‘Ora siempre’


Durante uno de sus discursos de la conferencia general de octubre de 2011, el presidente Thomas S. Monson advirtió que el mundo se ha apartado demasiado de las cosas espirituales y habló sobre la importancia de comunicarse con el Padre Celestial por medio de la oración. En un discurso de una conferencia general que dio en el 2007, el élder Richard G. Scott del Quórum de los Doce Apóstoles también hizo hincapié en la importancia de la súplica ferviente y diaria y la comunicación con el Padre Celestial.

“Como medio para estar en el mundo pero no ser del mundo, es necesario que nos comuniquemos con el Padre Celestial por medio de la oración”, dijo el Presidente Monson. “Él quiere que lo hagamos; Él contestará nuestras oraciones. Como se registra en 3 Nefi 18, el Salvador nos amonestó a ‘velar y orar siempre, no sea que entréis en tentación; porque Satanás desea poseeros…

“‘Por tanto, siempre debéis orar al Padre en mi nombre;

“‘y cualquier cosa que pidáis al Padre en mi nombre, si es justa, creyendo que recibiréis, he aquí, os será concedida’”.

Lecciones de su juventud

El presidente Monson contó la historia de cómo obtuvo un testimonio del poder de la oración a los 12 años.

“Había trabajado arduamente para ganar dinero y había podido ahorrar cinco dólares. Eso fue durante la Gran Depresión, cuando cinco dólares eran una suma considerable de dinero, en especial para un niño de 12 años. …Sé que había planeado comprar algo específico con los cinco dólares, pero después de todos estos años no recuerdo lo que era; sólo recuerdo lo importante que el dinero era para mí”.

En ese momento, su familia no tenía una máquina de lavar ropa y cada semana mandaban la ropa para que la lavaran. Una semana, mandaron a la lavandería sus pantalones vaqueros con su billete de cinco dólares.

“Cuando me di cuenta de lo que había pasado, estaba desesperado. Sabía que en la lavandería siempre revisaban los bolsillos antes de lavar la ropa. Si no encontraban y sacaban el dinero de mi bolsillo en ese momento, sabía que era casi seguro que se caería del bolsillo al lavar el pantalón y que un empleado de la lavandería se quedaría con él porque no sabría a quién devolvérselo, aun cuando quisiera hacerlo. Las posibilidades de recuperar mis cinco dólares eran muy remotas, hecho que mi madre confirmó cuando le dije que había dejado el billete en mi bolsillo.

“Yo quería el dinero; necesitaba el dinero; había trabajado arduamente para ganarlo. Me di cuenta de que había una sola cosa que podía hacer. En mi desesperación, me dirigí a mi Padre en los Cielos y le rogué que de alguna manera mantuviera el dinero seguro en el bolsillo hasta que nos devolvieran la ropa mojada.

“Después de dos días muy largos, cuando vi que se acercaba la hora en que la camioneta que traía la ropa llegaba, me senté junto a la ventana a esperar. Cuando la camioneta se detuvo junto a la acera, mi corazón latía muy fuerte. Apenas entraron la ropa mojada a casa, tomé mis pantalones y corrí a mi cuarto. Revisé los bolsillos con las manos temblando. Cuando no encontré nada de inmediato, pensé que todo estaba perdido; entonces mis dedos tocaron el billete mojado de cinco dólares. Lo saqué del bolsillo y me inundó un gran alivio. Ofrecí una oración sincera de agradecimiento a mi Padre Celestial, pues sabía que Él había contestado mi oración.

“Desde aquel entonces hace tiempo, se me han respondido innumerables oraciones. No ha pasado ni un día sin que yo me comunique con mi Padre Celestial mediante la oración. Es una relación que atesoro, una sin la cual estaría literalmente perdido. Si no tienen ese tipo de relación con su Padre Celestial, los insto a que trabajen para lograr esa meta. Al hacerlo, tendrán derecho a recibir Su inspiración y Su guía en la vida, las cuales cada uno de nosotros necesita para sobrevivir espiritualmente en nuestra estadía aquí sobre la tierra. Esa inspiración y esa guía son dones que Él nos da gratuitamente, si simplemente las buscamos. ¡Y qué tesoro valioso son! …

“Mis amados hermanos y hermanas, la comunicación con nuestro Padre Celestial, incluso nuestras oraciones hacia Él y Su inspiración para con nosotros, es necesaria a fin de superar las tormentas y las pruebas de la vida. El Señor nos extiende la invitación: ‘Allegaos a mí, y yo me allegaré a vosotros; buscadme diligentemente, y me hallaréis’. A medida que lo hagamos, sentiremos Su Espíritu en la vida, el cual nos dará el deseo y el valor de permanecer firmes en rectitud, de ‘[permanecer] en lugares santos y no [ser] movidos’”.

Élder Richard G. Scott: El don supremo de la oración

“La oración es el don supremo que nuestro Padre Celestial ha dado a toda alma”, dijo el élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles.

“Piensa en ello: el absoluto Ser Supremo, el Personaje más omnisciente, el más omnipresente y el más poderoso nos alienta a ti y a mí, insignificantes como somos, a conversar con Él como nuestro Padre. En realidad, en virtud de que sabe con cuánto apremio necesitamos Su guía, Él ordenó: ‘…te mando que ores vocalmente así como en tu corazón; sí, ante el mundo como también en secreto; así en público como en privado’.

“Sin importar cuáles sean nuestras circunstancias, ya sea que seamos humildes o arrogantes, pobres o ricos, libres o esclavos, eruditos o iletrados, amados o ignorados, todos podemos dirigirnos a Él. No tenemos que pedir turno. Nuestra súplica puede ser breve o durar todo el tiempo que se requiera. Puede ser una larga expresión de amor y de gratitud o un ruego apremiante para solicitar ayuda. Él ha creado universos incontables y los ha poblado con mundos. Aún así, tú y yo podemos hablar con él personalmente, y Él siempre nos contestará …

“No te preocupes si expresas con torpeza lo que sientes, sólo habla a tu compasivo y comprensivo Padre. Tú eres Su preciado hijo a quién Él ama plenamente y desea ayudar. A medida que ores, ten en cuenta que el Padre Celestial está cerca y te escucha.

“Para mejorar tu forma de orar, aprende a hacer las preguntas correctas. En lugar de pedir lo que tú quieres, busca honradamente lo que Él desea para ti. Entonces, a medida que aprendas Su voluntad, ora para obtener la fortaleza para cumplirla.

“Si alguna vez te has sentido distanciado de nuestro Padre Celestial, las razones podrían ser muchas. Sin importar la razón, a medida que sigas suplicando ayuda, Él te guiará para que hagas aquello que restaurará en ti la certeza de que está cerca. Ora aun cuando no tengas el deseo de hacerlo. En ocasiones, al igual que un niño, no te has comportado bien y piensas que no debes acercarte a tu Padre para plantearle un problema. Ese es el momento en el cual tienes que orar más. Nunca pienses que eres indigno de orar.

“Me pregunto si alguna vez hemos comprendido realmente el poder inmenso de la oración hasta no habernos encontrado ante un problema abrumador y urgente, y habernos sentido incapaces de resolverlo. Entonces acudimos a nuestro Padre, reconociendo humildemente nuestra total dependencia de Él. En ese caso, es de gran ayuda buscar un lugar apartado, donde poder expresar nuestros sentimientos en voz alta por el tiempo necesario y tan intensamente como lo consideremos preciso”.