Principio de autosuficiencia 9: Persevere

28 March 2016

Aprenda por qué la perseverancia es un principio clave del éxito y de la autosuficiencia.

Cuando pensamos en el rey Benjamín, a menudo recordamos su famoso discurso: un gran resumen del Evangelio, la misión de Jesucristo y nuestras obligaciones como Sus discípulos. Sin embargo, tal vez no recordemos los logros que el rey Benjamín alcanzó cuando era más joven. Él había heredado un reino plagado de conflictos y divisiones. Unir al pueblo bajo el estandarte de Cristo requirió muchísimo trabajo y perseverancia. Mormón nos dice:

Sin embargo, ¿por qué es la perseverancia tan escurridiza para algunos y a la vez parece ser un hábito para otros?

Existen muchas razones por las que algunas personas podrían tener más dificultades para perseverar: la falta de recursos, no tener una familia o grupo de apoyo, o alguna otra condición que dificulte el aprendizaje. En un estudio para educadores intitulado “Promoting Grit, Tenacity, and Perseverance—Critical Factors for Success in the 21st Century” [Cómo promover la determinación, la tenacidad y la perseverancia: Factores fundamentales del éxito en el siglo XXI], el Departamento de Educación de los Estados Unidos determinó estos factores fundamentales para desarrollar la perseverancia:

En ocasiones tal vez nos sintamos como un salmón que nada en contra de la corriente. Puede ser desalentador, y dejar de intentarlo es dejarse arrastrar por la corriente. Sin embargo, como dijo el presidente Thomas S. Monson:

Para recuperarnos de un fracaso debemos ser sinceros con nosotros mismos. Debemos preguntarnos: “¿Qué hice mal?”, sin importar cuán injustamente pensemos que se nos haya tratado o qué tan fuera de nuestro control estaban las circunstancias. Nos recuperamos de los errores cuando desarrollamos la disciplina de dar cuenta de nuestras acciones.

Asimismo desarrollamos la perseverancia cuando aprendemos a tener una perspectiva amplia. La razón por la que los salmones siguen nadando en contra de la corriente es que saben que más adelante hay un lugar seguro para desovar. Nuestro deseo de progresar en este mundo debería ser así de fuerte porque sabemos que al final de las corrientes y los reveses nos espera el abrazo de nuestro Padre Celestial. Él nos ha dado el Espíritu Santo para consolarnos y guiarnos. Al orar para desarrollar esas habilidades y al implementar un plan de acción, Dios bendecirá nuestros esfuerzos por llegar a ser más semejantes a Él.