar de hacerlo, hablando en sentido figurado, y tenemos repetidas oportunidades en el aula para intentarlo.

Imagen
Nefi y Lehi profetizan a los lamanitas

Ahora, volvamos a Helamán 5. Recuerden que Nefi y Lehi no eran ángeles tampoco, sino simplemente buenos maestros mortales con una misión y un mensaje y quienes enseñaban con “gran poder y autoridad”. Estos dos vieron a 8000 lamanitas “bautizados para arrepentimiento” que entraron en la Iglesia de Dios21. Recuerdan el relato, con fuego descendiendo del cielo y la llama del Espíritu ardiendo en su interior, toda esta reunión de “alumnos” sintió su alma encendida por la verdad. En mi experiencia, 8000 sería un informe semanal bastante bueno para cualquier compañerismo en cualquier misión en cualquier lugar del mundo.

¿Podrían dedicarme un momento más para hablar de un maestro más, quien no solo hizo arder su alma sino que pagó el precio final por su servicio cuando se prendió fuego a su cuerpo?

Abinadí ha sido, desde mi juventud, uno de mis profetas más admirados de todos nuestros libros canónicos. Abinadí aparece en la escena como un completo desconocido, sin reclamar herencia profética ni revelar ninguna línea familiar famosa. Con las cosas degenerándose en la obstinada colonia de Zeniff, Abinadí es comisionado a llamar al arrepentimiento al hijo y patético sucesor de Zeniff, el rey Noé. Ya conocen el relato.

De inmediato, Noé dicta una sentencia de muerte y Abinadí se ve obligado a huir. Después de estar escondido dos años, Abinadí nuevamente da un paso adelante para enseñar y testificar. Me detengo aquí para sonreír ante la aparente inocencia infantil de este profeta en todo esto. Ha estado en total aislamiento durante 24 meses, ahora lleva un disfraz para darle más anonimato y, sin embargo, a su regreso, la primera frase que sale de su boca es: “Así me ha mandado el Señor, diciendo: Abinadí, ve y profetiza”22. En este punto, me debo preguntar acerca de la eficacia del disfraz, pero ciertamente no nos preguntamos acerca de su fe y determinación.

Profetizando de manera audaz contra las abominaciones del rey Noé y su corte, Abinadí es arrestado y finalmente presentado ante el mismo tribunal que él había estado condenando. Interrogado sin piedad por ese concilio, el poderoso profeta “les respondió intrépidamente e hizo frente a todas sus preguntas… y los confundió en todas sus palabras”23. Luego, pasando de la defensa a la ofensiva, comienza unos cinco capítulos y medio de doctrina que se clasifican entre los más poderosos de todo el Libro de Mormón. Apenas había comenzado cuando Noé, lleno de culpa y odio, ordena que lo maten.

Imagen
Abinadí testifica a la corte del rey Noé

Todo esto es para preparar la escena que está grabada para siempre en mi alma, no de la forma en la que Arnold Friberg la retrató en su maravilloso cuadro 24, pero parecida. Como prisionero, Abinadí ciertamente habría estado atado, con algún tipo de grilletes de la época. Su edad no la conocemos. Friberg lo pintó como un hombre mayor (o anciano), pero el texto no dice eso. No sé cuántos años tenía. ¿Era físicamente fuerte? No lo sé, pero acaba de pasar por dos años de estar recluido y probablemente no había muchos alimentos. Piensen en Elías siendo alimentado por cuervos25. ¿Alguna vez vieron la garra de un cuervo? No creo que, en vuelo, esos pequeños compañeros alados llevaran muchas órdenes súper grandes de nada. No lo sabemos, pero tal vez Abinadí estaba hambriento, cansado y al menos un poco débil físicamente debido a sus circunstancias.

“Llevaos a este individuo, y matadlo”, grita el rey Noé, “porque, ¿qué tenemos que ver con él?…

“Y avanzaron y trataron de echarle mano; mas él los resistió, y les dijo:

“No me toquéis, porque Dios os herirá si me echáis mano, porque no he comunicado el mensaje que el Señor me mandó que diera…

“porque el Espíritu del Señor estaba sobre él, y su rostro resplandecía con un brillo extraordinario, aun como el de Moisés en el monte de Sinaí, mientras hablaba con el Señor.

