Enseñar y testificar de las verdades del Evangelio

Ayudar a otras personas a adquirir conocimiento espiritual

Enseñe la doctrina con sencillez y claridad, según las Escrituras y lo que han revelado los profetas modernos.

Sugerencias

  • Antes de que surjan las preguntas, procure comprender las respuestas apropiadas a las preguntas del Evangelio a fin de poder responder con confianza, claridad y precisión.

  • Si usted no sabe una respuesta, siéntase en libertad de decir: “No lo sé”; no obstante, transmita a sus alumnos la seguridad de su testimonio de las verdades que sí conoce y su deseo de ayudarles a buscar las respuestas.

  • Al responder los interrogantes de los alumnos, lea de las Escrituras y las palabras de los profetas. Testifique que el poder de la palabra de Dios los guiará y protegerá a medida que procuren adquirir conocimiento espiritual.

Recursos adicionales

En 1938, el presidente J. Reuben Clark Jr. (1871–1961), hablando en representación de la Primera Presidencia, dio el siguiente consejo a los maestros:

“El interés principal de ustedes y casi su único deber es enseñar el evangelio del Señor Jesucristo… Deben enseñar este Evangelio, usando como recurso y autoridad los libros canónicos de la Iglesia y las palabras de aquellos a quienes Dios ha llamado para dirigir a Su pueblo en estos últimos días. Ustedes no deben… mezclar en su trabajo su propia filosofía particular, no importa cuál sea su origen o cuán agradable o racional les parezca…

“Ustedes no deben… cambiar las doctrinas de la Iglesia ni modificarlas de la forma en que se declaren en los libros canónicos de la Iglesia y por aquellos cuya autoridad es declarar la voluntad e intención del Señor a la Iglesia” (J. Reuben Clark Jr., El curso trazado por la Iglesia en la educación, edición revisada, 1994, pág. 11).

El élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó que cuando otras personas pregunten acerca de la Iglesia o sus doctrinas, los miembros deben estar preparados para responder con “explicaciones claras y sencillas que presenten la Iglesia tal como es actualmente a los que tengan curiosidad en cuanto a los puntos básicos sobre la Iglesia” (M. Russell Ballard, “Fe, familia, hechos y frutos”, Liahona, noviembre de 2007, pág. 25).

El élder Paul V. Johnson, de los Setenta, ofreció el siguiente consejo:

“Sin importar cuán difícil sea, todos tenemos que aprender a reconocer que no sabemos las respuestas a todas las preguntas. No tiene nada de malo que un alumno vea que el maestro no sabe todas las respuestas, lo importante es que sepa las respuestas básicas y que tenga un fuerte testimonio. Cuando el ángel le preguntó a Nefi si comprendía la condescendencia de Dios, él respondió: ‘Sé que ama a sus hijos; sin embargo, no sé el significado de todas las cosas’ (1 Nefi 11:17). Aun si no sabemos la respuesta a una pregunta, podemos recordar a nuestros alumnos las cosas que sí sabemos” (véase Paul V. Johnson, “Un modelo para aprender temas espirituales” [Transmisión vía satélite de Seminarios e Institutos de Religión, 7 de agosto de 2012]).

El élder Kim B. Clark, de los Setenta, enseñó que el Dominio de la doctrina “les enseña la manera del Señor de aprender profundamente cualquier clase de conocimiento y en cualquier momento de la vida. El aprendizaje es profundo cuando incrementa nuestro poder para hacer tres cosas: (1) saber y comprender; (2) actuar de manera eficaz y recta; y (3) llegar a ser más como nuestro Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo. El aprendizaje profundo debe hacerse a la manera del Señor, mediante el poder del Espíritu Santo y mediante el estudio activo y diligente y el enseñarse unos a otros, asistidos por la gracia de Jesucristo. Eso es verdad para cualquier tipo de conocimiento y para cualquier época de la vida”(Kim B. Clark, “El dominio de la doctrina y el aprendizaje profundo” [una velada con una Autoridad General, 17 de febrero de 2017]).

Ayude a los alumnos a analizar las preguntas en el contexto del Plan de Salvación y del evangelio de Jesucristo, y en el contexto histórico apropiado.

Sugerencias

  • Al analizar inquietudes, ayude a los alumnos a reconocer claramente la “filosofía del mundo” que se relaciona con su duda y luego ayúdelos a considerarla a la luz de lo que sabemos del plan de Dios y de los principios que se dan en las Escrituras y en las enseñanzas de Sus profetas vivientes.

  • Repase y enseñe los principios y las prácticas de cómo adquirir conocimiento espiritual de una manera que invite al Espíritu Santo a ser parte de la conversación.

Recursos adicionales

El élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

“Debido a que conocemos este plan y otras verdades que Dios ha revelado, partimos de suposiciones diferentes de quienes no comparten nuestro conocimiento. Como resultado, llegamos a conclusiones diferentes en muchos asuntos importantes que otras personas solo juzgan basándose en sus opiniones de la vida terrenal…

“Sugiero que quizá sea preferible que nuestros jóvenes se abstengan de discutir con sus compañeros sobre… afirmaciones y propuestas [que sean contrarias al Plan de Salvación de Dios]. Por lo general, será mejor que determinen cuáles son las ideas o suposiciones mundanas implícitas en las aseveraciones que les presentan y luego mencionar las diferentes creencias o premisas que guían la manera de pensar de los Santos de los Últimos Días…

“Cuando empezamos comparando las prácticas y propuestas modernas con lo que sabemos del plan de Dios, con las premisas dadas en la palabra de Dios y con las enseñanzas de Sus profetas vivientes, debemos saber que nuestras conclusiones diferirán de las de las personas que no piensan de ese modo. Pero somos firmes en esto porque sabemos que ello nos dará seguridad eterna” (véase Dallin H. Oaks, “Cual es su pensamiento en su corazón”, Una velada con una Autoridad General, Sistema Educativo de la Iglesia, 8 de febrero de 2013).

El élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó que “las preguntas espirituales merecen respuestas espirituales de Dios” (Neil L. Andersen, “José Smith”, Liahona, noviembre de 2014, pág. 28).

Testifique de los principios que ha enseñado y exprese confianza en la promesa del Señor de que proporcionará revelación personal.

Sugerencias

  • Comparta con los alumnos la forma en que el Señor ha respondido las preguntas e inquietudes que usted ha tenido, y exprese confianza en que Él los bendecirá con revelación personal a medida que sean obedientes y busquen la verdad con oración.

  • Cuando dé testimonio de los principios que ha enseñado, incluya su testimonio del amor y la bondad de nuestro Padre Celestial y de la expiación de Jesucristo. Ore en su corazón y pida que los alumnos sientan el testimonio confirmador del Espíritu Santo.

Recursos adicionales

El presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia, testificó: “Les prometo que al escuchar el testimonio de ustedes y el testimonio de aquellos creyentes que escribieron las Escrituras, y por medio de la oración ferviente, [a los alumnos] se les conmoverá el corazón y creerán en el Señor Jesucristo” (Henry B. Eyring, “And Thus We See: Helping a Student in a Moment of Doubt” [“Y así vemos: Cómo ayudar a un alumno en un momento de dudas”], Una velada con una Autoridad General, 5 de febrero de 1993, pág. 9).