El ejemplo de Joseph F. Smith

La vida y el ministerio de Joseph F. Smith (1838–1918, sexto Presidente de la Iglesia) proporcionan un ejemplo ilustrativo de cómo el Señor prepara a hombres justos para ser líderes en la Iglesia, dijo el élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles.

Durante un simposio de historia de la Iglesia, el élder Ballard, que es bisnieto de Joseph F. Smith, narró la historia de su bisabuelo. Después de presentar a Joseph F. Smith como su héroe, el élder Ballard describió la notable vida y enseñanzas del profeta: “Su vida es un legado de fe que todos deberíamos imitar… Ningún líder ha sido más querido como apóstol y presidente de la Iglesia tanto por miembros como por desconocidos por igual”.

Patrimonio de fe

Siendo el último profeta que conoció a su tío José Smith personalmente, Joseph F. Smith creció con un rico patrimonio, “del [cual] recibió la sangre fiel y creyente que fluía por sus venas”, dijo el élder Ballard.

Dio una breve reseña de la vida del presidente Smith, comenzando con las profecías de Lehi en el Libro de Mormón sobre José Smith, el profeta de la Restauración. Dijo que miembros dedicados y fieles de la familia crearon un legado para Joseph F. Smith.

“Esta sangre creyente de la familia Smith y la familia Mack fluyó a través de las venas de sus hijos”, dijo el élder Ballard. “Seguramente el Señor estaba preparando a la familia del Profeta para reconocer la verdad y aceptar la responsabilidad de apoyar a José en su llamamiento de restaurar la plenitud del Evangelio de Jesucristo a la tierra”, señaló el élder Ballard.

“Pero, ¿por qué es importante entender al menos esto acerca de la fe y la confianza en Dios de los antepasados de Joseph F. Smith? Es debido a la herencia fiel en la que fue criado que él era tan susceptible a la inspiración del espíritu, mediante el cual obtuvo un testimonio inquebrantable”, indicó el élder Ballard.

El creer en Jesucristo

Cuando era niño, Joseph F. vivió el martirio de su padre, Hyrum, y de su tío José Smith.

“El recuerdo de la muerte de un padre amado y un tío adorado a tan tierna edad debe haber regresado muchas veces a la mente de Joseph F., haciendo firme en su mente el espíritu eterno del hombre”, dijo el élder Ballard. “[Joseph F. Smith] dijo: ‘Se me enseñó a creer en la divinidad de la misión de Jesucristo; lo aprendí de mi padre, del profeta José Smith, de… mi madre y todos los días de mi niñez y a lo largo de toda mi vida, me he apegado a esa creencia”.

A la edad de 15 años, Joseph F. fue llamado a servir en una misión de cuatro años en Hawái, donde enfrentó desafíos y tuvo responsabilidades que le prepararían para el liderazgo de la Iglesia.

“He pensado desde entonces que la misión cuando era un muchacho en Hawái inició al presidente Joseph F. Smith en una vida de servicio”, dijo el élder Ballard, “incluso cinco misiones para la Iglesia, ya sea como misionero o como presidente de misión, por un total de 13 años y como defensor de los Santos, permaneciendo al lado de Porter Rockwell y muy probablemente el abuelo de mi padre, Henry Ballard, cuando interceptaron el ejército de Johnston ”.

Legado profético

Joseph F. Smith sirvió 52 años en los consejos presidentes de la Iglesia como miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, como consejero en la Primera Presidencia y como Presidente de la Iglesia. También presidió el Templo de Salt Lake, la Escuela Dominical y la Asociación de Mejoramiento Mutuo de Hombres Jóvenes. Su administración de los asuntos financieros libró a la Iglesia de una deuda significativa. Comenzó la adquisición de sitios históricos, edificó centros de visitantes y un centro de información en la Manzana del Templo en Salt Lake City, y autorizó la construcción del Edificio de la Administración de la Iglesia y el Hotel Utah.

El élder Ballard explicó que el presidente Smith fue un visionario práctico, un edificador, un misionero audaz y un testigo de la Restauración. Como maestro del Evangelio hizo el plan de salvación claro y comprensible para todos los que leen sus discursos, dijo el élder Ballard, introdujo las noches de hogar como el lugar donde se enseña mejor el Evangelio. Hizo avanzar a la Iglesia durante un tiempo de dificultades extremas.

Santificar el hogar

Pero en medio de todo eso, dijo el élder Ballard, nada era más importante o precioso para el presidente Smith que su familia.

El éder Ballard citó al presidente Smith: “No puede haber felicidad genuina aparte y separada del hogar, y todo empeño que se haga por santificar y preservar su influencia ennoblece a quienes se esfuercen y se sacrifiquen por establecerlo …

“Es el hogar lo que debe reformarse. Hoy, mañana, procuren efectuar un cambio en su hogar orando dos veces por día con su familia; llamen a sus hijos y a su esposa para que oren con ustedes… Hagan que abunden en su familia el amor y la paz, el Espíritu del Señor, la bondad, la caridad, el sacrificio en bien de los demás.”