Nosotros seguimos a Jesucristo

Los profetas y los apóstoles testifican de que Jesús es el Cristo y que como Santos de los Últimos Días, es nuestro deber aprender de Él, seguirlo y guardar Sus mandamientos. Nuestro testimonio, como el de José Smith, es que Él vive (véase D. y C. 76:22). Cada Santo de los Últimos Días debe ser un discípulo devoto del Hijo de Dios.

“[Jesucristo] es el centro de todo lo que hacemos, de todo lo que esperamos ser”, dice el élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles. “Todos nuestros sueños y aspiraciones futuras están centrados en nuestra creencia en Jesucristo, así como en nuestro deseo de conocer Sus enseñanzas y de esforzarnos por guardar Sus mandamientos”.

Lo que la Iglesia es realmente

Agregó: “Permítanme explicar lo que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es realmente. Comenzaremos con aquellos principios comunes que… todos los cristianos aceptan, que Jesús es el Cristo, que él es el Hijo de Dios, Él es nuestro Salvador, Él es nuestro Redentor, y lo amamos. Pero ahora ha habido información adicional, Escrituras adicionales, guía adicional, que se nos ha concedido por medio de la Restauración”.

El élder Ballard explica que el Evangelio como el Salvador lo estableció en Su día se perdió con el tiempo, pero que ha sido restaurado en estos últimos días y se encuentra en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El nombre de la Iglesia revela el centro cristiano de sus valores y de sus miembros.

“El nombre que el Salvador ha dado a su Iglesia nos indica exactamente quiénes somos y lo que creemos. Creemos que Jesucristo es el Salvador y Redentor del mundo. Él expió los pecados por todos los que se arrepienten de ellos, y Él quebrantó las ataduras de la muerte y proporcionó la resurrección de los muertos. Nosotros seguimos a Jesucristo”.

Como Santos de los Últimos Días, “debemos estar dispuestos a permitir que los demás sepan a quién seguimos y a qué Iglesia pertenecemos: la Iglesia de Jesucristo. Ciertamente queremos hacer esto en el espíritu de amor y testimonio. Queremos seguir al Salvador al declarar sencilla y llanamente, pero con humildad, que somos miembros de Su Iglesia”.

Discípulos devotos del Hijo de Dios

El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, declara que las doctrinas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son las mismas que las creencias de los primeros santos cristianos, que fueron testigos de Cristo.

“Ahora bien, a todo aquel que me escuche y que se haya preguntado si somos cristianos”, dice: “le expreso este testimonio. Testifico que Jesucristo es el Hijo literal y viviente de nuestro Dios literal y viviente. Este Jesús es nuestro Salvador y Redentor, quien, bajo la guía del Padre, fue el Creador de los cielos y la tierra y de todas las cosas que en ellos hay. Testifico que nació de una madre virgen, que a lo largo de Su vida efectuó grandes milagros, siendo testigos de ello muchos de Sus discípulos, así como Sus enemigos.

Cristo es el Salvador

“Testifico que Él tuvo poder sobre la muerte porque era divino, pero que estuvo dispuesto a someterse a la muerte por nosotros, porque por un tiempo también Él fue mortal. Declaro que al someterse voluntariamente a la muerte, tomó sobre Sí los pecados del mundo, pagando un precio infinito por cada dolor y enfermedad, cada pena y desdicha desde Adán hasta el fin del mundo. Al hacerlo, conquistó la tumba físicamente, así como el infierno espiritualmente, y liberó a la familia humana.

“Testifico que literalmente fue resucitado de la tumba y que, después de ascender a Su Padre para terminar el proceso de esa Resurrección, apareció en varias ocasiones a cientos de discípulos en el Viejo y el Nuevo Mundo. Sé que Él es el Santo de Israel, el Mesías que un día volverá en su gloria final, para reinar en la tierra como Señor de señores y Rey de reyes. Sé que no hay ningún nombre dado debajo del cielo por el cual el hombre pueda salvarse, y que sólo al confiar íntegramente en Sus méritos, misericordia y gracia eterna podemos alcanzar la vida eterna”.