“Y habló Abinadí con poder y autoridad de Dios”26.

“Poder y autoridad”. Ahí está otra vez. Cuando comencé a escribir este discurso y quise usar a Abinadí, no recordé o quizás no sabía, que este relato terminaba con esa misma frase, que enseñó con poder y autoridad Amigos, una cosa es leer un poco de tinta en una página, pero otra es verlo con los ojos de nuestra mente y oírlo en nuestro corazón como con voz de trueno: “No me toquéis, porque Dios os herirá si me echáis mano”27. Casi nunca puedo leer estas palabras sin llorar. Aún suena con tanta majestuosidad, tanto valor y fortaleza monumental en mi corazón No hay indicios de que gritara. No hay indicios de que moviera un solo músculo. Bajo guardia armada y encadenado, ciertamente no podría haber hecho nada. Pero, aparentemente, lo que dijo y cómo lo dijo funcionó. Digo “aparentemente” porque no hay ningún indicio de que ninguno de esos guardias hiciera ni un solo esfuerzo por expulsarlo, ni el rey Noé ni ninguno de sus sacerdotes dijeron otra palabra durante otros cuatro capítulos fascinantes.

Bueno, no podemos reflexionar sobre todos los maravillosos ejemplos de ese tipo de enseñanza en las Escrituras, pero están por todas partes. Invito a cada uno de nosotros a buscarlos, reflexionar sobre ellos y pedirnos una porción de ese don relacionado con nuestros llamamientos.

Este tipo de enseñanza es una tarea exigente para hacer y muy esquiva. Si supiera cómo enseñar de esa manera, ciertamente sería más exitoso al hacerlo. Pero esto sí sé: a menos que se sientan apasionados por algo, no pueden, jamás de los jamases, hacer que sus alumnos se sientan apasionados por ello. ¿Lo repito? A menos que se sientan apasionados por algo, no pueden esperar que sus alumnos se sientan apasionados por ello. Por supuesto, la fuente máxima de esa pasión es lo que se dijo de Abinadí: “… porque el Espíritu del Señor estaba sobre él, y su rostro resplandecía con un brillo extraordinario”28.

Si el Espíritu es la clave para una enseñanza asombrosa, y lo es, existe un gran riesgo al hablar usando viejas anotaciones o usar los ejemplos de otros maestros, o hablar monótonamente sobre uno de los discursos de la conferencia general. Todos esos son buenos en su propio lugar y espectaculares cuando se dieron originalmente, así que usen todo lo que puedan en todo momento para dar vida y variedad a su enseñanza; pero lo más importante será cómo se sientan cuando pronuncien las palabras. Nada va a sustituir eso. “¡Oh, si fuera yo un ángel… para salir y hablar… con una voz que estremeciera la tierra!”29. Recuerden: un alumno no es un recipiente que debe llenarse; un alumno es un fuego que debe encenderse. Y si lo hacemos realmente bien, podríamos ser dignos un día de encontrarnos con lo que fueron quemados en la hoguera, precisamente por esa habilidad de golpear pedernal contra acero y obtener una llama. Salgan, ángeles de gloria a todo el mundo, y asombren a sus alumnos —conscientes de la audiencia a quien están hablando— vayan por favor y asombren a sus alumnos. Doy testimonio de la divinidad de esta obra. Doy testimonio de la divinidad de sus llamamientos. Mis amados hermanos y hermanas, esta es la obra del Dios Todopoderoso. No he dedicado mi vida a un cuento de hadas. No he dado mi vida, ni ustedes la suya, a lo que Pedro dijo que se nos acusaría, que perseguiríamos falsedad, un cuento, un ardid astutamente armado. Esta es la verdad. Esta no es una fábula astutamente inventada. He dado mi vida, ustedes están dando la suya, las mejores personas que conozco han dado y dan sus vidas. Esta es la verdad del Dios Todopoderoso y ruego que Él los bendiga para siempre en su enseñanza de ellos. En el nombre de Jesucristo. Amén.